Aunque en la mayor parte de naciones no se conoce la cifra de inflación de octubre, con el registro de Colombia, que llegó a 12,22%, el país se mete dentro de los cuatro con el costo de vida más alto de América Latina.
De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), este es el mayor riesgo que enfrenta hoy la región, donde los precios crecerán en promedio un 14,6% este año y un 9,5% en 2023.
En la presentación de sus últimas perspectivas, el organismo aumentó un 4,6% sus proyecciones de inflación para este año con respecto al informe del pasado abril y un 9,5% las de 2023.
En Colombia, la inflación mensual en octubre fue de 0,72% y la anual de 12,22%. La inflación de alimentos alcanzó el 27,0% en la variación anual; sin embargo, los incrementos están siendo protagonizados por los productos procesados, mientras los perecederos empiezan a moderarse. La mayor aceleración se da por el incremento en precios de la subcanasta de bienes como vehículos y productos de aseo personal, limpieza para el hogar y bebidas alcohólicas. La segunda mayor aceleración la protagoniza la subcanasta de servicios, donde destacan los seguros para vehículos, el transporte en avión y paquetes turísticos.
De acuerdo con los analistas del BBVA Research, “esperamos que la inflación continúe en ascenso hasta cerrar el año en 12,5%. En 2023 se espera que la inflación de alimentos ceda durante la primera parte del año. Finalmente, la moderación de la inflación total se acentuará hacia el segundo semestre del año”.
Por su parte, Scotiabank Colpatria señala que “esperamos que la inflación continúe de esta manera y termine más o menos en un 12,5% a diciembre de este año. Sin embargo, el próximo año esperamos que especialmente los alimentos comiencen gradualmente a bajar y podamos llegar a una inflación cercana al 6,5 %. Sin embargo, las alzas de la gasolina, la indexación de precios por el salario mínimo que se está negociando y la tasa de cambio nos hacen pensar que el sesgo de esta inflación continúa siendo hacia el alza”.
Revisiones
Señala el FMI que la alta inflación en la región se explica “en parte por la carestía de la energía y los alimentos, y en algunos países, por la expansión inusitadamente rápida de la demanda interna”.
“Nuestro riesgo número uno para la región es la inflación. Pensábamos que iba a bajar, pero continuamente nos está sorprendiendo al alza y ha sido mucho más persistente de lo que hemos previsto”, aseguró Nigel Chalk, director en funciones del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI.
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“No habíamos visto este tipo de dinámica en 20 o 30 años. Es un fenómeno relativamente nuevo en la economía moderna”, añadió Chalk, quien pidió a los emisores de la región “mantener la política monetaria bajo control” y “no rebajarla prematuramente”.
Pese al complejo escenario a corto plazo, Chalk aseguró que hay “expectativas de que la inflación baje a su meta”, lo que demuestra “la credibilidad de los bancos centrales en la región”. El organismo apuntó también en su informe que la trayectoria a la baja que se prevé para los precios de las materias primas contribuirá a reducir la inflación.
“Por cada aumento del 10% de los precios internacionales de los alimentos y la energía, se estima que la inflación general en Latinoamérica aumente 2 puntos porcentuales dentro de un plazo de un año”, subrayó.
Además de la inflación, el organismo alertó de otros riesgos que pueden acechar a la región, como “tensiones sociales” y el endurecimiento de las condiciones financieras. “Creemos que las condiciones financieras se pueden endurecer todavía más y más rápido”, advirtió el organismo.
El promedio
Con ello, la tasa de inflación promedio en América Latina y el Caribe aumentará a 14,6% hacia fines de este año, para desacelerarse a 9,5% en 2023, indicó el FMI, y la mayoría de los países registrarán tasas de inflación superiores a los objetivos de sus bancos centrales.
“Las presiones sobre los precios se han ampliado recientemente, afectando a los artículos de las cestas de consumo que van más allá de los alimentos y la energía”, agregó.
Sostiene el FMI que, de otro lado, el aumento de las tasas de interés mundiales pondrá a prueba el sistema financiero, público y privado de las economías regionales, como una salida a la inflación de cada país.
“La deuda corporativa ha crecido considerablemente durante la última década, especialmente fuera del sistema bancario. La vigilancia a este tipo de vulnerabilidades será clave para identificar posibles fuentes de estrés y tomar medidas tempranas de acción”, refiere el organismo.
Los bancos centrales de América Latina fueron de los primeros en elevar las tasas de interés tras el comienzo de la pandemia, y Brasil inició un ciclo de ajuste en marzo de 2021. Si bien los altos niveles de reservas internacionales de la región, la solidez del banco central y la credibilidad ayudarán a mitigar el impacto de condiciones financieras más estrictas y aumento del endeudamiento, los costos pondrán a prueba las finanzas públicas a través de mayores pagos de intereses, ya que la deuda pública y las necesidades de financiación siguen siendo elevadas.
Los países
Argentina volvió a registrar en septiembre la segunda tasa más alta de inflación de América Latina, en torno del 7%, frente al 11,5% de Venezuela y la deflación registrada en Paraguay y Brasil.
El equipo económico y los consultores coincidieron en anticipar que la inflación argentina seguramente se estacionó en un nivel parecido al de agosto, cuando el Instituto Nacional de Estadística y Censos informó que el índice de precios al consumidor (IPC) llegó al 7% y al 78,5% en comparación con el año previo.
En Venezuela el dato independiente de inflación arrojó en septiembre una suba del 11,5% y del 157% en un año.
El Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), un “think tank” independiente del gobierno de Nicolás Maduro, informó que la inflación en septiembre llegó al 11,5%, acumuló 111,8% desde diciembre último y 157% en un año. El último dato informado por el Banco Central de ese país fue el de agosto, cuando arrojó una suba de los precios del 8,2% frente al 17,3% informado por el OVF.
Otros comportamientos
En la primera quincena del mes, Brasil volvió a exhibir un cuadro de “inflación negativa” -como en los dos meses previos-, con una baja del 0,3% y un aumento del 8% en el último año. En las primeras dos semanas del mes pasado hubo caídas en el precio del combustible, los alimentos en el hogar y la comunicación, tras la reducción de impuestos y la subida en la tasa de interés.
Un informe del Banco Itaú destacó que “los datos son coherentes con nuestra lectura de una desinflación gradual en los próximos meses. Nuestra previsión de final de año para el IPCA es del 6%, pero con un sesgo a la baja”.
Luego de Argentina, se ubicó Chile con el 0,9% el mes pasado y 13,7% el último año; luego Uruguay registró una subida del 0,8% en los precios al consumidor y del 9,9% en el último año, mientras que en Paraguay también hubo deflación en septiembre, del 0,1%, mientras que en los últimos 12 meses el incremento fue del 9,3%. A su vez, Ecuador mostró un aumento del 0,3% y del 4,1%, respectivamente. Por su parte, Bolivia registró una variación de apenas 0,1% en el mes y del 1,8% en el último año.