* Milei y Bullrich contra el continuismo
* Pesado y lesivo lastre del kirchnerismo
Una decisión crucial es la que deben tomar mañana los argentinos en la votación de primera vuelta en la contienda presidencial. Muy lejos quedaron los vaticinios de comienzos de año que pronosticaban que a este 22 de octubre se llegaría reeditando el pulso entre el candidato del gobierno peronista y la carta que se jugara la oposición de centroderecha. Sin embargo, tras una campaña tensa y en medio de una situación económica y política muy complicada, el panorama en la antesala de los comicios es inédito.
La mayoría de las encuestas dan como favorito para imponerse a Javier Milei, un outsider de política tradicional que se autodefine como “libertario”, antisistema y cuyo discurso político se ubica claramente en la ultraderecha. Con propuestas radicales, como las de dolarizar la economía, eliminar el Banco Central, permitir el porte de armas, recortar sustancialmente el gasto público y replantear muchos subsidios y asistencias sociales, el exdiputado y economista de 52 años no solo se abrió paso para romper una campaña bipolarizada, sino que ganó sorpresivamente en las primarias partidistas en agosto pasado.
Sin embargo, por más que lleve la delantera se considera que a Milei no le alcanzará para ganar este domingo el derecho a suceder al peronista Alberto Fernández (cuota del kirchnerismo, al punto que la exmandataria es su vicepresidenta) en la Casa Rosada. Para ello necesitaría sumar el 45% de los votos o, en su defecto, lograr el 40% pero aventajando al segundo por más de diez puntos porcentuales.
En un país con una inflación del 140% anualizada, pobreza del 40%, indigencia del 9,3%, crisis cambiaria, abultada deuda pública y finanzas oficiales en rojo, así como un explosivo clima socioeconómico, la aspirante conservadora Patricia Bullrich, del partido Juntos por el Cambio y apoyada por el expresidente Mauricio Macri, así como el actual ministro de Economía, Sergio Massa, carta oficialista, batallan para conquistar el boleto restante para el balotaje definitivo, programado para el 19 de noviembre.
La exministra de Seguridad ha desarrollado una campaña seria y ponderada. Plantea un programa de centroderecha en el que recuperar la estabilidad fiscal y cambiaria es la base de un plan de choque para contener una de las inflaciones más altas del mundo, relanzar el poderoso sector agroindustrial, apoyar la iniciativa privada, implementar una estrategia anticorrupción al más alto nivel y redefinir el modelo para enfrentar la delincuencia. Frente a las estridencias de Milei, ha logrado consolidar la imagen de una líder que tiene clara la hoja de ruta para que Argentina vuelva por sus fueros de potencia económica suramericana, junto a Brasil.
Massa parece ser el candidato con el panorama más complicado, así esté peleando en algunas encuestas el segundo puesto con Bullrich o incluso cerca de Milei. Aunque sus partidarios sostienen que su labor hacendista es la que ha llevado a que la crisis económica no se haya profundizado y que el FMI haya renovado la línea de crédito de 44 mil millones de dólares, sus críticos sostienen que es todo lo contrario, ya que lo señalan a él y a Fernández de haber profundizado el déficit fiscal, disparar el costo de vida a porcentajes de países inviables, devaluar la moneda sistemáticamente y generar un empobrecimiento sistemático de la población argentina. A ello debe sumarse que el impacto pandémico y la sequía debilitaron aún más el poder adquisitivo y desaceleraron el aparato productivo.
Este escenario político y electoral tiene, sin embargo, una incógnita de marca mayor. Se refiere al alto porcentaje de indecisos que muestran las encuestas. Aunque para algunos analistas es muy difícil prever para dónde se inclinarán esos votos, se cree que tienen más opción Milei y Bullrich, pues enarbolan el no continuismo de una corriente política e ideológica que tiene a Argentina en una de sus peores crisis en las últimas décadas. No en vano se afirma que tanto Fernández como la propia expresidenta y segunda a bordo, Cristina Kirchner, se han mostrado lejanos de Massa como una estrategia para no generarle más lastre a la campaña del ministro de Hacienda.
Ya Ecuador le cerró las puertas al regreso de la izquierda el domingo pasado, eligiendo al centroderechista Daniel Noboa. María Corina Machado será erigida mañana en las urnas como la candidata única de oposición en Venezuela, en Perú el gobierno de la presidenta de centroderecha Dina Boluarte se consolida y en Colombia la izquierda apunta a una debacle en las regionales del próximo domingo. Como se ve, el péndulo político se mueve en contra de la izquierda populista y anacrónica. Argentina debe definir hoy si apuesta por el nocivo continuismo o se la juega por una nueva hoja de ruta.