* Positivos resultados de nuevo Pico y Placa
** No aflojar en una estrategia muy compleja
Los resultados del primer mes del nuevo sistema de restricción al tránsito vehicular en la capital del país son positivos. Según los datos revelados ayer por la Secretaría de Movilidad, la modificación en el Pico y Placa, basado ahora en el último número par o impar de la placa de los automotores particulares, y que rige durante siete horas al día, permitió que la velocidad promedio en los recorridos en el lapso de mayor tráfico en la mañana haya aumentado en un 17 por ciento y en 28 por ciento en las horas de la tarde durante las que está vigente la prohibición.
En ese orden de ideas, quedan sin piso las críticas y prevenciones que un mes atrás se escuchaban en distintos sectores bogotanos en torno de que se trataba de una medida improvisada, con una motivación política y efectista, que no tenía estudios serios de factibilidad.
La refrendación de estos resultados positivos se encuentra también en el sondeo realizado por la seccional Bogotá de Fenalco, según el cual el 68 por ciento de los comerciantes lo califican como favorable. Entre la ciudadanía capitalina parece haber coincidencia acerca de que el complicado tráfico vehicular en la ciudad experimentó una mejoría en las últimas cuatro semanas. Ello es aún más significativo si se tiene en cuenta que en la segunda quincena de julio se reanudaron las clases en escuelas, colegios y universidades, al tiempo que una cantidad importante de personas regresó a sus labores cotidianas, después del receso vacacional de mitad de año.
Los avances en movilidad vial en la ciudad no sólo se deben a los cambios en la restricción de circulación para los vehículos particulares, sino que también debe tenerse en cuenta el impacto de la eliminación del Pico y Placa que existía para los buses, busetas y colectivos de servicio público. De igual manera sumarse el efecto de la entrada en funcionamiento de una primera etapa del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) en las localidades de Engativá y Fontibón, al tiempo que se dio al servicio la troncal del sistema Transmilenio por la Calle 26, aunque sólo con un reducido número de estaciones.
Obviamente los trancones siguen a la orden del día, sobre todo en las llamadas horas “valle”, cuando los vehículos no tienen restricción. Aunque las estadísticas de la Alcaldía sostienen que en estos lapsos hubo un incremento de la velocidad de un trece por ciento, en algunas zonas de la ciudad las congestiones vehiculares continúan siendo particularmente desesperantes. En estos casos puntuales será necesario implementar medidas más agresivas en materia de diversificar rutas y corredores.
Queda evidente que debe intensificarse la campaña que busca hacer más eficiente el uso del vehículo privado. Que el monitoreo realizado por las autoridades haya detectado que el 63% de los vehículos particulares sólo era ocupado por el conductor, es un indicador preocupante.
Por ahora lo clave es no bajar la guardia. Es necesario activar lo más rápido posible las troncales de buses articulados de la 26 y la Décima. Y urgente destrabar la renegociación de los contratos de la Fase I y buscarle una solución a la insólita y desgastante existencia de dos tarjetas para hacer uso del sistema. En cuanto a la reducción de tarifas que entró a regir ayer, habrá que esperar no sólo que se distribuya mejor el flujo de usuarios, sino que el costo de la rebaja sea sustentable para las arcas del Distrito.
Igual debe acelerarse la entrada en funcionamiento de otras etapas del SITP. Los promedios de chatarrización de buses, busetas y colectivos viejos todavía son deficientes. La depuración del parque de taxis tiene que ser más agresiva. Con más viabilidad en el mediano plazo lo relativo al Tren de Cercanías, tiene que empujarse decididamente este proyecto que une a Bogotá con los municipios circunvecinos. Está claro que lo relativo al Metro Ligero y Metro Pesado aún está en etapa de diseños y factibilidad y hay que avanzar lento pero seguro. Tampoco se puede dejar de lado la urgencia de un arreglo más rápido de la deteriorada malla vial y la mejoría al sistema de semaforización. Se esperan, igualmente, los anuncios sobre cómo desestimular el tráfico vehicular en las zonas más congestionadas…
Como se ve, la tarea es compleja, al tenor de una problemática con similares condiciones. No hay medidas de panacea ni automáticas, sin embargo, lo hecho en los últimos meses marca una hoja de ruta positiva y eficiente en la movilidad capitalina.