Para el próximo año, el sector de la construcción, que en el trimestre junio-septiembre de 2022 aportó al PIB 13,4%, que este año ha vinculado a 142 mil personas más y genera más de un millón de empleos, deberá afrontar varios riesgos que sin duda van a desacelerar su crecimiento.
EL NUEVO SIGLO, en un editorial del 7 de noviembre pasado, advertía sobre una alerta temprana en el sector de la vivienda. Señalaba que “en este segundo semestre se han prendido las alertas tempranas en torno a una desaceleración que, de no aplicarse un plan de choque, podría profundizarse el próximo año, lo que tendría un impacto transversal de graves consecuencias en todo el sistema productivo. Sin duda una señal de alarma por registrarse de forma paralela al enfriamiento del Producto Interno Bruto (PIB)”.
Son varios los riesgos que se presentan:
1.- Menos subsidios a vivienda
Uno de los frenos tiene que ver con los subsidios a la vivienda que se van a modificar y esto afectaría al 60% de las ventas de vivienda nueva. El presidente del Grupo Empresarial Oikos, Luis Aurelio Díaz, aseguró que el panorama para la venta de vivienda nueva en Colombia es preocupante, no solo por las altas tasas de interés –producto de la inflación–, sino por la escasez de recursos para financiar los subsidios de vivienda en el país.
“Hoy en día el 90 % de la Vivienda de Interés Social (VIS) se vende con subsidio, incluso hasta con doble subsidio: el de la caja de compensación y el de Mi Casa Ya. El no disponer de estos recursos, reduciría en más de 40% las ventas de vivienda en el país”, precisó Díaz.
“En la actualidad, en viviendas VIS se venden casi 170 mil unidades por año, pero si no se asignan los recursos por parte del Gobierno para mantener los subsidios, podría verse una reducción y llegar solo a 80 mil o 90 mil unidades al año; es decir, casi la mitad de lo que se hace en la actualidad”, manifestó Díaz.
2.- Las tasas de interés
María Camila Orbegozo, directora de Análisis Sectorial y Sostenibilidad de IE en Corficolombiana, se refiere al efecto de la inflación, tasas de interés altas y alzas en los costos, lo cual afectará desde el cierre de 2022 y en el año 2023.
“Las tasas hipotecarias y las de construcción de vivienda han aumentado en línea con lo que pasa con la tasa de política monetaria del Banco de la República, que hoy se ubica sobre el 10%. En el caso de las tasas de adquisición de crédito ya han subido al menos la mitad (450 puntos básicos) de lo que ha subido la tasa de política monetaria del Banco de la República (850 puntos) y esto va seguir traduciéndose en incrementos graduales”, señaló Orbegozo.
En el caso del comprador el efecto es mayor, sobre todo en el segmento VIS, pues el 70% del comercio de viviendas nuevas en el país corresponde a esta categoría.
“Vemos que la tasa hipotecaria para compra de vivienda VIS se demora un año y medio en capturar la tasa del Banco de la República, mientras que la No VIS se demora 10 meses. Sin embargo, este efecto en el último segmento mencionado no tiene incidencia en las iniciaciones por su capacidad flexible de aumento de precios, mientras que, en el segmento de Vivienda de Interés Social, sí en el siguiente año”, manifestó la ejecutiva de Corficolombiana.
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3.- Menos ventas
La desaceleración de las ventas en lo que va corrido del segundo semestre del año (solo en septiembre la reducción fue de 28,7%) tendrá un efecto muy importante en la capacidad de generación de valor agregado del sector en 2023. En ese sentido, se esperaría una respuesta más decidida por parte del Gobierno nacional. No obstante, desde un punto de vista fiscal y de prioridades, se observa una reorganización del Ministerio de Vivienda para asegurar una mayor ejecución en el sector de agua y saneamiento básico.
4.- Menos presupuesto
Desde el Ministerio de Vivienda aseguran que el presupuesto para proyectos de construcciones rondará los $2,26 billones. Si se conoce que la inversión esperada en Mi Casa Ya para este año rondará los $1,74 billones, y haciendo una proyección basada en la demanda de subsidios No VIS, que podría finalizar el año en niveles cercanos a los 25 mil (una inversión entre $1,05 y $1,10 billones), se observa una fuerte reducción en el presupuesto de vivienda. Para el presente año la cifra se acerca a los $2,84 billones, superior a la mencionada para el presupuesto del próximo año. El anuncio realizado en el pasado Congreso de Camacol representa una reducción cercana a un 20%, una mala noticia para el sector, que además se da sin conocer cómo será su desagregación.
5.- Déficit habitacional
Si bien Colombia ha mostrado una evolución positiva en la reducción del déficit habitacional (32,8% en 2019 frente al 31% en el 2021), el reto continúa siendo profundo tanto en la dimensión cualitativa como en la cuantitativa. Los esquemas de subsidio de demanda han sido unas políticas efectivas para reducir estos fenómenos, y debilitarlos incidirá en una desaceleración de la reducción de las condiciones deficientes de vida de muchos colombianos.
6.- En riesgo el empleo
Según cifras de Camacol, se están teniendo niveles de trabajadores en el sector edificador por encima de 1 millón en el presente año. Si se reduce la actividad del sector de forma transversal, a pesar de tener un potencial de generación de empleo alto, no ayudará en la reducción del desempleo como viene haciendo en este proceso de reactivación económica. Sin duda se perderá el multiplicador sectorial y se verán afectadas las 34 actividades ancladas al desempeño de este sector, algo que no se debería tomar a la ligera en un momento de desaceleración del crecimiento en el país.
7.- No hay claridad en políticas
Señala ANIF que todavía no se tiene una hoja de ruta clara sobre lo que va a ser la política en el sector de edificaciones. Se ha mencionado un mayor enfoque en la vivienda rural, una mayor apertura de proyectos a sectores de bajos ingresos y en regiones apartadas (aunque según cifras del mismo ministerio el 74,3% de los subsidios se han otorgado a hogares con ingresos menores a dos salarios mínimos mensuales) sin tener una hoja de ruta clara. De lo único que se tiene certeza es la reducción en términos nominales del presupuesto de inversión de vivienda, del abandono de cualquier apoyo presupuestal al segmento No VIS (que representa el 51% del total de los ingresos por ventas del sector). Anuncios que seguramente no son los mensajes que espera el sector, especialmente en un momento donde sigue primando el aumento de los costos de los insumos y la inflación, lo que reduce la capacidad de compra de los colombianos.
8.- Alzas en precios de insumos
Sobre alzas en los precios de insumos, los incrementos en los materiales como el acero, hierro y cemento están en el orden del 10%, por eso varios proyectos han desistido de su fecha de iniciación. En el último año se han cancelado 243 etapas de los proyectos. Así, los analistas consideran que, aunque hay buenas cifras a nivel histórico, hay indicadores decreciendo. Incluso, la rotación de la oferta alcanzó su nivel más alto en los últimos meses, y está en 8,8 meses.
Mi Casa Ya continuará
La ministra de Vivienda, Ciudad y Territorio, Catalina Velasco Campuzano, dijo que el programa Mi Casa Ya va a continuar, pero que la cantidad de subsidios que se vayan a otorgar para la vivienda social dependerá de lo que se consiga en la reforma tributaria. Velasco Campuzano dijo que en el Ministerio de Vivienda se encontraron $3,5 billones sin ejecutar. “Es un reto inmenso. Tenemos como propósito adelantar esta tarea que tiene diferentes situaciones: jurídicas, ambientales, económicas, sociales y políticas. Vamos a coger proyecto a proyecto para sacarlos adelante y poder darles a las comunidades, a los municipios que tienen expectativas inmensas, un alivio en los proyectos que se comienzan”.
En cuanto al porqué de esos recursos “parqueados”, manifestó que se debe a muchas situaciones. “Tenemos muchas fiducias, tenemos reservas de años anteriores, proyectos que están contratados sin ejecución. Hay más de 200 proyectos de agua para ejecutar.