Perspectivas. Inflación y combustibles, pesada carga | El Nuevo Siglo
José Derley Montoya, transportador dedicado al oficio hace 30 años.
Domingo, 18 de Septiembre de 2022
Redacción Economía

“Hace dos años en un viaje a Cúcuta desde Bogotá, por ejemplo, podía gastar $1.600.000 en combustible, aproximadamente, y en la actualidad el gasto asciende a $2.400.000”, afirmó a EL NUEVO SIGLO José Derley Montoya, un transportador de 52 años que lleva cerca de 30 en el oficio.

“Los tanques de la tractomula que tengo se llenan con $2.300.000. Por ejemplo, con 240 galones voy hasta Santa Marta y puedo regresar hasta llegar a Guaduas”, sostuvo.

De acuerdo con José, el costo de los combustibles ha subido un 40% aproximadamente, mientras que “en el gasto de peajes en ida y regreso pasé de pagar entre $320.000 y $340.000 a $470.000 a este mismo destino (Cúcuta)".

El incremento en los precios de los combustibles ha generado diferentes reacciones en los últimos días, pues aunque algunos consideran que sería necesario debido al déficit en el Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles, varios analistas creen que no es el momento y que incluso las nuevas alzas que están previstas para octubre afectarían aún más el costo de los alimentos, es decir, que la inflación seguiría en aumento.

Este Diario dialogó con el transportador Montoya, quien ha recorrido las carreteras del país durante más de la mitad de su vida y quien contó cómo el alza en los precios, no solo en los combustibles, sino también en los alimentos, la estadía en hoteles y otros aspectos, han golpeado sus finanzas.

Los alimentos

En cuanto a los alimentos, el señor Montoya aseguró que antes (un año y medio o dos atrás) podía encontrar comida “buena” por carretera entre $7.000 y $8.000, pero ahora el costo se encuentra entre $14.000 y $16.000, es decir, se ha duplicado.

A este fenómeno inflacionario, en especial al alto costo de los alimentos, ningún colombiano ha sido ajeno. Sin duda el 2022 ha registrado precios históricos en este sector, incluso ha hecho que se reemplacen varios alimentos como la carne de res por el alza en su precio, siendo este uno de los productos que menos ha cedido en su costo.

De otro lado, don José le aseguró a EL NUEVO SIGLO que otro de los elementos que ha subido son las llantas. “Antes le podía poner llantas originales a la tractomula, pero ahora ya no es posible. Lo que hago es mandar a reencaucharlas. Una llanta podía costar entre $900.000 y 1.200.000; en la actualidad su precio está entre $2.100.000 y $2.200.000. Subieron el 100%”.

Costos de estadía 

Por otra parte, otro rubro que han tenido que afrontar los transportadores de carga del país es el alza en el valor de la estadía en hoteles. “Hace un año y medio, aproximadamente, se encontraban habitaciones en $20.000, ahora están entre $35.000 y $40.000, y en algunas ocasiones la noche la pago hasta en 50.000”, sostuvo don José.

Sin embargo, aunque aumentaron varios de los costos para los transportadores en general, el pago de los fletes siguió siendo el mismo, “incluso en ocasiones más barato”, aseguró.

“Por esa razón muchas veces prefiero no hacer nada a regalar mi trabajo. Por ejemplo, a veces trabajo en el Putumayo, ya que se establecen unas tarifas con la comunidad y las empresas de la región. Aquí transportamos equipos petroleros. Aunque el trabajo en esta región es esporádico”, dijo el señor Montoya.


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El último viaje que realizó hace algunos días fue al municipio de Plato, en el departamento de Magdalena, “a llevar unas barandas de unos tanques que pesaban aproximadamente cuatro toneladas. En ese viaje me pagaron $6.000.000, pero para regresar las empresas que despachan para Bogotá pagan solamente $4.500.000 como máximo. Aunque ese precio del flete es muy económico, la mayoría de veces uno acepta porque es preferible que paguen barato a venirse con el carro vacío”, agregó este transportador.

Para este caso puntual don José afirmó que la tractomula puede consumir 170 galones de combustible, que cuestan un aproximado de $1.500.000. A este valor se le suman $500.000 en peajes.

“En este trayecto son dos días de comida que sumarían en total de $90.000, además se deben sumar las dos noches de estadía que pueden salir en $80.000. Siendo así, los gastos totales para don José serían de $2.170.000, sin contar algún imprevisto que se pueda presentar”, afirmó.

Según este transportador, si se comparan las ganancias que tenían antes de la pandemia, estas han disminuido más del 20%. Sin embargo, resaltó que durante varios meses de la pandemia no pagó peajes, ya que no los cobraban, lo que contribuyó de alguna manera a que las ganancias no se afectaran de forma mayor. Sin embargo, “en algunas empresas, al ver que no se cobraban los peajes, si el viaje costaba $5.000.000 solo pagaban $4.000.000”, aseguró el señor Montoya.

Al respecto sostuvo que “no hay un control a estas empresas de transporte, ya que cobran mucho más de lo que les pagan a los transportadores. En mi caso, como la tractomula es mía yo trabajo para diferentes empresas. ‘La mula’ la tengo hace un año, porque vendí la que tenía y compré una más nueva, con la que trabajo ahora”.

Agregó que “aunque tiene ventajas ser el propietario, también se gasta más. Uno como propietario tiene que asumir los gastos de las llantas, el combustible, los repuestos, entre otros”.

Más gastos

José Montoya afirmó que "hace poco le hice un mantenimiento a ‘la mula’; antes costaba $2.000.000, pero en el último gasté $3.500.000. El cambio de aceite también ha subido considerablemente: antes costaba $650.000 y en la actualidad $1.200.000. Los filtros también subieron”.

Por otra parte, señaló que “la lavada de la tractomula también aumentó. Antes pagaba entre $60.000 y $70.000 y ahora cuesta el doble ($140.000), aunque puede ir hasta los $180.000, eso depende de cómo esté ‘la mula’ en el momento de lavarla”.

“A este paso –los altos costos– uno solo aspira a sobrevivir”. Afortunadamente don José, a diferencia de muchos trabajadores independientes o informales en Colombia, sí cotiza pensión.

Esta es solo una pequeña radiografía del sector de transporte de carga en cuanto a sus costos de mantenimiento en las carreteras, pasando por alto el precio de los alimentos, el incremento en las tarifas de los peajes, la estadía en los hoteles, el costo de combustibles y muchos otros rubros que dibujan de alguna manera la realidad del país.

Una realidad en donde Colombia llegó a tener una inflación que para muchas familias es insostenible y que, aunque haya una positiva reactivación y recuperación de empleo, por ahora no vislumbra una disminución en el costo de vida, aunque el bolsillo de los colombianos lo pida a gritos.