El Congreso de Chile despachó este miércoles la ley que crea una Pensión Garantizada Universal (PGU), la que aumentará el monto de las pensiones para unos 2,5 millones de jubilados, uno de los mayores reclamos de la sociedad chilena.
La iniciativa, planteada como una de sus últimas leyes por el gobierno del conservador Sebastián Piñera, fue aprobada por unanimidad en la Cámara de Diputados tras un acuerdo con la oposición.
La PGU "va a mejorar las pensiones no sólo de los actuales pensionados, sino también de todos aquellos que se pensionarán en el futuro, lo que sin duda les dará hoy una mayor tranquilidad y seguridad con respecto a su tercera edad", dijo el presidente Piñera, tras la aprobación de la iniciativa.
Las bajísimas pensiones que reciben los chilenos a partir del sistema privado de capitalización individual creado en la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) son uno de los motivos de mayor reclamo de los chilenos.
Desde hace 15 años, avanzan sin éxito varios proyectos para modificar el funcionamiento de las privadas Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), que estipulan la capitalización absolutamente individual del trabajador y que en promedio entregan hoy pensiones más bajas que el salario mínimo (450 dólares).
Desde febrero, la PGU aumentará en 5% el monto de la actual pensión solidaria universal que reciben todos quienes nunca cotizaron en las privadas AFP, que reciben cerca de 230 dólares.
Desde agosto, todos aquellos que reciban pensiones mensuales menores a 780 dólares recibirán 230 adicionales gracias a la PGU.
Para financiar esta iniciativa, que necesita una recaudación de casi 0,70 puntos del PIB, se eliminaron varias excepciones tributarias, como un crédito especial a las empresas constructoras y se gravaron bienes y patrimonios de lujo, entre ellos, yates, helicópteros, avionetas y automóviles.