Poder adquisitivo ha crecido casi 5% en un año | El Nuevo Siglo
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Miércoles, 12 de Febrero de 2020
Redacción Economía

El alza salarial del mínimo en los dos últimos años ha sido superior a la inflación y productividad lo que se ha traducido en mayor consumo de los hogares

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El poder adquisitivo de los colombianos ha aumentado en promedio cerca del 5% en el último año, gracias al comportamiento de la inflación, las bajas tasas de interés y al incremento sucesivo del 6% en el salario mínimo.

Aunque este incremento no se puede comprar entre los diferentes segmentos de la población, los analistas consideran que sí ha servido para incrementar la demanda del consumo de los hogares por encima del 5% durante este año.

De otro lado al mantenerse las tasas de interés estables por un espacio de 18 meses, esto ha servido para que los colombianos adquieran bienes inmuebles o transitorios, elevando su demanda de crédito de los establecimientos financieros.

Solo a lo largo del 2019, de acuerdo con un informe de Asobancaria, los hogares colombianos se beneficiaron de una serie de factores que les permitieron mantener, y en algunos casos incrementar, su poder adquisitivo, lo que se tradujo en un sólido gasto en la economía.

Dentro de los principales factores se encuentran una inflación y expectativas controladas y ancladas al rango meta del Banco de la República; y el incremento del salario mínimo, pactado en los últimos  años  por  encima   de   los   niveles   de   productividad, lo que, al menos en el corto plazo, contribuye a incrementar el ingreso disponible de aquellos hogares que ganan un salario mínimo.

Inflación

Si bien la inflación a diciembre de 2019 cerró en niveles de 3,80%, lo que representó un incremento de 62 puntos básicos (puntos) respecto al 2018, se mantiene dentro de la meta de largo plazo con perspectivas de convergencia hacia niveles de 3,0%-3,4% en el corto plazo. A pesar de que esto representó una ligera pérdida de poder adquisitivo frente al año anterior, solo cuatro de los doce sectores evaluados dentro del índice de precios se encontraron por encima del promedio nacional.

Sin embargo en enero, la inflación retomó su comportamiento descendiente al presentar un resultado de 0,42% mensual con una cifra de 3,62% anual.

Sostiene el informe que “la transmisión de la política monetaria expansiva sobre las tasas de interés se ha observado con mayor magnitud en la cartera de consumo. Mientras la Tasa de Política Monetaria (TPM) se redujo desde finales de 2016 en 350 puntos, las tasas de tarjetas de crédito y de créditos de consumo lo hicieron en 525 puntos y 416 puntos, respectivamente”.

Esta reducción cobra mayor relevancia si se compara con el período alcista, donde las tasas de interés para tarjetas de crédito aumentaron 428 puntos y las tasas de consumo solo 280 puntos, por debajo del incremento de la TPM.

Los intereses

No en vano para el cierre de 2019, la tasa de interés de los créditos de consumo se ubicó en 15,5%, una cifra históricamente baja que ha permitido, además de la expansión crediticia de esta modalidad, un abaratamiento de los préstamos para los hogares que recurren al sistema financiero para satisfacer sus necesidades de inversión y consumo.

Dicho incentivo, junto con las condiciones macroeconómicas actuales, se ha traducido en crecimientos de la cartera de consumo a dos dígitos. En efecto, al corte de octubre de 2019, el crecimiento de la cartera crediticia en esta modalidad bordeó el 11,3%. Con ello, la cartera de consumo habría presentado variaciones anuales de 12% en 2019. Los productos que más han contribuido a este comportamiento positivo han sido libre inversión, libranzas y en menor proporción, tarjetas de crédito. Las estrategias comerciales, la incursión de nuevos productos y los desarrollos tecnológicos de las instituciones de crédito, que han permitido un bagaje estadístico amplio, también contribuyeron a la expansión de este tipo de productos

Factores

Según el estudio del gremio financiero, el sector de alimentos y bebidas alcohólicas fue uno de los factores determinantes en el comportamiento de la inflación durante 2019. La cifra registrada a diciembre (5,80%), se dio como resultado de las fuertes lluvias que ocasionaron el cierre de vías determinantes para garantizar el flujo de alimentos; no obstante, para los últimos meses del año, con la apertura de las carreteras, especialmente la vía al Llano, la tendencia se revirtió y comenzó a registrar descensos sostenidos.

De manera similar evolucionaron los precios de los productos regulados. Durante el año 2018 y principio de 2019, la inflación de bienes regulados se ubicó por encima de 5,7%, como consecuencia del alza en los arriendos efectivos e imputados, servicios públicos, y las tarifas de transporte público. Si  bien   dichos incrementos respondieron al cambio de metodología de la medición del IPC, que le otorga mayor ponderación a vivienda y servicios, el comportamiento de esta clasificación a partir de mayo se restableció y paulatinamente se redujo hasta llegar a niveles de 4,4% al cierre de 2019.

Es pertinente destacar que, según un sondeo del  Banco de la República, para este año no se prevé que las condiciones climáticas tengan un mayor impacto dentro de la economía, lo cual plantea un escenario alentador en materia de poder adquisitivo para los hogares. En esta medida, las previsiones sobre la inflación, cercanas a 3,4% y 3,3% para 2020 y 2021, respectivamente, mantienen las expectativas ancladas y con ello la credibilidad en la política monetaria.

En materia de ingresos, el aumento del salario mínimo de los últimos años se ha concertado persistentemente por encima de regla inflación+productividad, esta última con niveles de crecimiento promedio de 0,5% en los últimos 18 años, lo que supone un aumento importante en el ingreso disponible de buena parte de la población. Por ejemplo, el incremento salarial del 6% de los últimos dos años supuso un incremento del poder adquisitivo de los hogares de 5 puntos porcentuales (puntos) por encima de la inflación (sumando los dos años) y de 4 puntos por encima de la inflación más la productividad.

Bien hay que anotar, desde luego, que si bien este factor continuará apoyando el consumo, al menos en el corto plazo, a futuro también supone presiones en los costos laborales, lo que puede generar desincentivos a la contratación, así como mayores presiones inflacionarias, como bien se señalará más adelante. En este sentido, Asobancaria reitera el llamado a que el incremento del salario se ajuste a los criterios técnicos de inflación más productividad, pues su efecto sobre el poder adquisitivo no es sostenible dadas las consecuencias adversas en materia de informalidad y desempleo.