La economía siria, asfixiada tras 17 meses de revuelta contra el régimen de Bashar al Asad y con todos sus indicadores en rojo, logra sobrevivir a pesar de las sanciones internacionales gracias a "países amigos" como Rusia, Irak, Irán o Venezuela, indican los expertos.
En un país devastado por la violencia, el Producto Interior Bruto (PIB) se desmorona, la inflación alcanza máximos, el desempleo está al alza y el déficit de las cuentas corrientes no para de aumentar.
"La economía se está quedando sin aliento. Se degrada lentamente pero de forma continua, a semejanza de la pérdida gradual de control del gobierno", asegura Jihad Yazigi, director de la revista económica en linea Syria Report.
Las cifras hablan por sí mismas. Según el estudio anual de The Economist Intelligence Unit (EIU), publicado en julio, la caída del PIB alcanzará el 8% en 2012 "porque la violencia disuade el consumo, la inversión y de forma más general la actividad económica, y a esto se añaden las sanciones europeas, en particular sobre la exportación de petróleo".
Otro estudio del Instituto de Finanzas Internacional es todavía más pesimista y prevé una contracción del PIB de entre el 14 y el 20% en 2012 "debido al descenso de la producción agrícola, la reducción de las inversiones y la caída de las exportaciones por los combates y las sanciones europeas".
La inflación alcanzó en mayo un 32,5% interanual y un 15,4% desde el inicio del año, según las estadísticas oficiales sirias, y podría empeorar.
"Los combates de las últimas semanas en Alepo y en Damasco reforzarán las tensiones inflacionistas porque estas dos ciudades se encuentran en centros de producción muy importantes", apunta Yazigi.
Los otros datos son igual de deprimentes. Los ingresos por habitante deberían retroceder desde los 4.784 dólares en 2010 a 4.259 en 2012, el déficit presupuestario crecerá considerablemente y la deuda pública, que representaba el 22,6% del PIB en 2010, superará el 50% en 2012, a causa de la caída del 40% de los ingresos y de un aumento del 20% del gasto en dos años.
"Se trata de una economía de supervivencia, una economía de guerra, y el país puede seguir así bastante tiempo porque tiene tendencia a vivir en autarquía y a reducir considerablemente sus importaciones, a excepción de las armas", asegura un banquero libanés.
Apoyo de países "amigos"
Jihad Yazigi destaca el papel de los países "amigos" de Siria y cita los casos recientes de un acuerdo de intercambio con Rusia y un préstamo de 1.000 millones de dólares de Irán.
"Si se confirman, son una muestra de que las autoridades no se encuentran sin soluciones" para hacer frente al mal momento económico, explica este analista.
Venezuela figura también entre los "amigos" de Siria y a finales de mayo Caracas confirmó haber enviado un nuevo cargamento de diesel al país, bajo embargo petrolero.
"Hemos hecho tres cargamentos a Siria, no se han requerido más", dijo el ministro venezolano de Petróleo y Energía, Rafael Ramírez, que en febrero había confirmado otros dos envíos y aseguró que enviaría más si la república árabe se lo "vuelve a pedir".
Debido a las sanciones, la producción petrolera pasó de 385.000 barriles diarios en 2010 a 182.000 en 2012 y cayeron en consecuencia las exportaciones (de 12.000 millones de dólares en 2010 a 4.000 millones en 2012).
"La economía siria está funcionado al 30% de sus capacidades y el sistema bancario es la sombra de lo que fue hace un año, porque los bancos públicos sufren sanciones internacionales y los establecimientos privados funcionan a medio gas por prudencia", asegura un economista europeo que acaba de abandonar Damasco para instalarse en Beirut.
La libra siria se ha devaluado un 50% con respecto al dólar en 17 meses, a pesar de dos ventas de oro y de plata por parte del Banco Central, que han aportado cada vez 3.000 millones de dólares, según este economista.
El total de reservas, que se elevaban a 19.500 millones de dólares, debería caer a 9.600 millones en 2012, según las evaluaciones de EIU.
La prensa oficial siria ha informado en las últimas semanas de las malas noticias económicas.
A principios de agosto, Sonia Janji, miembro de la Cámara de Comercio de Damasco, citada por el diario Al Watan, cercano al poder, afirmaba que el 30% de las pequeñas y medianas empresas sirias habían cerrado, lo cual había provocado un alza del desempleo que afecta en torno al 25% de la población activa.
"Siria está en estado de guerra, el gobierno debería hacer más homogénea su acción para redinamizar" el país, declaró a la AFP, y pidió medidas presupuestarias, fiscales y monetarias para hacer frente a las sanciones internacionales.