Con la decisión de la Junta Directiva del Banco de la República de aumentar la tasa de interés de referencia en 100 puntos básicos hasta 5%, el mercado se alertó sobre el posible efecto que pueda tener esta medida en el crecimiento económico del país, en especial frente al consumo, que ha sido el gran jalonador de los últimos meses, y en el empleo, el cual ya muestra signos de recuperación.
Este incremento, el segundo consecutivo de este nivel, y uno de los más altos en más de 20 años de decisiones de la Junta del Banco, busca desacelerar la economía, y así ponerle freno a la inflación que hoy ronda cerca del 8% anual a febrero.
Sin embargo, para analistas y expertos, esta subida rápida y agresiva de las tasas de interés puede generar efectos colaterales que, o se desconocen, o pueden perjudicar la economía de las personas.
Como lo explican los especialistas, la medida encarecerá el dinero a los bancos, buscando que estos a su vez suban las tasas al público, para impedir que los ciudadanos gasten en productos que llegan más caros a los mercados nacionales, debido a razones externas.
Encarecimiento
En efecto, el encarecimiento del uso del dinero frenará principalmente el consumo de los colombianos, como lo advierten los comerciantes. “El encarecimiento del crédito del sistema bancario será una de las principales consecuencias”, sostiene el presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), Jaime Alberto Cabal.
El líder gremial señaló que el incremento en las tasas de interés afectará la recuperación económica de algunos sectores; pese a eso, reconoce que la decisión del Banco de la República “va en dirección correcta, para contrarrestar la inflación del país”.
De la misma manera, el profesor de Economía de la Universidad Piloto de Colombia, Óscar Loaiza Pava, explica que en el país los créditos serán más costosos para empresas y personas. No importa su rubro: desde el libre consumo como las tarjetas de crédito hasta las decisiones de inversión de las empresas, pasando por la compra de vivienda a crédito y la adquisición de vehículos.
“Los consumidores responsables optarán por no endeudarse a costos elevados y las empresas tendrán más incentivos para ahorrar que para invertir, posponiendo así las decisiones de crecimiento. Subir las tasas es el equivalente a aplicar un freno de mano a la economía”, explicó Loaiza.
Según el especialista, para los colombianos será más rentable tener el dinero guardado en el banco que gastárselo.
Contraposición
Para el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, en el “sector privado lo que estamos viendo es un dinamismo grande en el otorgamiento de crédito, el ritmo de crecimiento de la cartera es de doble dígito, o sea, superior al 10% y en todos los rubros, en todos los tipos de crédito: el crédito de consumo y el crédito a microempresas, el crédito comercial, el crédito hipotecario, se observa una aceleración de crédito en los últimos tres meses”, especificó.
Añadió que, “en ese sentido, no hay una preocupación en este momento por una interrupción de este proceso. Por el contrario, lo que estamos viendo es que terminamos una fase y estamos saliendo ya de la crisis ocasionada por la pandemia con un sistema financiero colombiano fortalecido, que está siendo capaz de responder con fuerza ante la demanda de crédito de las empresas y de los hogares”, comentó.
En el caso del crédito al sector público, destacó: “El crédito al sector público en ningún momento ha tenido dificultades. El Gobierno ha podido financiarse, incluso en los momentos más críticos de la pandemia, el monto de los grandes que se requirieron para atender las necesidades del país durante 2020-2021, y lo sigue haciendo de manera amplia”.
Para cerrar la idea, Villar manifestó que “lo que sí tiene un impacto importante es la política de reducción de la inflación, de control de la inflación del Banco de la República, para garantizar que las expectativas de inflación a futuro son más bajas y que por lo tanto las tasas de interés a las cuales puede colocar el Gobierno títulos en el mercado son también más bajas”.
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Incidencias
En ese sentido, explicó que el Gobierno se ve perjudicado cuando la inflación es más alta. “Se ve perjudicado porque ante una situación de más inflación le toca permitir que las tasas de interés se ubiquen en niveles más altos y la política del Banco de la República que hemos trabajado de manera muy coordinada con el Gobierno, con el ministro de Hacienda, en el seno de la Junta, la política antiinflacionaria, ayuda de manera clara a evitar que esas tasas de interés de los títulos de largo plazo que coloca el Gobierno en el mercado vayan a aumentarse y, por el contrario, contribuye a que puedan reducirse en el futuro”, puntualizó.
Por su parte, el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, expresó que “esta decisión se toma para proteger la capacidad adquisitiva de los colombianos, que es muy importante para garantizar un ingreso real suficiente que permita también un buen comportamiento de la demanda”.
Mientras que en contravía está el economista Mario Valencia, pues argumentó que “subir tasa de interés desacelera el consumo, factor que explica 70% del PIB”.
“Problema con @BancoRepublica no es su independencia, es que su único mandato es la inflación, desconectado del empleo. Subir tasa de interés desacelera el consumo, factor que explica 70% del PIB. Pero no estimula producción, que actuaría contra inflación por creación de +oferta”, publicó en Twitter el docente.
Esperaban más incrementos
Por otro lado, los analistas de mercado se encontraron ante la sorpresa de un aumento de tasas significativamente más bajo, pues en el consenso general, los tipos subirían 150 puntos básicos.
“El incremento de la tasa de interés estuvo por debajo del estimado por los economistas, que esperábamos que la tasa subiera a 5,5%. Justamente, la sorpresa a la baja en la decisión del Banco de la República se justificó en buena parte en evitar un fuerte impacto sobre la actividad económica y proteger el empleo”, afirmó Daniel Velandia, jefe de investigaciones de Credicorp Capital.
Según Velandia, la medida es positiva pues intenta detener el alza de los precios, condición que es regresiva y afecta a los más pobres.
Y afirma que el efecto en los consumidores no será inmediato y, por el contrario, les da un tiempo para que puedan aprovechar las tasas bajas.
“Para los consumidores en particular, los hogares, el proceso se demora un poco más, puede tardar entre 10 y 18 meses esa transmisión. Por lo cual seguimos con tasas de interés históricamente bajas en el crédito, aunque han venido subiendo gradualmente”, afirmó.
En cuanto a si esta decisión ayudará a que bajen los precios de los alimentos, Velandia explicó que “la tasa de interés poco puede hacer sobre los precios de los alimentos (…) Lo que se espera es que los incrementos en precios empiecen a moderarse a partir de mitad de año, que se estabilicen o empiecen a crecer a un menor ritmo”, y agregó que a final de año sí podrían verse unas caídas.