Alerta por escasez de medicinas

Miércoles, 21 de Septiembre de 2022

* Bajos inventarios en 2.600 productos

* Urge ajustar monitoreo farmacéutico  

 

Durante las últimas semanas hay preocupación entre los actores del sistema de salud por el desabastecimiento de algunos medicamentos e insumos. Las autoridades sanitarias y los entes de control encendieron las alarmas y coincidieron inicialmente en que podría tratarse de un asunto multifuncional que se resolvería en pocas semanas. Pero ante el agravamiento del fenómeno hoy se piensa que puede tratarse de un problema más complejo y rodeado, como otras contingencias del sector, de suspicacias y rumores inquietantes.

Lo primero que habría que advertir es que no se trata de un problema local y mucho menos nuevo. En Colombia, como en otros países, el desabastecimiento de medicinas se produce por variaciones importantes en la demanda, cuellos de botella en la adquisición de materia prima y en el ciclo de producción, o por el cese definitivo de la manufactura de determinados fármacos. 

En este momento escasean principalmente en nuestro país medicamentos de uso diario: electrolitos, anticonceptivos orales y, sobre todo, analgésicos locales -acetaminofén y tramadol, entre otros-, que representan el 42% de las ventas totales. Hay poca oferta también de vitaminas, cloruro de potasio, carbonato de calcio, neostigmina y lidocaína.

La Asociación Colombia de Hospitales y Clínicas estudió la situación en 135 instituciones y 89% reportaron escasez de medicamentos así como de insumos como suturas, máscaras, jeringas, electrodos y catéteres, entre muchos otros. A su turno, la Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral reportó en su último rastreo 2.628 productos en estado de escasez y 30 principios activos agotados.

 

La crisis tiene indudable conexión con la pandemia de covid-19 que inicialmente incrementó la demanda mundial de algunos medicamentos (anestésicos, relajantes musculares y antibióticos). Luego se ahondó por las alteraciones en el transporte y en las cadenas de suministro globales, lo que produjo escasez de materias primas de países como India y China, grandes productores de componentes y principios activos, en especial para medicamentos genéricos. 

Lo que causa inquietud a las autoridades es la posibilidad de que el desabastecimiento de algunas medicinas tenga que ver más con el crítico y ultrasensible relacionamiento con la industria farmacéutica, que tanto a nivel local como en el resto del mundo es un actor crítico por su enorme poder económico, su capacidad para defender e imponer sus intereses en los mercados, así como para evadir controles y contener reformas. Se revisa en concreto si hay en marcha estrategias de mercadeo de algunos productores, mediante desabastecimientos ficticios generados a través de recortar suministros a los canales institucionales, para presionar compras a precios más elevados por el canal comercial. Esa una situación que se ha registrado en el pasado. Esta anomalía alcanza gravedad especial cuando se produce como respuesta a disposiciones gubernamentales de control de precios y cuando compromete medicamentos para tratar cáncer, leucemia, diabetes, hipertensión y otras enfermedades crónicas.

Por ahora, el Ministerio de Salud sostiene que no hay desabastecimiento sino escasez debido a falta de materias primas y de empaques así como a las presiones regulatorias sobre precios de los medicamentos. La cartera activó una mesa de seguimiento con la ANDI para monitorear la evolución del fenómeno y adoptar los correctivos necesarios. También plantea soluciones para aumentar inventarios, como el intercambio o compras agregadas a través de la Organización Panamericana de la Salud. En el Congreso, de otra parte, avanza el trámite de una ley de seguridad farmacéutica para facilitar la importación de insumos y la producción de medicinas de bajo costo nuestro país.

En el célebre estudio “La corrupción en Colombia”, de la Universidad Externado, se dice que uno de los principales problemas del sector salud consiste en que la Ley 100 parecería incentivar a todos los actores del sistema a incurrir en prácticas irregulares. Una gran falencia en el mercado farmacéutico es la falta de una herramienta precisa para evaluar la oferta y demanda. El sistema actual (Sismed) es eficiente para monitorear la primera pero no aporta la información exacta sobre la segunda. El Ministerio dispuso en los últimos días modificar ese esquema de monitoreo. Una medida que se demoró, como tantos otros cambios de procedimientos en el muy remendado marco regulatorio de nuestra salud. Sin embargo, atendiendo a la sabiduría popular, habría que convenir que “más vale tarde que nunca”.