La crisis política en Venezuela se continúa agravando debido no solo a que el régimen dictatorial de Nicolás Maduro insiste en no reconocer la victoria de la oposición en los comicios presidenciales del pasado 28 de julio, sino porque todo el aparato de represión del gobierno chavista se activó para hostigar y atacar los focos de inconformismo a lo largo y ancho del territorio.
Se habla de más de dos mil personas detenidas, una veintena de muertos, decenas de desaparecidos, así como de operaciones militares, policiales y de “colectivos” compuestos por personal delincuencial y encapuchado que recorren las barriadas disparando a diestra y siniestra para evitar que la gente salga a las calles a protestar y exigir que se respete el dictamen de las urnas. Incluso, la líder opositora María Corina Machado y Edmundo González, este último reconocido como mandatario electo por varios países, están en la mira de sendos procesos penales de una Fiscalía abiertamente matriculada con el gobierno autoritario…
En medio de todo ello, una gran cantidad de venezolanos estaría pensando en huir del país con miras no solo a salvaguardar sus vidas de la represión violenta de régimen, sino para buscar un futuro mejor en el extranjero ante la evidencia de que si la dictadura no cae, entonces la crisis política, económica, social, institucional, de derechos humanos, seguridad y en otros múltiples flancos se agravará aún más a corto plazo.
Frente a las implicaciones de esa posible oleada migratoria, ya varios gobiernos latinoamericanos han lanzado alertas sobre la necesidad de que todos los países de tránsito o destino se preparen para afrontar una contingencia humanitaria de alto calado.
No solo se trata solo de implementar planes de emergencia en los puestos fronterizos y la política migratoria, sino que deben activarse mecanismos para atender a miles de migrantes forzados. Todos ellos necesitarán asistencia en materia de alimentación, albergue, salud y otros servicios básicos.
Colombia, el país que alberga más de tres millones de venezolanos, está en mora de anunciar su plan de contingencia. No hay que olvidar que la mayoría de migrantes ilegales atraviesan la frontera con nuestro país, ya sea para quedarse temporalmente en nuestra nación o como territorio de tránsito para ir a otros destinos en Suramérica o Centroamérica.
De igual manera, es muy posible que la crisis política y electoral dispare el volumen de miles y miles de migrantes venezolanos por el tapón del Darién, en donde no solo se exponen a múltiples peligros al atravesar la zona selvática, sino que afrontarán un endurecimiento de las políticas migratorias de naciones como Panamá, México y los mismos Estados Unidos.