Cuando analizamos el impacto de las decisiones que toman las personas desde la perspectiva de los impactos ambientales que dichas decisiones generan, nos estamos ocupando de un área poco estudiada de la economía, que es la economía ambiental.
Dicha área tiene entre sus objetivos primordiales el obtener y divulgar información objetiva, el estudio de cómo es afectada la comunidad por las decisiones ambientales que se adoptan y la problemática asociada a la distribución de las cargas y beneficios ambientales. Pero el enfoque de la economía ambiental no se circunscribe a dichos límites: se dedica a otras muchas cosas, entre ellas a influir en el control de la contaminación a partir de argumentos morales; determinar los porcentajes de culpabilidad de los diferentes actores en la problemática de la contaminación; establecer los impactos ambientales de las políticas económicas del Estado y determinar los condicionantes que generan aumentos en la contaminación.
Desde otra manera de expresarlo, la economía ambiental consiste en el estudio de los problemas ambientales desde los parámetros e ideas de la economía, Es decir, a partir de la economía ambiental el cómo y el por qué los actores involucrados en los diferentes procesos toman decisiones sobre los recursos naturales. Finalmente podemos decir que es una rama de la economía con una connotación especial dado que, si bien estudia fenómenos microeconómicos, en su conjunto constituye una disciplina macroeconómica y se dedica exclusivamente al estudio y diagnóstico de las causas y las consecuencias del comportamiento humano desde una perspectiva ambiental.
Desde un campo de acción tan extenso, los enfoques a analizar son muy variados y cubren la totalidad de las cadenas desde la producción de materia prima hasta el pos consumo. Esto nos puede dar una idea de la complejidad y dificultad del tema en cuestión. Veamos algunos aspectos de los que en esta rama de la economía se contemplan:
- El diseño de las políticas ambientales.
- El estudio del comportamiento ambiental de la sociedad.
- El análisis de los incentivos en el comportamiento ambiental.
- Análisis costo-beneficio.
- Análisis costo-eficiencia.
- Análisis del impacto ambiental asociado al crecimiento económico.
Diseño de políticas ambientales
Dado el extenso panorama que conforman los programas y las políticas ambientales desde todos los niveles del gobierno, desde las localidades hasta la nación e inclusive los organismos multilaterales, es natural observar que también hay efectos diversos.
Algunas de esas políticas están muy bien diseñadas y llevan a buenos resultados y otras pueden llevar a resultados contrarios a lo esperado. En este último evento acaban por generar grandes desangres a las finanzas públicas o exceso de cargas impositivas asfixiantes que desmejoran los esfuerzos productivos y sin impactos significativos en la calidad ambiental.
En el mundo entero, pero en Colombia en particular, no se suele dar a las políticas públicas el estudio de los impactos ambientales que se debiera, limitándose a una legislación, que si bien es buena, dista mucho de garantizar los efectos de dichas políticas. Es muy fácil caer en la utopía de que cualquier aspecto ambiental que se incorpore a las políticas públicas, es mejor que no tener nada. Esto es un error monumental pues está demostrado que en muchas ocasiones políticas públicas equivocadas han llevado a daños ambientales que antes no existían.
Finalmente es importante determinar si los esfuerzos económicos asociados a la reducción de la contaminación guardan proporción con las reducciones de la misma en cada caso. Esto también está incluido en los análisis de la economía ambiental.
Estudio de comportamiento
No deja de ser curioso que los seres humanos tengamos comportamientos tan destructivos para con el medio ambiente. El porqué de ello tiene mucho que ver con la solidez ética y moral que al ser débil genera la destrucción de nuestro hábitat, sin tener en cuenta el efecto que estos comportamientos tienen sobre las probabilidades de vida de las futuras generaciones. Indudablemente la solución a este problema está en la adecuada educación que mejore los conceptos éticos y morales de la sociedad con relación al cuidado de nuestro planeta.
Sin embargo, cuando se plantea un “despertar de los comportamientos en lo ambiental” surge una variedad de problemas de carácter social que llegan, incluso, a derivar en conflictos graves que generan, a su vez, más daño que los comportamientos originales. Quizá necesitemos de varias generaciones para lograr estos cambios de comportamiento. Lo grave es que no disponemos de tanto tiempo.
Desde mi punto de vista, estos conceptos carecen de validez pues no se puede decir que el problema del deterioro ambiental está basado en un “subdesarrollo moral”. Creo más bien que los modelos económicos que se están aplicando hacen que los seres humanos nos dediquemos más a hacer nuestra vida que a mantener nuestro hábitat.
Análisis de los incentivos
En general las políticas públicas en materia ambiental se han basado en una especie de obsesión que consiste en que los incentivos son vitales para lograr comportamientos adecuados en materia ambiental. Es así como se generan políticas de incentivos para reciclar, para disminuir emisiones, para mantener los ecosistemas o, en general, para tener cualquier comportamiento que no atente contra nuestro planeta.
Deberíamos impulsar los incentivos de mercado, apalancados en la conciencia ambiental de los ciudadanos. En la medida en que la gente tenga mayor educación, beneficiará en forma natural a las empresas que tengan mecanismos de producción limpia y procesos no contaminantes. Esto me lleva a plantear la teoría consistente en que la inversión en incentivos debería cambiarse por una inversión cuantiosa en educación ambiental y en control ambiental.
Anotaciones finales
Como se habrá notado no he terminado el barrido por los aspectos que trata la economía ambiental. El límite en el espacio no lo permite, pero ya habrá oportunidad de seguir con el análisis exhaustivo punto a punto. Pero sí quisiera dejar planteada la necesidad de desarrollar algunas políticas públicas que apunten a la educación ambiental y al mejoramiento del comportamiento ciudadano en este sentido. También es importante incorporar en todas las decisiones de gobierno, a todos los niveles, los análisis de la economía ambiental. Va siendo hora de preocuparnos en serio por este asunto.
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