En el arranque de la primera temporada invernal del año, todas las regiones del país han sido puestas en estado de alerta para que no se dejen sorprender por factores de riesgo que ya son lo suficientemente conocidos.
El Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres está activado con el objetivo de coordinar todas las acciones en nivel central, regional y local para que se adopten las medidas preventivas ante la época de lluvias que, incluso, en algunas zonas del centro del país se anticipó por coyunturas climáticas en las últimas semanas.
La temporada invernal, que históricamente arranca a mediados de este mes y se extiende, por lo menos, hasta junio, es muy posible que en esta ocasión tenga una intensidad mayor a las de años anteriores, razón por la cual es necesario reforzar todos los esquemas de vigilancia y prevención en materia de cauces fluviales, limpieza de los mismos, evacuaciones tempranas en zonas de ladera o propensas a deslizamientos de tierra, reforzamiento de infraestructura vial y de puentes… La mayor atención debe ponerse a zonas del sur y centro del país, en donde los pronósticos meteorológicos apuntan a que el régimen de lluvias será marcado, en tanto que en la región norte la situación sería más manejable e incluso podría presentarse tiempo seco intermitente.
Es claro que el país ha avanzado mucho tras las tragedias invernales de 2010 y 2011, cuando las pérdidas por cuestiones climáticas fueron billonarias e incluso fue necesario acudir a una estrategia macro de apoyo a municipios y departamentos, que estuvo en cabeza de Colombia Humanitaria y demandó cuantiosos recursos públicos en materia de obras y proyectos de mitigación, prevención y reconstrucción.
Hoy por hoy el sistema de atención de emergencias no sólo es más sólido y estructurado, sino que en las administraciones departamentales y municipales ya tiene planes de reacción muy definidos, sobre todo con un enfoque típicamente preventivo.
Lo importante es que se tome en serio el riesgo que representa esta primera temporada invernal y que no haya exceso de confianza o imprevisión. Sería inaceptable que en pocas semanas se esté hablando de víctimas mortales, heridos o grandes daños materiales por tragedias derivadas del incremento de las lluvias en zonas en donde no se actuó con diligencia para neutralizar o mitigar los factores de riesgo. Todos los entes de control también deberían activar alertas tempranas para que los funcionarios públicos de alto, mediano o bajo nivel estén conscientes de que una falla por acción u omisión en materia de prevención invernal les acarrearía drásticas sanciones.