La industria farmacéutica y la de dispositivos médicos han cobrado un papel protagónico a nivel mundial, a raíz de la pandemia de la covid-19. Los motivos son obvios y el papel de la tecnología es clave en este desempeño.
Según Marcelo Sereno, gerente de Industria Farmacéutica para Latinoamérica, la digitalización de las operaciones en la industria farmacéutica toma un papel importante en la actualidad y debe aplicarse atendiendo todos los requerimientos de las distintas entidades regulatorias, siguiendo las guías aplicables.
“Una de las mayores preocupaciones en la industria farmacéutica es hacer cambios que afecten la validación de los procesos y/o equipos”, anotó Sereno.
Una vez que las operaciones se digitalizan, los beneficios se traducen en procesos más rápidos, eficientes y confiables. Además, se puede garantizar el cumplimiento regulatorio de cada uno de los pasos de la operación y de esta manera reducir al máximo toda dificulta o crisis de producción. El resultado es un aumento en la calidad de los productos y una reducción notable de costos.
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La industria farmacéutica puede obtener grandes beneficios en sus operaciones a través de la digitalización, indicó Sereno.
Al tener la información que se genera en planta disponible para análisis y comparaciones, se logran determinaciones basadas en los datos reales del proceso y negocio, lo que sin duda trae grandes ventajas a los responsables de las decisiones de la empresa.
El consultor de industria farmacéutica para México de Rockwell Automation, Victor Mier, indicó que hoy los productores farmacéuticos están transformando sus operaciones con la digitalización y mejorando drásticamente su competitividad.
“Para que las empresas farmacéuticas puedan conservar su flexibilidad en la cadena de suministro, mitigando al mismo tiempo los riesgos de ciberseguridad, una opción eficiente y rentable podría ser externalizar a un tercero la implementación y la supervisión de la infraestructura”, observó Marcelo.
El ejecutivo subrayó que, durante mucho tiempo, las farmacéuticas han recurrido a complejas cadenas de suministro para comercializar sus productos. Pero, en años recientes, se han decantado por las organizaciones de fabricación por contrato (CMO), tanto para la fabricación de los activos farmacéuticos (API) como para las formulaciones de medicamentos terminados (FDF).