Un interesante debate el abierto por los expertos del centro de pensamiento económico ANIF en torno a los efectos de la metodología mediante la cual se fija la tasa de usura en Colombia. Es decir, la máxima tasa de interés que se puede cobrar en el sistema financiero por cualquier tipo de préstamo o servicio.
Según el concepto del equipo de investigación de esa instancia de análisis, la tasa de usura en la práctica funciona como un control de precios del mercado de crédito, pero tal y como lo sugiere la teoría económica, estos controles desincentivan la oferta de crédito.
Advierten los expertos que los cambios metodológicos recientes del cálculo del interés bancario corriente, insumo principal de la tasa de usura, han generado una reducción en esta última de casi 5,58 puntos porcentuales más de lo que se hubiera observado sin la modificación para la modalidad consumo y ordinario. Lo anterior, en su concepto, impone mayores rigideces en el mercado de crédito.
Con base en estudios técnicos sobre la evolución de la cartera, los expertos de ANIF concluyen que los límites a las tasas de interés tienen impactos significativos en la oferta de crédito. Señalan que si bien la tasa de usura busca proteger a los consumidores, reducirla significativamente, como se ha hecho con los cambios acelerados en la nueva metodología de cálculo, marginan parte de la población del sistema.
Es más, en un campanazo que debe llamar a una reflexión no solo desde el sistema financiero sino del alto gobierno y el Congreso que ha aprobado normas para combatir este flagelo, puntualizó el centro de pensamiento que la demanda desatendida termina por acceder al "mercado informal de préstamos".
En otras palabras, esas personas no tienen más salida que acudir a los llamados prestamistas ‘gota a gota’, que no solo cobran tasas de interés agiotistas y claramente mucho más altas que las ofrecidas por el sistema financiero, sino que además son redes que tienen nexos con organizaciones ilegales y no dudan en acudir a la violencia para obligar al pago de los préstamos.
Visto lo anterior, resulta imperativo que en un país en donde los gobiernos han implementado distintas fórmulas para masificar el microcrédito y combatir los llamados ‘pagadiarios’, se abra un debate de amplio espectro en torno a la utilidad de la tasa de usura y sus cambios metodológicos. Es un asunto clave para fomentar la inclusión financiera de sectores vulnerables, mejorar el acceso al crédito y promover el crecimiento económico.