CADA SEMANA el presidente Gustavo Petro, expone su idea de renegociar el tratado de libre comercio (TLC) que Colombia tiene con Estados Unidos. Los mensajes, que no exponen ideas claras ni están soportados con argumentos técnicos, se intensificaron en los últimos días al señalar que se deben revisar también los acuerdos comerciales que se tiene con la Unión Europea, y que se retire al país del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI).
Esta última petición tiene que ver con la millonaria demanda que perdió Colombia con la compañía española Telefónica, a la que tendrá que pagarle $1,6 billones, que dicha empresa le pagó al país. La disputa surgió de la aplicación por parte de Colombia de diversas medidas para obtener la reversión de activos relacionados con el negocio de telecomunicaciones de Telefónica en el país. Como consecuencia de dichas medidas, Telefónica se vio forzada a pagar al Estado la cantidad de US $379,8 millones en 2017.
A mediados de agosto del año pasado, durante una reunión con las bases del sector cafetero colombiano en Pitalito (Huila), no solo criticó el TLC, sino que, además, anunció que buscaría su renegociación.
Complicaciones
Cumplir la orden del presidente Petro de renegociar los TLC con Estados Unidos y Europa en un año implicaría que las contrapartes de Colombia también tendrían que estar de acuerdo con lo expresado por el mandatario, toda vez que en un proceso de esa naturaleza se requiere del concurso y aceptación de ambas partes.
Ante esta situación, la presidenta de la Cámara Colombo Americana, AmCham Colombia, María Claudia Lacouture, ha hecho diversos llamados desde varias tribunas, para que el país mantenga el pragmatismo en la política con Estados Unidos en donde priorice la interacción con el Congreso de ese país y evitar una renegociación del Tratado de Libre Comercio con ese país ante el riesgo de perder los beneficios logrados.
“Tenemos un riesgo real de ir por lana, y salir trasquilados. El Gobierno de Colombia está abriendo la puerta de la renegociación del tratado de comercio con Estados Unidos, iniciativa que, además de ser innecesaria, podría ser absolutamente contraproducente”, dijo Lacouture en el conversatorio de análisis sobre las perspectivas de la relación con Estados Unidos, tras la reelección de Donald Trump en la presidencia de ese país.
Puerta innecesaria
Lacouture agregó que abrir la puerta de la renegociación es “innecesaria porque el acuerdo comercial prevé mecanismos de revisión y ajuste qué es lo que correspondería hacer en este momento. Y contraproducente porque no sabríamos adonde podría llevar la renegociación. Como quien dice podríamos estar yendo por lana y salir absolutamente trasquilados”.
Señala la dirigente que el acuerdo comercial vigente ya contempla mecanismos de revisión y ajuste, lo que permite realizar modificaciones específicas sin necesidad de renegociar su estructura general. Sin embargo, ciertas acciones recientes generan incertidumbre en la relación bilateral y envían señales que podrían interpretarse como una intención de renegociación.
Entre estas acciones que ha emprendido el Gobierno, están las declaraciones sobre la posible apertura del Capítulo 10 del TLC, “relacionado con la inversión extranjera, lo que podría debilitar las garantías para los inversionistas y reducir la confianza en Colombia como destino de inversión”.
Asimismo, menciona AmCham, está “la intención de retirarse del CIADI, mecanismo internacional de resolución de disputas, afectando la credibilidad del país en el cumplimiento de acuerdos internacionales”.
Otros hechos
Otros de los anuncios son los incumplimientos en compromisos asumidos en el TLC, como los relacionados con la chatarrización de camiones, denunciados en una carta reciente de 14 congresistas estadounidenses al USTR, y la posibilidad de imponer aranceles al maíz importado desde Estados Unidos, “un cambio que podría desestabilizar la economía local y aumentar los costos para los consumidores colombianos”, según la Cámara.
Indica el gremio, que “estas señales, lejos de fortalecer la relación comercial con nuestro principal socio, crean un panorama de incertidumbre que afecta la confianza y estabilidad de una alianza estratégica que ha generado importantes beneficios para Colombia en términos de comercio, inversión y desarrollo económico.
Impactos
Ante los posibles impactos de una renegociación del TLC, la presidenta de AmCham Colombia, mencionar que está el “riesgo de pérdida de beneficios actuales: una renegociación del TLC no garantiza mejoras y, por el contrario, podría llevar a Colombia a ceder ventajas comerciales claves en sectores como agroindustria, manufacturas y servicios”.
Asimismo, está el “incremento en los costos de bienes básicos: cambios en las condiciones de importación del maíz podrían llevar a un aumento de precios en productos de la canasta familiar, afectando directamente a los colombianos, en especial la población más vulnerable y de bajos ingresos”.
Consideran que alterar las condiciones comerciales podría impactar cadenas productivas clave, como la pecuaria, favoreciendo la importación de productos terminados en lugar de estimular la producción local, así como presentar una afectación a la confianza inversionista. Las modificaciones abruptas al marco jurídico y comercial generan incertidumbre entre los inversionistas extranjeros, afectando la llegada de capital y la creación de empleo en el país.
Señalan que “Colombia tiene la oportunidad de consolidarse como un socio estratégico clave en la región, liderando un enfoque integral que combine el control del narcotráfico y la reducción de cultivos ilícitos con estrategias de desarrollo social, al tiempo que propone soluciones innovadoras para manejar la migración regional mediante inversión productiva y tecnología fronteriza. Adicionalmente, puede ser un aliado estratégico para incrementar la inversión extranjera en el país, especialmente en un contexto donde el nearshoring se presenta como una posibilidad real debido a las tensiones comerciales y la política de aranceles que podría implementar el expresidente Trump con México, Canadá y China”.
“Desde AmCham Colombia, reiteramos que una renegociación del TLC con Estados Unidos no solo es innecesaria, sino que podría poner en riesgo los logros alcanzados en nuestra relación comercial bilateral. En lugar de buscar cambios inciertos, el país debe enfocarse en fortalecer el marco existente, generar confianza y consolidarse como un socio confiable y estratégico en la región. Una relación sólida y proactiva beneficiará a ambas naciones en objetivos compartidos como la estabilidad regional, el desarrollo sostenible y el crecimiento económico”, señala la Cámara.
La preocupación por el maíz
Por otra parte, un grupo de 39 congresistas demócratas y republicanos enviaron una carta al Departamento de Agricultura y a la representante comercial de Estados Unidos expresando su preocupación ante una posible investigación solicitada por Colombia para revisar los subsidios que otorga el Gobierno estadounidense a los cultivadores de maíz.
Los congresistas recuerdan que previamente Colombia inició una propuesta de “Subsidios e Investigación de Medidas Compensatorias (SCM)” contra las exportaciones estadounidenses de leche en polvo y esto resultó en aranceles a las ventas estadounidenses de estos productos, por ello piden evitar agravar el comercio estadounidense con una nueva investigación del lado colombiano.
“Instamos a elevar el acuerdo bilateral existente. Es necesario dialogar sobre este tema para evitar cualquier medida arbitraria de restricción del comercio que afecte negativamente al comercio del maíz”, indica el documento enviado por los 39 congresistas.
Los congresistas de ambos partidos resaltan que desde que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos en 2012, las exportaciones de maíz estadounidense al país han aumentado de manera sustancial dado el aumento en el envío de maíz amarillo para alimentación animal.
Producción de maíz
En Colombia, hasta 1990 se sembraban 786.800 hectáreas de maíz, sin embargo, con el TLC firmado con Estados Unidos, los bajos precios del maíz importado llevaron al sector a la quiebra. En 2008 se registraron apenas 523.820 hectáreas sembradas.
De acuerdo con las cifras de Fenalce, la demanda nacional (producción más importaciones) pasó de 4,5 millones de toneladas en 2009 a más de 8,4 millones de toneladas en 2022, esto se explicó por el crecimiento mundial de la demanda de maíz amarillo, que lo consumen principalmente para la alimentación de animales.
De hecho, en los últimos cinco años, en el país apenas se llegó a las 462.626 hectáreas sembradas, un crecimiento quinquenal de 18,4%. Esto evidencia la subutilización de la tierra en Colombia que se debe corregir, que según Fenalce, en el país tan solo se siembra el 1% del área potencial para maíz.