Ecos del Mundial | El Nuevo Siglo
Viernes, 26 de Agosto de 2011

A propósito del reciente Mundial Sub-20, dice el colega Melquisedec Torres que las rodilleras escasearon durante esos días. "A grito herido nuestras autoridades se gastaron de nuestros impuestos unos 200 mil millones de pesos para remodelar los estadios; otros nos cuentan que fueron 6.000 millones de pesos por el acto de inauguración, unos más hablan de miles de nuestros policías (en un país donde el año pasado fueron asesinadas 17.500 personas) dedicados a cuidar los bonitos estadios, a pararse de espaldas a la cancha para evitar que los indisciplinados colombianos saltaran a la bella grama y a escoltar a los aliados de don Blatter y a cerrar calles para que sus autos Hyundai pasaran veloces. Y a hacer volar un helicóptero encima del Campín para mayor sensación de seguridad.


Gladiadores. "Al pan y circo”, la máxima romana para mantener lleno y entretenido al pueblo, hoy le queda el circo. Los gladiadores del Coliseum son hoy los futbolistas, los leones hambrientos de Blatter y sus adláteres, y los contribuyentes que, emocionados hasta las lágrimas, dejamos que las límpidas manos de don Joseph se introduzcan en nuestros bolsillos.
Señala Torres que “nadie ha podido contarme si la FIFA gastó un dólar en este torneo, amén de llevarse todo el dinero de las boletas y de los derechos de televisión, éstos que son la verdadera perla del negocio”.
Y agrega: “No dudo en sumarme a quienes alegan que este u otros torneos deportivos mundiales son una buena vitrina para el país, que tuvimos millones de televidentes conociendo algo de Colombia (a veces no más que el aspecto del estadio y el nombre de la ciudad en la mitad), que el Sub-20 demostró “que sí somos capaces de hacer cosas grandes”. Pero, ¿a tan alto costo? Los estadios seguirán como único usufructo de otros particulares, los dueños de los clubes, antes sinónimo de lucro y ahora obligados a convertirse en sociedades no tan anónimas”.


Entre reinado y Mundial. Hace unos años el vicepresidente ‘Pacho’ Santos nos ilusionó con el Mundial de Fútbol grande, el de mayores, el de Selecciones absolutas. Igual no se contuvo y nos dijo que haríamos Miss Universo (negocio de Donald Trump consistente en una hora de producción de televisión para algunos países, cada vez menos). No importa. ‘Pachito’ tenía toda la intención y las ganas, y para no quedarse con éstas últimas nos metió en este Mundial Sub-20.


¿Cuántos nos vieron? Concluye Melquisedec: “El mundo está pendiente de nosotros, qué pena”, dijo conmovido un periodista del séquito de Vicky Dávila cuando criticaban el insípido acto de inauguración. No estoy muy seguro de que “el mundo” haya estado pendiente del campeonato, así se llame Mundial. No imagino a los franceses, austriacos, ingleses, españoles o croatas trasnochando o madrugando para no perderse un partido de sus juveniles que se jugó en Colombia, cual colombianos en épocas de Pambelé cuando Pambelé peleaba en Japón.