La decisión del Gobierno de otorgar 10 mil becas para los bachilleres que obtengan los mejores resultados en las Pruebas Saber 11 y que no tengan recursos para acceder a la educación superior, ratifica que la educación es, de lejos, la ruta más expedita y sólida para superar la pobreza y mejorar la calidad de vida de la población.
El esquema escogido para otorgar ese beneficio también resulta interesante pues no es un ‘regalo’ del Estado sino que está condicionado a que el alumno que salga favorecido efectivamente aproveche la oportunidad y se gradué. Ello se garantiza porque las becas se concederán en un comienzo como un crédito educativo normal del Icetex, cuyo monto será totalmente condonado si el estudiante culmina su carrera universitaria y obtiene el respectivo título. “No toca pagar ni un peso, con una única condición: graduarse”, sostuvo el Jefe de Estado al anunciar el programa, que responde a una de las promesas hechas durante la campaña electoral.
Y para focalizar aún más este beneficio el Gobierno determinó que las becas serán otorgadas a los jóvenes que obtengan un puntaje superior a 310 en la Prueba Saber y que demuestren, según la clasificación de estratos e ingresos medida por el Sisbén, que efectivamente no tienen recursos para acceder a la universidad.
No menos ponderable es el hecho de que esos apoyos consistentes en financiar el 100 por ciento del valor de la matrícula anual estarán dirigidos a que los estudiantes cursen sus pregrados en alguna de las 33 universidades del país que se han acreditado como de alta calidad. En otras palabras, 10 mil de los mejores alumnos de bajos recursos en todo el país irán, con todo pago, incluyendo subsidio de sostenimiento, a estudiar en los mejores centros de educación superior.
El próximo 10 de octubre se sabrá quiénes podrán acceder a este programa educativo sin precedentes y la revolución educativa dará un paso más en la dirección de superar las falencias y desventajas que hoy reflejan las calificaciones estandarizadas internacionales.