El desplome de los precios del crudo ya está marcando el rumbo de la economía colombiana, en que los primeros tres meses fueron de altibajos para los principales indicadores macroeconómicos.
La menor entrada de recursos provenientes del sector de hidrocarburos, ha descuadrado las finanzas gubernamentales. Tanto el comportamiento alcista de la inflación, el menor crecimiento, la devaluación del peso, la alta demanda de crédito, la débil situación de la industria, el suba y baje del comercio y el fuerte déficit de la balanza comercial, aupado por la caída de las exportaciones, son las principales muestras de que entre enero y marzo las cosas marchan como quisieran el Gobierno y el sector privado.
En los primeros informes sobre la economía, se indica que el PIB en Colombia se habría desacelerado en el primer trimestre del año, frente al periodo inmediatamente anterior, por una moderación de la actividad de comercio, los servicios sociales y los impuestos, según un indicador publicado por el Ministerio de Hacienda.
El Indicador Sectorial Adelantado de Actividad (Isaac+), basado en la frecuencia de búsquedas en Google Trends, arrojó que cinco sectores muestran comportamientos estables frente al trimestre inmediatamente anterior: la agricultura, la industria, la construcción, los servicios financieros y el transporte y comunicaciones.
Con ello, el Producto Interno Bruto (PIB) se había expandido un 0,7 por ciento en el cuarto trimestre de 2014 frente al tercer trimestre del mismo año, y un 3,5 por ciento en la comparación con los mismos tres meses de 2013.
El sector minero mostró una aceleración en el primer trimestre, explicada por una mayor producción de petróleo en el periodo, agregó el informe. El Isaac+ mide el pulso económico tomando como base la frecuencia de búsquedas en internet de palabras como “cine”, “zapatos” o la marca de un auto, que se asocian al consumo y al comercio minorista y otras que se vinculan al ahorro y al empleo, mostrando las intenciones de la población casi en tiempo real.
El impacto
De la misma manera, en el primer informe que el Banco de la República presentó al Congreso, en el que a partir del segundo semestre de 2014 la economía colombiana comenzó a recibir un fuerte choque en sus términos de intercambio como resultado de la sorpresiva caída en el precio internacional del petróleo. Esta disminución alcanzó el 60% entre finales de junio de 2014 y mediados de enero de 2015, al pasar de 115 dólares el barril a 45,8 dólares para la referencia Brent.
Los pronósticos de los analistas internacionales permiten prever que se trata de un choque con un componente persistente. Todos concuerdan en que la recuperación del precio será lenta, y que difícilmente en el mediano plazo recuperará los niveles que se observaron antes de la caída reciente, debido a que no se espera que el exceso de oferta de crudo, principal causa de este fenómeno, desaparezca en los próximos años.
En los balances preliminares se tiene que el país dejó de recibir cerca de 7.000 millones de dólares por culpa de la caída de los precios del crudo.
De esta manera, ese factor positivo que impulsó la economía colombiana en el pasado dejará de ser un motor de crecimiento. Dada la persistencia del choque será imprescindible que la economía del país se ajuste a las nuevas circunstancias. De lo contrario surgirían desequilibrios macroeconómicos que pondrían en peligro los progresos logrados, que ubican hoy en día a Colombia como una economía con grado de inversión y cuyos avances sociales han sido significativos.
Los ajustes
En tales condiciones, el ajuste de la economía deberá realizarse en diversos frentes. En el campo fiscal el Gobierno ya avanza en este proceso, tanto con la reforma tributaria aprobada a finales de 2014, como con los recortes y aplazamiento de gasto anunciados.
Si los pronósticos de los analistas sobre el precio del petróleo se cumplen, posiblemente a futuro se tendría que profundizar ese ajuste. El cumplimiento de la regla fiscal será fundamental para lograr un ajuste oportuno y ordenado.
De otra parte será indispensable una recomposición del crecimiento desde la demanda interna hacia las exportaciones. Para ello, la depreciación del peso con respecto al dólar será un factor clave, no solo porque amortigua el impacto sobre las finanzas públicas, sino también porque, al depreciarse la tasa de cambio real aumenta la competitividad del sector exportador, lo cual puede estimular una mayor diversificación de las exportaciones.
Ello podría contribuir a contener la ampliación del déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos ante la caída del valor de las exportaciones de petróleo y, a la vez, ofrecer un impulso al crecimiento del producto.
Si bien un ajuste oportuno de la economía ayudará a prevenir desequilibrios macroeconómicos insostenibles, no impedirá que se transmitan los efectos del choque petrolero. Es importante crear un consenso sobre la necesidad de adaptarse a esta nueva realidad. Las políticas monetaria y fiscal no tienen el poder de eliminar totalmente los efectos negativos del choque, en la medida en que se podrían generar otros desbalances riesgosos para la economía, si esta no se adapta a su nueva senda de ingreso.
Ello es coherente con el anuncio del Banco de la República de reducir su pronóstico de crecimiento para 2015 de 4,3% a 3,6% (dentro de un rango de incertidumbre entre 2% y 4%).
La inflación
De otro lado, la aceleración de la inflación en los primeros tres meses con una cifra que ya supera el rango superior de la meta del 4 por ciento y se explica principalmente por el mayor ritmo de aumento en los precios de los alimentos y, en menor medida, por un traspaso parcial de la depreciación del peso a algunos rubros de la canasta familiar.
En contraste, el promedio de las medidas de inflación básica se situó en 3,53%. Esto revela que el aumento en la inflación total al haber sido presionado por un incremento anormal en el precio de algunos alimentos, corresponde a un fenómeno que se espera sea transitorio.
Las expectativas de inflación indican que los mercados perciben claramente el carácter transitorio de la desviación de la inflación con respecto a su rango meta.
En efecto, para marzo de 2015 el promedio de las expectativas de inflación de los analistas a uno y dos años se situó en 3,17% y 3,14%, respectivamente.
Impacto de la caída
Los efectos de la caída de los precios internacionales del petróleo se transmiten a la economía nacional mediante diversos canales. El más importante es el descenso en los términos de intercambio. Ello se refleja en un deterioro del ingreso nacional y en una menor inversión, al igual que en una desmejora del balance comercial y fiscal.
La caída de las cotizaciones del crudo también reduce las entradas de capital, sobre todo las relacionadas con la inversión extranjera directa dirigida al sector petrolero. Todo ello puede aumentar las primas de riesgo del país. Adicionalmente, este sector tiene encadenamientos con otras ramas de la economía mediante la compra y venta de insumos y bienes finales.
Además, es una actividad intensiva en el uso de capital, con lo cual aporta a la formación bruta de capital del país y, en menor medida, al mercado laboral. En los primeros meses de 2015 la inflación anual al consumidor ha seguido aumentando. Sin embargo, se espera que entre el segundo y el tercer trimestres empiece a declinar, en la medida en que cedan las presiones de carácter transitorio.
Adicionalmente, si se cumplen los pronósticos de un menor crecimiento del PIB en 2015, la economía deberá enfrentar algunos excesos de capacidad productiva, lo que permitiría descartar presiones importantes originadas en la demanda.
El empleo
Por esta misma razón, el ritmo de creación de empleo tenderá a ser menor que en los años anteriores, limitando las alzas de los costos laborales. Esta tendencia se mantendría en 2016, cuando la inflación continuaría convergiendo a la meta.
Para 2015 la proyección del balance externo se enmarca en un contexto de recuperación de las economías avanzadas, pero con precios internacionales de productos básicos más bajos. Adicionalmente, para las economías exportadoras netas de bienes primarios, los choques de precios implicarían una desaceleración de su crecimiento.
En este escenario, la fuerte caída del precio del petróleo y sus implicaciones en la dinámica de los precios de otros bienes básicos tendrán un efecto significativo en las ventas externas de productos tradicionales y en las cuentas externas del país.
Por el contrario, las mejores perspectivas para la economía de los Estados Unidos, en particular, significan unas mejores condiciones de demanda para las exportaciones no tradicionales de Colombia, las cuales se verían adicionalmente favorecidas por el proceso de apreciación de la moneda estadounidense.
Industria
Con respecto a la industria, el pronóstico para 2015 prevé una recuperación basada en los esfuerzos de inversión efectuados en años anteriores, en la diversificación de productos y de mercados de exportación y en la contribución que la reciente depreciación genere en términos de competitividad.
Asimismo debe señalarse que el sector tendrá una baja base de comparación luego de tres años de estancamiento, y que la reapertura de Reficar en el segundo semestre significará un salto importante en la producción de derivados del petróleo, cuya participación en el PIB de la industria se encuentra alrededor del 12,5%.
Gracias a todo ello, la industria manufacturera lograría expandirse durante 2015 a una tasa superior a la del conjunto de la economía. De todas maneras, algunas ramas seguirían enfrentando una dura competencia de las importaciones, de acuerdo con la percepción reportada por los empresarios en las encuestas de la ANDI.
Tasa de cambio
Para algunos sectores como el exportador, el comportamiento de la tasa de cambio fue un alivio, mas no para los importadores. Los mercados prevén una estabilidad sobre los 2.500 pesos.
Esta situación beneficia al sector del calzado, sobre todo a los exportadores y al de confecciones, que reciben mayores recursos por sus ventas al exterior, pero a la vez perjudica a quienes tienen que comprar afuera la materia prima para producir.
Este comportamiento de la divisa no se presentaba desde el 2 de abril de 2009 cuando logró 2.534,99 pesos. Sin embargo, la cotización más alta del dólar en el mercado cambiario colombiano se obtuvo el 12 de marzo de 2003, cuando bordeó los 3.000 pesos y cerró en 2.962,76 pesos.
De acuerdo con analistas, el incremento obedece a la caída en los precios internacionales del petróleo, así como por la expectativa frente a una nueva reforma tributaria en el país y por el posible incremento en las tasas de interés de referencia de Estados Unidos, entre otros factores.
Por otra parte, el rector de la Universidad del Rosario, José Manuel Restrepo, afirmó que si el precio internacional del petróleo sigue bajando, la tasa de cambio en Colombia seguirá al alza y estimó que podría moverse hacia los 2.520 pesos y 2.540 pesos.
Restrepo dijo que el mercado cambiario en el país se está moviendo a un rango superior de volatilidad. “Anoche el petróleo volvió a subir ligeramente. Nos estaremos moviendo en ese rango”, señaló.
Y añadió que esta incertidumbre sobre el movimiento de la tasa de cambio “afecta los temas de inversión extranjera”. En efecto, señaló que ya hay signos de que esta inversión se está frenando, pues en enero de 2015 cayó 6 por ciento con relación a enero de 2014.
De acuerdo con el analista Bernardo Ramírez, “la escalada del dólar sirve a unos y perjudica a otros, siempre es así. Por ejemplo para los exportadores que no dependen tanto de la compra de materias primas para producir, como el sector cafetero, es una buena noticia, pero la alta cotización del dólar no beneficia hoy a los petroleros y mineros que deben soportar los bajos precios internacionales”.
Ramírez considera que sin embargo, “el país está frenando, con el comportamiento del dólar, el impacto que sobre las finanzas del país tiene la caída de los precios del crudo, sin embargo si la cotización del dólar sigue aumentando, podría afectar las metas de inflación y desde luego las del crecimiento económico para este año”.
Por otra parte, la analista del BBVA Research, Juanita Téllez, estima para este año una devaluación de 20,6 por ciento promedio anual con una tasa de cambio alcanzando niveles máximos durante el primer trimestre, con lo cual este comportamiento unido a la fuerte devaluación del segundo semestre de 2014 empujará la inflación al alza en la primera mitad del año.
”Esperamos que la inflación cierre 2015 en 3,5 con registros muy cercanos al rango superior del rango meta en el primer semestre”, comentó la economista jefe de BBVA Colombia.
”La caída en el precio del petróleo fue más fuerte de lo que la anticipábamos. No obstante, creemos que el precio del petróleo tocaría piso y la tasa de cambio alcanzará su nivel máximo durante el primer trimestre de 2015. A partir del segundo semestre, el precio del crudo se recuperará con lo cual el tipo de cambio corregirá parte de su incremento”, señaló Téllez.