La agencia de calificación financiera Standard and Poor's (S&P) subió la nota de la deuda soberana a largo plazo de Ecuador de "B-" a "B", en una señal de confianza al gobierno del presidente Rafael Correa.
S&P también mejoró la nota a corto plazo de la deuda ecuatoriana, que pasó de "C" a "B", según un comunicado difundido en Nueva York.
La decisión de la agencia de calificación financiera responde a "las perspectivas mejoradas de crecimiento y la disposición a pagar la deuda" por parte del actual gobierno de Ecuador.
"El alza en la calificación refleja la mejora percibida en la disposición del gobierno, así como en su capacidad, para pagar su deuda gracias a las opciones financieras mejoradas, una mayor producción petrolera y perspectivas de crecimiento económico", dijo S&P en ese texto.
"Esta percepción de una mayor disposición de Ecuador a pagar su deuda se ve reflejada en los datos de los recientes pagos de intereses de sus bonos con vencimiento 2015, así como pagos de deudas bilaterales y multilaterales", agregó la agencia calificadora.
"Más aún, las mejores relaciones del gobierno con inversores del sector privado, especialmente en los sectores claves del petróleo y la minería, son un elemento importante en nuestra evaluación de una posición más pragmática del gobierno en materia de política económica", continuó.
Standard & Poor's espera que casi se dupliquen las inversiones en proyectos hidroeléctricos, petroleros y mineros entre 2012 y 2014, comparado con los niveles de 2011.
Así, la deuda pública de Ecuador debería colocarse en torno al 20% del Producto Interior Bruto hasta 2014.
El PIB de Ecuador creció 7,78% en 2011, frente a una expansión de 3,58% en 2010. Para 2012 el gobierno espera un crecimiento de 5%.
De todos modos, las dudas que genera Ecuador en cuanto a su fiabilidad no han desaparecido, aclara Standard & Poor's, recordando el default de 2008-2009.
"El default fue resultado más de una falta de voluntad que de capacidad para pagar: la deuda era solo el 25% del PIB antes de la cesación de pagos", explicó.
Desde entonces, las opciones financieras del gobierno ecuatoriano se han visto limitadas, ya que los mercados internacionales de capitales han permanecido cerrados para el país sudamericano.
A esto se suma una flexibilidad muy limitada en la política monetaria por el uso del dólar estadounidense como moneda local.
El presidente Rafael Correa, un economista de izquierda formado en Bélgica y Estados Unidos, forma parte del núcleo duro de gobernantes latinoamericanos críticos del capitalismo y las políticas de instituciones como el Fondo Monetario Interacional (FMI).
En 2009, su gobierno retiró del mercado 2.900 millones de dólares en bonos Global con vencimiento en 2012 y 2030, cuyo pago había sido suspendido en diciembre del año anterior aduciendo irregularidades en su negociación.
El país pagó 900 millones de dólares por esos papeles.
Ese pasivo significaba entonces un tercio del total del endeudamiento ecuatoriano.