Un balance agridulce el del primer semestre en cuanto a siniestralidad vial. De un lado, entre enero y junio se perdieron 3.943 vidas, lo que implica que los accidentes en las carreteras continúan siendo uno de los flagelos más graves en la curva de mortalidad en el país.
Sin embargo, resulta positivo en medio de semejante número de tragedias que se haya presentado una disminución de 86 fatalidades frente a las ocurridas en el primer semestre del año pasado, cuando hubo 4.029 fallecimientos por esta causa.
Igualmente, de acuerdo con las estadísticas de la Agencia Nacional de Seguridad Vial y del Observatorio respectivo, debe destacarse que por primera vez en cinco años el mes de junio, que generalmente es de vacaciones y se caracteriza por un tráfico alto en las vías, registró una reducción en la cantidad de decesos a nivel nacional. Este año hubo 593 víctimas, un 5 % menos que en igual lapso de 2023, cuanto se perdieron 625 vidas.
También resulta positivo que en el segundo trimestre de este año haya disminuido la tendencia de siniestralidad, lo que podría confirmar que se está caminando en la dirección correcta en cuanto a campañas de prevención y seguridad en el tránsito por las carreteras de conductores de vehículos, motociclistas, ciclistas, peatones y pasajeros.
Ahora bien, debe lamentarse que los conductores de motocicletas continúen siendo las mayores víctimas en los accidentes. De los 3.943 decesos en las vías entre enero y junio, 2.392 se movilizaban en este tipo de vehículos.
Si se revisa la tipología de los siniestros, se encuentra que en el primer semestre el 57 % de todos los motociclistas fallecidos (1.366) colisionaron contra objetos fijos, contra otros motociclistas, se cayeron o volcaron la motocicleta. Es claro que se necesitan redoblar las campañas de pedagogía frente a una mejor preparación de los conductores para sortear este tipo de circunstancias.
Por otra parte, las estadísticas señalan que hay unos departamentos que registraron en la primera mitad de este año un mayor aumento de siniestralidad vial en general respecto a lo reportado en ese periodo del año anterior. Chocó, Boyacá y Putumayo hacen parte de este grupo. Sin embargo, las zonas con más víctimas fueron Antioquia (539), Valle del Cauca (405) y Bogotá (317).
Es imperativo, entonces, que se redoblen los operativos en estas regiones. No tiene presentación que se continúen perdiendo tantas vidas en accidentes que en la mayoría de los casos serían claramente evitables si se transitara con la suficiente precaución y cumpliendo al pie de la letra la legislación vigente.