Cumple la Asociación Nacional de Industriales (ANDI) setenta años. Un gremio que, en estas siete décadas, ha sido fundamental en el paulatino desarrollo nacional y cuya voz, representada en sus diferentes presidentes, ha servido para hacer de Colombia un país mejor.
Curiosamente la industria, que a hoy venía teniendo preocupantes altibajos, creció en el mes de junio 3,4 por ciento, gracias al aumento de los pedidos y las ventas. No obstante, y de ahí el motivo de preocupación, las exportaciones de manufacturas cayeron 16,5 por ciento.
El esfuerzo hecho por la ANDI, desde su fundación, permitió precisamente que bienes manufacturados de índole colombiana tuvieran poco a poco cobertura nacional, generando una economía propia y llegando a elaborar elementos de gran calidad como en los textiles, el plástico, libros escolares, comestibles, el cuero y muchos más. Luego pasamos a exportar y existen empresas multinacionales de origen colombiano que tienen raigambre en buena parte de la América Latina y es reconocida su calidad.
El problema, hoy, está en que una porción importante del crecimiento económico colombiano se debe al sector petrolero y minero-energético. De hecho, la exportación de estos productos es lo que nutre fundamentalmente el presupuesto nacional. Y en tal sentido, cualquier desequilibrio en ambos sectores, por cambios de precio o incidencias internacionales imprevistas, mantiene a la economía colombiana extremadamente dependiente del vaivén a que las materias primas suelen ser susceptibles.
Al conmemorar su septuagésimo aniversario, la ANDI ha propuesto la creación de un Ministerio de Industria. En la actualidad, se sabe, existe un Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. El argumento consiste en que la fase comercial, en la que Colombia se comprometió desde hace unas décadas, ya se superó con la firma de múltiples tratados de libre comercio y que de lo que se trata es de administrarlos, con base, precisamente, en la mejora industrial colombiana a fin de incrementar decididamente las exportaciones. De lo contrario, la balanza comercial siempre será deficitaria. Posiblemente, pues, no se requiera un nuevo ministerio. Pero lo que sí se necesita es una nueva política industrial, tanto que nos morigere la dependencia petrolera como que propicie un mayor caudal de exportaciones manufactureras y se usen positivamente los TLC para ensanchar el país.