En Bogotá van en aumento las personas que sufren hurtos y ataques brutales contra su integridad por cuenta de bandas criminales. Muchos no hacen la denuncia puesto que son tales los inconvenientes que les ponen que terminan por desistir. Alegan que de nada vale denunciar la perdida de objetos o de dinero, puesto que cuando se detiene en flagrancia a los atracadores “menores”, por esa misma causa o por congestión de los lugares de reclusión, el paro judicial o diversas razones, se les suele liberar. Es así que cuando la Cámara de Comercio de Bogotá dio a conocer el mes pasado la encuesta de Percepción y Victimización realizada en la capital de la República a 9.527 personas este año, el 43% expresó que la inseguridad va en aumento por cuenta de las bandas que operan en la ciudad.
En los lugares donde se concentra el público, en los centros comerciales o el transporte público, como Transmilenio, el incremento de la inseguridad y los hurtos son cada vez más frecuentes. Los entrevistados comentan que la falta de iluminación y la demora en reponer las bombillas, facilita la acción de las bandas delincuenciales en las calles. En la encuesta se percibe cómo se agrava la situación de Transmilenio, por la demora en la espera de vehículos a los que no les cabe un pasajero en las horas pico, lo que ayuda a la acción de los pillos que trabajan continuamente en bandas organizadas cambiando de vehículo en las distintas paradas. Es tal la presión sobre los pasajeros de los buses articulados que en no pocos casos desesperan y por eso se suceden las continuas protestas y grescas entre el público. Los parques a los que acuden las mamás para llevar a sus hijos menores figuran entre los sitios de mayor peligro, por los asaltos con arma blanca y los constantes robos, así como las riñas de las pandillas juveniles, que suelen actuar bajo efecto de alucinógenos. En la noche el peligro es mayor y algunos barrios residenciales se transforman en zonas rojas.