Mientras que en el mundo se calcula que un 24% de la población utiliza herramientas de comercio electrónico, hasta el año pasado en Colombia esta opción era utilizada por tan solo el 11% de la población del país.
De allí que según la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico (CCCE), uno de los hallazgos más importantes de la medición de Colombia en términos de comercio electrónico es que, en el país este fenómeno es local: su potencial en materia de comercio internacional no ha sido muy explotado aún.
Cifras de la CCCE muestran que, en la actualidad, el 14% de las compras digitales se hacen en comercios internacionales, mientras que el 85% en empresas locales. Las ventas de las compañías locales, por su parte, registran ventas locales por un 98%. Apenas un 2% de dichas ventas se hacen a otros países.
Es aquí donde entra la importancia de las zonas francas y su papel de vanguardia en materia de comercialización a nivel internacional. Aunque son muchos los retos, para Diego Francisco Vargas, gerente general de Zona Franca de Bogotá, afirma que “Zona Franca de Bogotá y el Grupo ZFB, ya ha desarrollado tecnología de innovación que aplica al proceso aduanero y más recientemente inauguró los observatorios de comercio exterior y aduanas y de comercio electrónico a través de los cuales pretendemos estimular y diversificar la canasta exportadora de nuestros empresarios, para que aprovechen los canales electrónicos identificando oferta y demanda de productos con potencial internacional”.
En conclusión, las cifras y las tendencias de aumento del comercio electrónico muestran un amplio y muy rápido crecimiento en lo local. A su vez, dichas cifras abren el camino para un futuro en el que las exportaciones puedan darle un nuevo aire a las industrias nacionales.
Aquellos que aprovechen la coyuntura para crear empresas capaces de suplir bienes y servicios a nivel local e internacional serán protagonistas en el mundo económico de la pospandemia.