Siniestro, siniestrado, choque, accidente… son palabras que suenan a un gran problema, o eso parece a simple vista.
Sin embargo, en los últimos meses el negocio de los vehículos siniestrados ha crecido de forma vertiginosa, en parte por la subida de los precios de los nuevos y usados.
La crisis en Ucrania sumada a los problemas del sector logístico y sus demoras a nivel mundial, derivados del parón que trajo la pandemia, mandaron los precios de los vehículos y su disponibilidad por las nubes.
Pero el mercado, muy resiliente, siempre busca la forma de abrirse campo, y allí fue donde apareció la moda de los vehículos de salvamento o siniestrados.
Sin embargo, la pregunta es: ¿usted compraría un vehículo de estas características?
Las opiniones están dividas: así como existen personas que nunca en su vida se meterían en un negocio de estas características, existen quienes lo ven como una gran oportunidad.
Lo interesante es que este negocio va un poco más allá.
¿Cómo funciona?
Lo primero que se debe tener en cuenta es que no todos los carros siniestrados han sido víctimas de un choque; sin embargo, sí pueden presentar algunos daños superficiales u otros incluso internos.
La mayoría de estos carros han pasado por una aseguradora primero, y ya han sido vehículos pagados en su totalidad por la compañía. Los motivos del pago total de la aseguradora a sus dueños pueden ser por inundación, choque o colisión, corte eléctrico y recuperación de hurto.
En ese sentido, las aseguradoras venden estos salvamentos a diferentes concesionarios y empresas que se encargan de reparar los vehículos o comercializarlos tal cual los adquieren.
Ventajas
Uno de los puntos a favor que ven quienes prefieren este tipo de vehículos es que pueden conseguir carros de buena marca, gama alta o media a buenos precios.
Sin embargo, los expertos dicen que este negocio es bueno para personas que conozcan del tema. José Clopatofsky, director de la revista Motor lo confirma: “Comprar un siniestro es para gente que tiene las facilidades de talleres o conocimiento de las partes y todo lo que implica. Ellos son los que se meten en la aventura de reconstruir esos carros, pero un vehículo con ese antecedente ya es un vehículo que tiene un hándicap de precio muy alto en el mercado del usado. Usted va a comprar un carro de esos y lo consultan en las compañías de seguro con su historia y ven que es un carro que fue siniestrado, que fue pagado por pérdida total por una aseguradora, porque a la aseguradora, al comparar los precios del carro contra el costo de reparación, no le interesa meterse en el arreglo, así que prefiere pagar la pérdida total. Entonces existen muchos casos de esos pero eso no es un carro para comprar genéricamente, sino para especialistas”, explicó el director.
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Un comerciante de este tipo de vehículos que no quiso revelar su nombre comentó: “Hay muchos casos, con muchos tipos de siniestros que la gente conoce, y ¿dónde radica el negocio? Por ejemplo, yo compré un Mazda 3 modelo 2020 que estaba cerca de los $80 millones en el estado que se compró, o sea en el estado que debió haberse comprado es un carro que tenía unos 10.000 km con solo su primer dueño. La dueña del carro en un tramo más o menos de 15 metros en una finca, se desliza y se golpea contra una pared, lo único que afecta es el bómper, se dañó una de las luces y por eso lo que hizo la aseguradora fue pagarle prácticamente el valor del carro, porque lo tenía muy bien asegurado, y el carro quedó tocado con una menor cuantía y permitió comprarlo en alrededor de $50 millones, pero comercialmente podríamos venderlo aproximadamente en $59 millones”, explicó.
Plataformas
De otro lado, las redes sociales han jugado un papel importante para hacer visibles estos vehículos, y han ayudado a masificar que la palabra “siniestro” no es tan mala. “Algunas plataformas de subastas tienen varios tipos de siniestros, lo que pasa es que la palabra siniestro los hace ver como si fuera una vaina gravísima, pero un siniestro puede ser una farola, un golpe lateral o un corto eléctrico, un siniestro puede ser muchas cosas; esos siniestros se pueden conseguir a través de la forma que llaman comprar enteros”, explica el comerciante.
Desventajas
Además de tener que buscar dónde y cómo arreglar este tipo daños, es muy importante ver que el auto no haya tenido averías mayores a las que se explican cuando lo venden.
“Hay algunas personas o empresas inescrupulosas que maquillan papeles, cambian salvamentos; algunos son talleres que se dedican a comprarles los lotes directamente a las aseguradoras, porque son más económicos, compran niñeras completas y las venden a talleres que les hacen cambios o los arreglan por fuera, pero son daños mayores”.
En ese caso, las personas podrían estar pagando de más y en vez de tener un ahorro, terminan entrando a un negocio de solo pérdidas.
Por esas razones, José Clopatofsky explica que es mejor esperar un poco o tratar de comprar un usado en buenas condiciones. “Una cosa es un usado y otra un siniestrado, siempre está el mercado usado. Siempre va a costar menos que el nuevo y eso es una opción que existe. Carros en mal estado son un riesgo alto por cuánto cuesta recuperarlos y en cuánto se podrán revender algún día, y que queden funcionando, pero antes pasan a un régimen de calificación técnica muy inferior, son torcidos, se les notan los arreglos, etcétera. Así que el que quiera tenerlo que lo haga. En el caso de los carros usados, no creo que vayan a bajar, en el sentido de que se van a normalizar los precios otra vez pero se van a racionalizar, y teniendo en cuenta la inflación y el precio del dólar, que ya parece tener un comportamiento un poco más estable, ya depende de la tabla de antigüedad. Los precios de los usados se van a regularizar, pero con el valor del peso van a ser menos valiosos”, explicó el director de la revista Motor.
Una de las empresas más reconocidas en las redes sociales en venta de siniestros es Escoautos.