*Reconocimiento de la ONU
*Se trata de poner fin al conflicto
Colombia ha vivido en los últimos cincuenta años azotada por la despiadada violación de los derechos humanos, que les ha costado la vida en ese lapso a miles y miles de personas. La degradación de la vida en los campos y en las barriadas de las grandes urbes ha sido constante, al punto que gran parte de la población se acostumbró a oír, como se oye llover, de asesinados, crímenes y torturas de facciones armadas, movilizadas con cualquier pretexto, sea hacer la revolución o combatirla, en no pocos casos para enriquecerse. El Frente Nacional que pactaron en nombre de sus respectivos partidos políticos Laureano Gómez y Alberto Lleras, consiguió que la horrible matanza entre liberales y conservadores, cesara. Algo que parecía imposible por la carga de odio irracional entre las partes y por cuanto un sector del liberalismo en momento de delirio había apoyado la creación de grupos armados en las zonas rurales que, en algunos casos, al consagrarse la paz, emigraron a las milicias de izquierda castrista que se formaron por cuenta de la ominosa expansión revolucionaria cubana del comandante Fidel Castro. El cual seguía a rajatabla los preceptos de Trotsky de exportar la revolución, que aplicó su archienemigo Stalin, durante la guerra fría.
En 1991 la Carta Política consagró en el Titulo II casi un centenar de artículos en defensa de los Derechos Humanos y asuntos relacionados, el gobernante de entones había convocado a una Asamblea Constituyente por la paz, que determinó la demolición de la Constitución de 1886, lo que se hizo por considerar que era esencial dar ese paso para que en el futuro no se derramara ni una gota de sangre por la violencia. Se creyó que al establecer tal desmesura de artículos sobre los Derechos Humanos se entraba como por arte de magia en un mundo rosa, donde todas esas normas -algunas utópicas- darían origen a un nuevo homo sapiens en Colombia. La violencia siguió su curso, puesto que los alzados en armas pretendían tomarse el poder por las armas y se ligaron a la actividad de los cultivos ilícitos que les permitió entrar a un negocio multimillonario, que les facilitó financiar y seguir la guerra aun con la alianza nuestra con los Estados Unidos en el Plan Colombia. Pese a esos escollos de violencia y las horripilantes noticias sobre las minorías armadas dedicadas con crueldad homicida a la violación de los derechos humanos en el país, la gran mayoría de colombianos siguió con sus hábitos pacíficos y respetuosos de la ley, así menos del 0.1 por ciento de la población trasgrediese los preceptos pacíficos. Los que se habrían podido consagrar en un solo artículo: En Colombia se respeta la vida y los Derechos Humanos.
En la ONU y en otras entidades internacionales, las noticias de los asesinatos e infamias cometidos por los subversivos, como de las matanzas de la contraparte en la clandestinidad, lo mismo que el ejercicio de la actividad represiva para recuperar el orden por las Fuerzas Armadas, pese a la legitimidad de estas últimas, provocaban en el pasado severas condenas contra nuestro país. Así que es una gran noticia para Colombia, en medio del desgarrador cuadro de dolor y sangre en algunas zonas del cuero patrio por cuenta de la subversión, que se haya conseguido pasar en positivo el examen de la ONU en Derechos Humanos. La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navy Pillay, así lo estableció en el informe anual 2013 en Ginebra, Suiza. La Comisionada reconoce los denodados esfuerzos oficiales por contener la violencia, por fomentar el respeto de los Derechos Humanos, gravemente conculcados por cuenta del conflicto armado. Lo mismo que destaca la magnitud de la tragedia colombiana con un desproporcionado número de afectados, 5.966.211, inscritos hasta el mes de diciembre 2013, en el registro único de víctimas. En buena parte el reconocimiento a Colombia por los avances en Derechos Humanos, se debe a los efectos de la Ley de Víctimas, aupada por el gobierno de Juan Manuel Santos, en cuanto se avanza en materia de reparación a los afectados. La Comisionada de la ONU destacó el esfuerzo colombiano de actuar de consuno con el orden constitucional local y las disposiciones internacionales, el Estado debe prevenir futuras violaciones e intentar poner fin al conflicto armado.