CAMILO PÉREZ Álvarez, director de Investigaciones Económicas y Análisis de Mercados del Banco de Bogotá, dijo que la incertidumbre seguirá en el corto plazo.
Entre tanto, los datos de actividad económica en Colombia apuntan a un debilitamiento, especialmente en sectores distintos a los servicios. La industria se ve afectada por la menor demanda y en perspectivas poco favorables para los empresarios. La construcción experimenta un desbalance entre la caída en la demanda y un exceso de oferta, mientras que la agricultura muestra mejoras, principalmente gracias al sector del café.
En el mercado laboral, ya se evidencian las consecuencias de la desaceleración económica, con un deterioro en el número de ocupados y un aumento en el desempleo.
En cuanto a la inflación, aunque la tendencia es favorable, existen riesgos evidentes. A corto plazo, se esperan ajustes en las tarifas de energía, un ajuste residual en los precios de alimentos sujetos al impuesto saludable y posibles ajustes en la gasolina y/o el diésel. La definición del salario mínimo también impactará los precios indexados.
El panorama para el Banco de la República se vuelve más complejo, con una actividad económica débil y una inflación que, aunque mejora, sigue siendo alta. La decisión de la tasa de interés en la última reunión del año será difícil. Por lo pronto, el ciclo de bajadas sería modesto, como lo sugieren los comentarios de la mayoría de codirectores del banco central”, afirmó Pérez Álvarez.
Ante esto dice que “el Banco de Bogotá reafirma su compromiso con el desarrollo económico del país y continuará monitoreando de cerca los acontecimientos globales para adaptarse a cualquier cambio en el entorno económico y financiero”.