* Laureano Gómez, defensor de DD.HH.
* Un demócrata por excelencia
Hoy se cumplen 70 años del golpe de Estado contra el gobierno de Laureano Gómez, uno de los políticos más importantes de la historia colombiana, no solamente por su coraje, talento y brillante capacidad como gobernante, sino por su profundo conocimiento de las causas del atraso del país y de las medidas que se debían tomar para empujarlo a un papel estelar entre las naciones de nuestra región. Había sido el ministro estrella del gobierno del presidente Pedro Nel Ospina, siendo ambos ingenieros que se esforzaron por comunicar el país, promover nuevas carreteras y hacer avanzar el ferrocarril.
Se recuerda que en una noche consiguió el ministro de Obras Laureano Gómez mover las diversas vías férreas en Bogotá para que se encontraran en la sede principal de la capital. Desde entonces, por sus famosas conferencias sobre las causas del atraso en Colombia, como por sus ejecutorias y su prestigio como famoso orador parlamentario, se consideraba que tarde o temprano llegaría por sus indiscutibles méritos a la presidencia de la República.
La caída del partido Conservador en el gobierno de Miguel Abadía Méndez, por la división entre los dirigentes azules Guillermo Valencia y Alfredo Vásquez Covo, catapultó en minoría el triunfo del liberal Enrique Olaya Herrera. Este atrajo a un sector de conservadores a colaborar con su gobierno, en tanto que se persiguió a los opositores. Laureano Gómez se conmovió al conocer la persecución que en algunas regiones sufrían los labriegos de su partido y renunció a su cargo diplomático para combatir al gobierno del Olaya. Entonces se dio a conocer como uno de los tribunos más elocuentes de nuestra historia, al tiempo que publicó su famoso libro El Cuadrilátero, en donde combatió a los dictadores europeos Adolfo Hitler, Benito Mussolini y, en la extrema izquierda, Stalin. En tanto, manifestó su admiración y devoción por Gandhi, el apóstol de la paz y la no violencia de India.
Precisamente para defender sus ideas fundó El Siglo, en 1936, lo mismo que se lanzó al Congreso, tribuna en donde ya había demostrado la recia estirpe de su carácter y elocuencia, en el famoso debate que le costó la presidencia a Marco Fidel Suarez. Pese a esto, es de recordar que Gómez, siendo diputado en la Asamblea de Santander, al enterarse del fallecimiento de expresidente Suárez, en un gesto de grandeza, pronunció un generoso discurso defendiendo su memoria y haciendo justicia a su antiguo contendor.
En medio de la guerra civil en España, Gómez defendió a la Iglesia Católica y el bando de orden, acontecimientos europeos que influyen en la política colombiana, puesto que la mayoría de los liberales tomaron partido por la república y los conservadores por el bando nacional. Esa confrontación civil y la Segunda Guerra Mundial polarizaron a nuestro país e impactaron en el fatal desencuentro de los dos partidos históricos, siendo el coletazo entre nosotros sangriento, pero mucho menos que la guerra en la península ibérica y, obviamente, en el conflicto global.
Por la división del partido Liberal entre dos candidatos, Laureano Gómez lanzó la aspiración del ingeniero y dirigente cafetero Mariano Ospina Pérez, quien fue elegido. El primero pasó a desempeñarse en la Cancillería, precisamente cuando se realizó la Conferencia Panamericana de Bogotá. El asesinato del dirigente popular Jorge Eliecer Gaitán incendió la ciudad y se intentó la revolución al estilo comunista, que conjuró el presidente Ospina, quien hizo una alianza con un sector del liberalismo y fue apoyado por los militares. Laureano Gómez, al que le incendiaron El Siglo y su casa en Fontibón, salió al exilio voluntario.
Regresaría de España al final del gobierno del presidente Ospina y fue proclamado candidato conservador, ganando las elecciones. Promovió la concordia entre los colombianos, mostrando que su principal preocupación era la educación, la justicia y promover el desarrollo del país. Pese a sus quebrantos de salud, buscó colaboradores moderados y capaces que le sirvieran con altura al país. Emprendió muchas obras públicas y creó a Ecopetrol, el DANE, en tanto se ocupó de la defensa del medio ambiente.
Sin embargo, al enterarse de que por cuenta del general Gustavo Rojas Pinilla en los cuarteles se torturó al industrial Felipe Echavarría, Laureano Gómez, pese a estar enfermo, se posesionó del gobierno, ordenó la libertad del empresario y destituyó al alto militar. El general contestó movilizando las tropas y los tanques contra el gobierno democrático, que fue derrocado por defender los derechos humanos, la libertad y la dignidad de los colombianos. Esa es la historia del golpe de cuartel hace 70 años.