El levantamiento del Tercer Censo Nacional Agropecuario es quizá uno de los retos más importantes en que se ha embarcado el país en los últimos años.
El propio DANE, que estará al frente de la titánica tarea, considera que ese padrón estadístico será una herramienta fundamental para definir las políticas que deben aclimatar la prosperidad del sector rural colombiano.
Para evidenciar lo trascendentales que resultarán los datos y realidades que se deriven de esta medición baste con decir que el último censo agropecuario que se realizó en el país fue hace 43 años. Es claro que tras cuatro décadas los escenarios rurales son muy distintos y se impone para un país que tiene una frontera agrícola en expansión, la obligación de contar con información actualizada que permita que las políticas macro y micro, las decisiones sectoriales en torno de cultivos y distintas actividades del campo se tomen sobre la base de datos verídicos.
La vocación de los suelos, el tipo de actividad que se realiza en cada zona, sus volúmenes y características principales, la mano de obra que utilizan, las estructuras de costos, el inventario de cultivos, animales y maquinaria, así como un sinnúmero de informaciones complementarias llevarán al país a contar con la plataforma de datos que permitan proyectar una verdadera política de desarrollo rural, que durante tantos años se ha urgido pero que por distintas razones los sucesivos gobiernos de las últimas décadas no pudieron formular de forma integral. En no pocas ocasiones se ha señalado que en Colombia las brechas de pobreza y calidad de vida entre la parte urbana y la rural del país tienen entre sus causantes que las autoridades de distinto nivel conocen mejor las realidades de la primera pero no así de la segunda. Ello lleva a que muchos de los recursos que se han destinado para el fortalecimiento del campo hayan tenido un bajo impacto.
La eficiencia de las medidas adoptadas bajo la información que arroje el Censo aumentará de manera sustancial, al tiempo que los seguimientos a corto, mediano y largo plazos se hacen más fáciles, sobre todo ahora que se cuenta con herramientas de última tecnología.
La próxima semana arrancará la primera fase de recolección de datos en Quindío, norte de Tolima, Atlántico y Risaralda. Posteriormente, la fase II se ejecutará en el resto de departamentos en donde los censistas, según el DANE, harán un recorrido predio a predio. La fase III se desarrollará en los municipios con dificultades de acceso, de baja población, y que cuentan con grandes extensiones territoriales en donde están ubicadas las comunidades indígenas y los Territorios Colectivos de Comunidades Negras.
El objetivo fijado es poder censar no menos de 3,9 millones de predios rurales, 182 Territorios Colectivos de Comunidades Negras y 770 resguardos indígenas. Todo ello en un plazo que, de acuerdo con los cronogramas fijados, puede estar finalizando hacia mediados del próximo año.
Enhorabuena el arranque del Censo Agropecuario y ojalá su desarrollo no tenga tropiezos, pues de su éxito depende en buena medida el futuro del campo.