
ENTRE HOY y mañana la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) celebrará su primera reunión de política monetaria desde el regreso a la Casa Blanca de Donald Trump, un presidente determinado a influir sobre las tasas de interés.
En su primera semana en el puesto, el mandatario presionó a la institución, independiente del poder político, al “exigir” el jueves que “las tasas de interés bajen inmediatamente”.
También consideró normal que los directivos de la FED no lo escuchen. “Conozco mejor las tasas de interés de lo que ellos las entienden”, lanzó.
“Pienso que conozco (el tema) mucho mejor que el principal responsable” del organismo, dijo en referencia al presidente del banco central, Jerome Powell, a quien no mencionó.
Trump fue quien nombró a Powell en 2017 al frente de la FED, un organismo al que los presidentes no suelen criticar.
“Los dejaré trabajar, pero si no estoy de acuerdo, lo haré saber”, añadió Trump.
Desde Davos
Durante una conferencia virtual en el Foro Económico Mundial de Davos el 23 de enero de 2025, instó a la institución a reducir urgentemente las tasas de interés. Según sus palabras, “con los precios del petróleo que van a bajar, exijo que las tasas de interés bajen de inmediato y, de la misma manera, deberían bajar en todo el mundo”. Este nuevo llamado público refleja una escalada en su confrontación con la FED, a la que acusa de frenar el crecimiento económico manteniendo tasas altas.
Una declaración como esta se da mientras la FED, dirigida por Jerome Powell, planea mantener sus tasas de referencia entre el 4,25% y el 4,50%. Esta estrategia se basa en dos prioridades: contener una inflación creciente, que recuperó fuerza a finales de 2024, y preservar la solidez del mercado laboral. Trump; sin embargo, no oculta su hostilidad hacia Powell, a quien le reprocha actuar, según él, “al servicio de los demócratas”. Al rechazar el enfoque ha declarado: “conozco mucho mejor las tasas de interés de lo que ellos las comprenden”. Estas críticas subrayan el desafío político que rodea este debate, mientras que la cuestión de la independencia de los bancos centrales sigue siendo una preocupación central.
Reuniones
La FED se reúne cada seis semanas para evaluar el nivel de las tasas de interés. Actualmente las tasas altas responden a un ciclo de ajuste monetario destinado a contener la inflación.
Cuando las tasas son elevadas, los créditos se encarecen y con ello caen el consumo y la inversión y baja la presión sobre los precios. Por el contrario, tasas más bajas alimentan la dinámica económica.
Ahora los mercados consideran poco probable que se produzca un nuevo recorte de tasas antes de marzo, según FedWatch, una herramienta del grupo CME para seguir la media de opiniones de expertos en el mercado.
Presente
El desafío para la FED será entonces mantener sus tasas y contener la furia del nuevo presidente. “El objetivo será hacer el menor ruido posible alrededor de esta pausa”, observó Diane Swonk, economista jefe de KPMG, en declaraciones a la AFP.
Jerome Powell evitará “especular” sobre las repercusiones económicas de las políticas del nuevo gobierno y esperará a ver “cómo afectan efectivamente la economía”.
La reunión “debería marcar el tedioso inicio de un año tumultuoso para la FED”, resumió Michael Feroli, economista jefe de JP Morgan.
Entre otras dudas del mercado está si Trump articulará los aranceles con los que viene amenazando. Y si eso se traducirá en un aumento de precios y una desaceleración del ritmo de actividad, como anticiparon muchos expertos.
El expresidente de la FED de St. Louis James Bullard señaló a la AFP que los mercados “dan demasiada importancia” al riesgo inflacionario que acarrearían los aranceles.
Bullard descarta un efecto mecánico aranceles-subida de precios porque los consumidores podrían buscar productos sustitutivos o simplemente dejar de comprar, explicó.
Sobre los comentarios del presidente, el decano de la escuela de Comercio de la universidad de Purdue (Indiana) señala que Trump, siendo un promotor inmobiliario, está acostumbrado “al mundo de las tasas de interés”.
“En su primer mandato hubo que acostumbrarse a ver a un presidente opinar sobre la política monetaria”, recordó. Consideró que esto puede ser “sano” siempre que no desvíe a la FED de su “misión”, que es controlar la inflación y mantener el pleno empleo.
Decisiones
Por otro lado, y como parte de sus primeras decisiones, el presidente Trump, prohibió por decreto que la Reserva Federal desarrolle una moneda digital, un asunto en el que el banco central realmente nunca avanzó.
El nuevo decreto prohíbe “crear, emitir o promover una moneda digital proveniente de un banco central (CBDC, sigla en inglés)” y ordena “poner fin” a todo trabajo vinculado a esta posibilidad.
La alternativa de un dólar digital fue objeto de reflexión por parte del banco central estadounidense, aunque no hubo resolución.
El gobierno de Joe Biden era favorable a la idea, considerando que ofrecía ventajas y oportunidades. A pesar de ello, identificaba riesgos.
Los directivos de la FED, por su parte, nunca escondieron su escepticismo.
En marzo pasado, el presidente del banco central, Jerome Powell, insistió en que la FED estaba todavía “muy lejos” de un CBDC, un dólar digital del banco central.
El decreto de Trump, de todos modos, busca impulsar la promoción de las criptomonedas en Estados Unidos.

Gestión
Prevé la creación de un grupo de trabajo encargado de reflexionar sobre este tema, para formular propuestas al Congreso y al presidente y reforzar el sector.
Trump lanzó una criptomoneda, $TRUMP, el 17 de enero, tres días antes de asumir la presidencia.
Se trata de un “meme coin”, una criptomoneda que se lanza en andas de la popularidad de una persona o de un fenómeno viral.
La inflación está disminuyendo y los mercados laborales son sólidos. El siguiente paso es ajustar el nivel de tipos de interés para mantener la economía en equilibrio. “La Reserva Federal dejará de tener un papel protagonista”, señala el gestor Pramod Atluri.
Los mercados centrarán ahora su atención en el crecimiento económico, los beneficios empresariales y la evolución del contexto político y normativo. Las prioridades de política económica de Trump en este segundo mandato, entre las que se incluyen las rebajas de impuestos, los aranceles y la desregulación, podrían favorecer al crecimiento de la economía estadounidense y a los activos de riesgo. También podrían provocar un fortalecimiento del dólar, un aumento de la inflación y unos tipos de interés elevados.
Políticas fiscales
El impacto de las políticas fiscales hace que las perspectivas de la Reserva Federal resulten más confusas, sobre todo en un contexto de solidez económica. “Los tipos de interés no parecen muy restrictivos para el crecimiento económico”, explica Atluri.
“En ausencia de una recesión, la Reserva Federal podría realizar menos recortes de los previstos antes de las elecciones”. Además, Atluri no está convencido de que los aranceles vayan a ser tan contundentes como para ralentizar el crecimiento y aumentar la inflación. A pesar de los aranceles, la inflación no se aceleró durante la primera presidencia de Trump. “Acabó siendo un entorno de crecimiento sólido con una inflación contenida”. Dicho esto, podríamos asistir a un aumento de la volatilidad en los tipos de interés y los mercados financieros a medida que los inversores vayan calibrando la dirección de las futuras políticas.