Los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus socios del acuerdo OPEP+ comenzaron sus discusiones este lunes, marcada por la prudencia saudita, con el objetivo de decidir la cantidad de crudo que sacarán al mercado mundial el próximo mes.
Sin embargo, los miembros aplazaron su decisión para este martes.
Tras un comité de seguimiento del acuerdo en vigor sobre reducción de la producción del grupo (JMMC) y previsto inicialmente a mediados de diciembre, los miembros de la alianza iniciaron hacia las 15H30 GMT su primera cumbre ministerial del año por videoconferencia.
"Quiero recomendar prudencia (...) pues la demanda de carburante para el sector del transporte, en especial en la aviación, es particularmente frágil", declaró el ministro saudita de Energía, Abdelaziz bin Salmán, durante una conferencia de prensa telemática poco antes de la reunión.
"No pongamos en peligro todo lo que hemos realizado por un beneficio inmediato, pero ilusorio", añadió.
Estos comentarios apuntan a un mantenimiento de los recortes actuales en febrero, una posición de espera que muchos analistas atribuyen al líder del cártel desde hace varios días, y que contrasta con el frente dirigido por Rusia, más favorable a aumentar la producción el mes próximo, según estos mismos observadores.
Primera etapa
El objetivo para el club de productores reunidos en la OPEP+ es, ante todo, ajustar la oferta de oro negro a una demanda hundida por la pandemia de covid-19 y cuya recuperación es incierta.
La frecuencia de sus reuniones se aceleró bajo los efectos de la crisis sanitaria y los daños que está asestando a la economía mundial.
El último ciclo de encuentros, entre el 30 de noviembre y el 3 de diciembre, había "abierto la vía a una vuelta progresiva a los dos millones de barriles por día en el mercado durante los próximos meses, pues los países participantes estaban dispuestos a ajustar estos niveles en función de las condiciones y la evolución del mercado", recordó el domingo el secretario general de la OPEP, Mohammed Barkindo.
Esta estrategia se tradujo en una primera etapa de 500.000 barriles más por día en enero y en la promesa de una reunión a principios de cada mes de los trece miembros del cártel, bajo el liderazgo de Arabia Saudita, y de sus dos aliados, conducidos por Rusia, con el objetivo de decidir el volumen de producción para el mes siguiente.
Desacuerdos
Este seguimiento ilustra la voluntad del cártel de mantener una fuerte influencia en el mercado, aunque también la gravedad de la situación de los productores de crudo, a los que, antes de la crisis sanitaria, les bastaba con dos cumbres anuales en la sede de la organización en Viena, Austria.
Sus esfuerzos de recortes, difíciles para las finanzas de los 20 países que están sometidos a ellos (Irán, Venezuela y Libia están exentos), jugó su papel el año pasado al revertir la caída vertiginosa de los precios del crudo, hasta números negativos para el referente estadounidense en abril, por primera vez en la historia.
Además, no faltan los desacuerdos dentro del club, en especial sobre el cumplimiento de cuotas o las previsiones más o menos optimistas en cuanto a la recuperación de la demanda petrolera.
En su último informe mensual, el cártel quiso mostrarse prudente al revisar a la baja la sed mundial de petróleo en 2021.
Después de alcanzar niveles máximos en diez meses a principios de la sesión este lunes, los dos contratos de referencia del crudo cedían terreno poco después de que comenzara la cumbre, de alrededor del 1,5%, pero se mantenían en torno a 50 dólares el barril.
El cartel ratificó además el relevo entre el ministro de Petróleo argelino y el de Angola, Diamanto Azevedo, como presidente rotatorio de la OPEP.