El escabroso caso del ciudadano estadounidense que fue encontrado por la Policía con dos menores de edad en un apartamento en un exclusivo sector de Medellín, deja varias lecciones.
De un lado, que lamentablemente la capital antioqueña continúa convertida en una de las ciudades colombianas más afectadas por el llamado “turismo sexual”, teniendo como principales víctimas a niños, niñas y adolescentes.
Esto pese a las campañas y advertencias de las autoridades de Estados Unidos y Colombia en torno a que esta clase de actividades son claramente delictivas y quienes incurran en ellas serán drásticamente judicializados, ya se trate de nacionales o extranjeros. Hay estructuras criminales de alcance trasnacional detrás de estos casos de explotación sexual y pedofilia, por lo que se requiere una acción más efectiva de la Policía, Fiscalía y los jueces para desmantelarlas.
No hay que olvidar, de otro lado, que en los últimos meses han muerto en extrañas circunstancias más de una decena de estadounidenses en la capital antioqueña, algunos de ellos víctimas, según las investigaciones, de redes delincuenciales que los contactan a través de aplicaciones digitales para conseguir citas o pactar servicios de índole sexual claramente ilegales.
Por otra parte, el operativo en que se capturó al ciudadano norteamericano con las dos menores de edad deja muchos interrogantes. No se entiende por qué fue detenido apenas por unas escasas horas, cuando el delito era grave y en flagrancia. No se trataba de una contravención ni una violación al Código de Policía. Por el contrario, debió ser remitido a la Fiscalía de inmediato y presentado ante un juez de control de garantías para que la definiera su situación jurídica. Lamentablemente no se aplicó este procedimiento y el extranjero terminó quedando en libertad de forma inexplicable e incluso habría salido del país. Urge, entonces, establecer su paradero y pedirlo en extradición.
Otro asunto que está generando mucho debate se refiere a la cantidad de apartamentos de “renta corta” y otro tipo de alojamientos informales en Medellín que podrían estar siendo utilizados para la explotación sexual de menores de edad. No es una denuncia nueva y es imperativo que las autoridades actúen para judicializar a los responsables de esta práctica ilegal.
Finalmente, las medidas tomadas por la alcaldía en torno a suspender temporalmente el ofrecimiento de servicios sexuales en varias zonas claves de Medellín podrían tener alguna efectividad si se evita que las redes de pedofilia y explotación de mujeres se trasladen a otros sectores para captar a sus víctimas y clientes.