La economía brasileña se contraerá 0,15% en 2016 y 2,01% este año, según las proyecciones recogidas por el Banco Central entre operadores del mercado que por primera vez prevén que la caída del PIB no se agotará en 2015.
En medio de un escenario cada vez más pesimista, el sondeo divulgado este lunes mostró asimismo que la inflación alcanzará un 9,32% en el año en curso y generará un efecto inercial en el siguiente ejercicio, donde los consultados proyectan que los precios escalarán un 5,44%.
Las estimaciones de los operadores consolidan el clima negativo que reina en la séptima economía del mundo, que cerró 2014 con una magra expansión del 0,1% y está recorriendo su quinto año de actividad nula o baja.
En medio de un clima político e institucional crispado por las revelaciones del escándalo de corrupción en la estatal Petrobas, que puso bajo investigación a decenas de legisladores, los principales indicadores económicos siguen en la zona roja, incluido el sensible dato de desempleo, que en junio subió a 6,9% y anotó su sexta alza consecutiva.
El Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff lucha para terminar de pasar por el Congreso un duro ajuste fiscal que le genera un alto costo político dentro de las fuerzas afines en el Parlamento y hasta de su propio Partido de los Trabajadores (PT, izquierda).
La popularidad de la mandataria se derritió a un dígito pese a haber asumido hace solo siete meses y medio su segundo mandato y, el domingo, su figura y la de su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, fueron el blanco principal de unas multitudinarias protestas callejeras que reunieron cerca de 900.000 personas, que reclamaron el alejamiento de Rousseff del poder.
En julio, Brasil redujo drásticamente su meta de ahorro fiscal, transparentando sus dificultades para mantener la recaudación impositiva debido a la merma de la actividad, al tiempo que aplicó gigantescos recortes al presupuesto 2015 para intentar reencauzar la situación.
El informe Focus realizado por el Banco Central también proyectó que el país registrará un déficit de cuenta corriente de 77.000 millones de dólares y una balanza comercial positiva de 8.000 millones, uno de los pocos indicadores positivos este año, en gran parte debido a una caída de las importaciones superior a la de las exportaciones.
La media resultante de las consultas indica que la producción industrial retrocederá 5% este año y apenas crecerá 1% el próximo.
Los problemas económicos de Brasil pusieron en riesgo su sello de buen pagador y su grado de inversión bajó al último escalón en las principales agencias calificadoras.