Los riesgos del paternalismo estatal
Condiciones a estudiantes y docentes
Los planes del Gobierno para otorgar becas a estudiantes sobresalientes así como a docentes destacados deben ser evaluados más allá de constituir un nuevo intento para mejorar la calidad de la educación en Colombia. Lo más importante es que las variables para la selección de los beneficiados se basan en la clasificación por méritos. En otras palabras, que la idea es apoyar a los estudiantes “más pilos” y a los profesores que muestren los mejores resultados. Esto es clave toda vez que el apoyo del Estado a los sectores más vulnerables debe superar la esfera del mero asistencialismo y exigir de la contraparte, en este caso los destinatarios del plan de becas, que demuestren las calidades suficientes para acceder a las mismas y mantener las ventajas que otorgan. No en pocas ocasiones se ha advertido que la permanencia en el tiempo de subsidios, subvenciones, descuentos y apoyos oficiales a personas y poblaciones con amplias necesidades, puede generar un efecto perverso. Por ejemplo, lamentablemente cada día son más los casos de personas que prefieren no emplearse formalmente o acceder a otras oportunidades de progreso por el temor a ser reclasificados en el Sisben y perder los beneficios que este da a los más pobres.
Situaciones como la descrita son las que han llevado a los tratadistas sobre el objetivo misional de la inversión social y del papel de los Estados para superar las necesidades básicas insatisfechas de los habitantes, a advertir sobre los riesgos del asistencialismo oficial o el paternalismo estatal a ultranza, que se refleja en la entrega de beneficios sin contraprestación, sea cual sea, de sus receptores. Aunque parezca un contrasentido, lo cierto es que hay que evitar que la escala de subsidios y apoyos a los más vulnerables lleve a que una parte de ellos, así sea mínima, no haga esfuerzos propios por superar su situación y se acostumbre a mantenerse en determinado estado socio-económico para poder recibir a ad eternum subvenciones oficiales.
Por eso mismo es que debe destacarse el sistema de asignación de las becas para estudiantes que quieren acceder a la universidad y para docentes que busquen cursar una maestría. Hay que hacer méritos para acceder a las mismas. En el primer caso, se parte de la base de que los 10 mil bachilleres que empezaron ya a gozar de apoyos para matrícula y sostenimiento a lo largo de la carrera deben ser los que mejores resultados académicos hayan demostrado. Por ello, para ser elegido se debía tener un puntaje superior a 310 en las Pruebas Saber 11° de agosto de 2014, estar inscrito en el Sisben versión III y haber sido admitido en programas académicos en una de las 33 Instituciones de Educación Superior acreditadas en el país. Igual ocurre con la condonación del 100 por ciento del crédito a los mejores estudiantes de educación superior que hayan hecho su pregrado con apoyo del Icetex y que pertenezcan al Sisben 1, 2, o 3. Algo similar pasa con el programa “Becas para la Excelencia Docente”, una estrategia que otorgará créditos-beca condonables en un 100% para realizar maestrías que fortalezcan académicamente a los colegios oficiales. Las becas son para profesores de instituciones que, según la comparación de los resultados de las Saber 9° y 11° (2012-2013) dieron indicios de mejoramiento. Se priorizan, además, los establecimientos que hacen parte de la estrategia de Jornada Única.
Como se ve, si bien se está hablando en este caso de programas de becas y de condonación de créditos que tienen un alto costo presupuestal, hay condiciones mínimas que los potenciales beneficiarios deben cumplir, referidas a desempeño académico propio y colectivo. No se trata, en modo alguno, de un apoyo indiscriminado y generalizado, sino que exige de estudiantes y profesores un esfuerzo grande para demostrar que se tienen los méritos suficientes para aprovechar una oportunidad tan importante. Afortunadamente, pese a las bajas calificaciones en las pruebas internacionales estandarizadas, capital humano de calidad, tanto a nivel de estudiantes como de docentes, hay suficiente y lo que se espera es que en el corto plazo el plan de becas pueda tener una cobertura más amplia. Sólo así se podrá cumplir, cuantitativa y cualitativamente, la meta de que Colombia sea el país más educado de Latinoamérica en el año 2025.