Las elecciones generales del próximo domingo en Ecuador serán un nuevo test para la golpeada izquierda latinoamericana. Tras el giro hacia la derecha en Argentina, Brasil y Perú en el último año, el voto de los ecuatorianos podría frenar lo que el presidente saliente Rafael Correa define como la "restauración conservadora".
"Los ojos de Latinoamérica están puestos en la elección de Ecuador. Sí ha habido avances en la derecha y (estos comicios) pueden ser un punto de quiebre para acabar con esta restauración conservadora y que retomen impulso los movimientos de izquierda", aseguró el mandatario, en el poder desde 2007.
El candidato oficialista, el exvicepresidente Lenín Moreno, lidera las encuestas con cómoda ventaja, aunque insuficiente para evitar un balotaje. En una eventual segunda vuelta el 2 de abril se enfrentaría al exbanquero Guillermo Lasso o a la exdiputada Cynthia Viteri, ambos conservadores. Estos dos muy probablemente sellarían una coalición de derecha, que se enfrentaría a Moreno en la segunda vuelta, si la hay, generando un mano a mano entre el aspirante opositor y el oficialista.
Las últimas encuestas indican que Moreno le saca una ventaja considerable de 10 puntos a su perseguidor. Según la encuestadora, CEDATOS, con sede en Quito, el oficialista obtendría el 32,3% de los votos, al tanto que Lasso lograría el 21,5% de los votos y Viteri el 14%, obligando a una segunda vuelta en abril. El sistema electoral ecuatoriano prevé que para evitar este escenario el candidato ganador debe obtener el 50% o más de los votos registrados, situación que parece imprevista en los comicios del próximo domingo.
Para Michael Shifter, presidente del círculo de reflexión con sede en Washington Diálogo Interamericano, "si el partido de Correa pierde, sería un golpe más" para la izquierda en Latinoamérica, donde esta opción tomó fuerza a partir de 1998 con la elección de Hugo Chávez en Venezuela.
"En ese caso quedaría en Sudamérica Evo Morales. Y (Nicolás) Maduro sigue ahí en Venezuela pero está muy golpeado y no tiene apoyo político, está claro que la oposición en Venezuela tiene más apoyo", indicó a AFP.
Correa reconoció el impacto de la economía en la política regional, sobre todo con la caída de los precios del petróleo. "Creo que contribuyó al regreso de ciertos gobiernos de derecha las dificultades económicas que sufrió América Latina y que cierta prensa manipula muy bien para decir que es culpa de los gobiernos progresistas", apuntó el gobernante.
"En momentos en que las cosas van mal, las personas suelen buscar explicaciones y estar más abiertos a cambios", opinó por su parte la economista Gabriela Calderón, investigadora del Instituto Cato de Estados Unidos.
Las malas cifras
Con dos mandatos cumplidos, Rafael Correa deja el poder en el momento menos indicado para sus intereses. La economía que fue una de sus mayores logros pasa por una situación crítica. Al cabo de un año, 2016, las cifras no le son favorables.
El saldo que presentó el Banco Central de Ecuador, a finales del año pasado, es negativo y no da visos de una recuperación este año. De acuerdo a sus estimaciones, el Producto Interno Abrupto (PIB) de Ecuador se redujo 1,6% en el último semestre; una reducción del 2,2 % se registró el semestre anterior. Sin incluir el golpe mundial que produjo la baja en los precios del petróleo, otras ramas de la economía como la agricultura, el comercio y la construcción –que significan el 43% de la economía- también estuvieron tuvieron indicadores a la baja en 2016.
Las preocupantes cifras económicas han servido para que los candidatos opositores, Lasso y Vichery–segundo y tercera en las encuestas- justifiquen en sus apariciones públicas la necesidad de un cambio de gobierno, modelo y discurso. El candidato Lasso, de la coalición partidista CREO, dijo en junio del año pasado que “la deuda de Ecuador es más grande que su economía”. Hacerle frente a esta realidad económica será la tarea del oficialista Moreno, que sigue liderando los sondeos.
Correísmo "desgastado"
Según Paolo Moncagatta, profesor de ciencias políticas de la privada Universidad San Francisco de Quito, los problemas domésticos pesarán además en el voto de los ecuatorianos.
El oficialismo "llega desgastado a las nuevas elecciones" y los recientes casos de corrupción, como el ocurrido en la estatal Petroecuador y que involucra a un exministro, "han logrado calar" en la gente, dijo.
En Brasil, el regreso de la derecha al poder se dio tras la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, acusada de manipular las cuentas públicas.
"En una segunda vuelta cualquiera que fuese el partido que pase puede derrotar al oficialismo, porque es mayor la resistencia o el rechazo que se tiene al gobierno", agregó. Shifter consideró, sin embargo, que "es un error subestimar la fuerza del correísmo".
"Es cierto que está con problemas graves, que ha perdido apoyo popular y la economía lo está golpeando fuerte, pero también hay muchos ecuatorianos que piensan que Correa hizo buena labor", expresó.
Será "un desafío" derrotar al candidato que eventualmente pase a un balotaje, pero la ventaja del correísmo es que "tiene una oposición muy fracturada", añadió.
Efecto Trump
La advertencia de Correa sobre un regreso de la derecha en Latinoamérica cobró más fuerza tras la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.
Los movimientos de izquierda son "más urgentes que nunca" frente a la política del nuevo gobierno estadounidense, que incluye la construcción de un muro fronterizo con México para frenar la llegada de indocumentados, explicó el mandatario.
En su opinión, la política de Trump "unifica a la región, nos hace perder las ilusiones del supuesto Sueño Americano".
El analista político Santiago Basabe apuntó que la salida del correísmo supondría "un viraje casi inmediato" del vínculo de Quito con Washington.
"La victoria de cualquiera de la oposición dinamizaría de forma muy rápida (las relaciones con Estados Unidos), aun siendo Trump el presidente", afirmó el experto de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Con Moreno en la Presidencia, no habría las mismas tensiones que ha habido con Correa, "pero tampoco serán relaciones muy fluidas", indicó.