Parodiando al Juan Charrasqueado de la canción ranchera, el ahora exministro Francisco Estupiñán no tuvo tiempo de montar en su caballo. Encuesta en mano, lo hicieron desmontar de la cabalgadura. Primero le reventó el tema de los baldíos; después, el debate en el Congreso y, por si fuera poco, aparecieron los paros. Pero los ministros son “fusibles” y para el que maneja el poder, todos son materia disponible y así se procedió.
El gancho. Los paros no fueron sólo del sector agropecuario, pero sí generaron el gancho. Se colaron los mineros, los transportadores, los educadores, etcétera. No faltaron los vándalos, los intereses políticos en un ambiente electoral oportunista. Además, los cafeteros, que pasan las verdes y las maduras como fiadores de todos los colombianos, fueron el gancho, y Luis Genaro Muñoz ahí, imperturbable, sobreviviendo.
Efecto rebaño. La opinión pública es como una ola que arrastra a todos; todos se quieren subir a la cresta, como para estar a la moda. No es racional, es más instintiva. Es el llamado efecto rebaño: para donde arranca una oveja, van todas las demás. Recordemos la “Primavera árabe”.
Santos se montó en la ola. El mismo presidente Santos ha dicho que no existe política agropecuaria ¿Qué es eso tres años después, ya para terminar su primer periodo? No se plegue Presidente. No se monte en la ola como amplificador, como caja de resonancia del sentir general ¿Qué pensará Juan Camilo Restrepo que se la jugó totalmente por una política agropecuaria de Estado, el censo agropecuario y el proyecto de ley de Desarrollo Rural? Al paisa le cobraron el no compartir lo de las “Republiquetas Independientes”.
El recorte presupuestal. En el proyecto de presupuesto presentado al Congreso el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, propuso un recorte al Ministerio de Agricultura por más de 800 mil millones de pesos. Es decir, casi un 40% del presupuesto de inversión del 2013 y lo más grave: el proyecto con recorte y todo fue presentado en medio del paro agrario.
Indiferencia ministerial. Ante el clamor general, el titular de Hacienda fue indolente. Su respuesta de todo momento es: no hay recursos. Después de los ires y venires dijo: claro, así como el cuatro por mil sirvió para recuperar a los bancos ¿cómo no va a ser posible que ahora les ayude a los campesinos?
Cárdenas desmemoriado. Olvida el ministro Cárdenas (que en ese momento era el Director de Planeación Nacional) que el dos por mil, en su génesis, lo que buscaba era salvar los recursos de los ahorradores, no salvar a los bancos. Ahora con todo lo que se vino encima, ya es al final aparentemente solidario. Esperamos que la tortuosa burocracia de los intríngulis del presupuesto nacional, al final no sea una cortina de humo y a la Agricultura, como la cenicienta del poder público, sólo le dejen migajas, al final del camino.