Quizá a la mayoría de ustedes si les preguntaran si son ecologistas contestarían responsablemente que sí. Si la pregunta fuera si son conservacionistas, la respuesta mayoritaria también sería sí. Pues bien, es importante comprender que las dos posiciones no solo no son siempre lo mismo, sino que algunas veces son conceptos diferentes.
La razón para que esto ocurra es que estos términos se han popularizado de tal manera que han ido perdiendo su verdadero significado. Es muy probable que quienes responden a las preguntas anteriores no tengan idea real del significado de los términos; la pregunta que merece respuesta es ¿Qué tan comprometidos estamos con el mantenimiento de nuestros ecosistemas y, por lo tanto, con la posibilidad de supervivencia de nuestra especie en el planeta?
¿Qué es ecología? Lo primero para saber si realmente somos ecologistas es conocer el significado de la palabra. Veamos: la etimología de la palabra de origen griego significa literalmente “el conocimiento del hogar”. Es decir, es la ciencia que estudia nuestros ecosistemas con sus seres vivos y el ambiente de los mismos. Esto significa que podríamos definir la ecología como la ciencia que estudia el medio ambiente del planeta. En una especie de error conceptual hemos dado en llamar ecologistas a todas las personas que de alguna manera se preocupan por el ambiente, sin tener en cuenta que deberíamos referirnos con ese nombre a quienes tienen algún conocimiento científico del mismo.
Ser ecologista entonces debería ser entendido como dejar estar a la totalidad de las especies del planeta, no agredirlas, dejarlas en paz, aun cuando ello signifique, de alguna manera, atentar contra nosotros mismos o contra los nuestros.
¿Qué es un conservacionista? Básicamente el término ha sido acuñado por algunos grupos políticos que pretenden montarse en la ola del “ecologismo” y hacer demagogia con el mismo. Si nuestra posición es conservar, es evidente que no queremos permitir los cambios que realiza la naturaleza a través de sus propias dinámicas. Es claro que el conservar los recursos de forma inalterada para el beneficio futuro constituye una visión antropocentrista que pretende evitar los cambios que tiene la dinámica propia de los ecosistemas. De esta manera, es notorio que es poco probable que alguien pueda llegar a ser ecologista y coservacionista simultáneamente.
A diferencia de los ecologistas que son defensores a ultranza del statu quo de “la madre tierra”, los conservacionistas quieren mantenerla tal y como está aún a costa de su propio desarrollo.
Principales diferencias
Como ya intenté explicar el ser ecologista significa preocuparse únicamente por el bienestar de la naturaleza sin tener en cuenta factores diferentes como el bienestar de los humanos o su misma supervivencia. En cambio ser conservacionista significa mantener las cosas tal y como están para poder ser aprovechadas por estas y por futuras generaciones. La gran diferencia consiste, entonces, en la visión naturista o antropocentrista y de, una u otra manera, en la utilidad que para el ser humano se percibe en la defensa de los ecosistemas.
Es común identificar los pensamientos ecologistas con los pensamientos políticos de la izquierda. Nada más alejado de la realidad: las ideologías de izquierda priorizan las masas y, por lo tanto, no tienen empacho en destruir la naturaleza con el fin de beneficiar a estas mismas masas. Igualmente los partidos “verdes”, que terminan alineados con la izquierda y tienen profundas dificultades para penetrar en quienes conocen el tema en profundidad.
Otras consideraciones
Independientemente del nombre con que se conozcan, la mayoría de los seres humanos coincidimos en la teoría y la retórica de la protección ambiental. En lo que no coincidimos es en la aplicación de aquello que predicamos. Casos específicos como el de la Amazonía son icónicos del comportamiento: todo el mundo sabe de la importancia de la biodiversidad que acumula esta parte del planeta, todos hablan de la parte del planeta que acumula más agua de lluvia. Se nombra como “el pulmón del mundo”, a mi modo de ver equivocadamente, pero cada día se destruye más a pesar de las consecuencias que también todos prevemos. Lo que resulta extraño es que esa deforestación suicida, por decir lo menos, no es causada por las grandes multinacionales sino por los desplazados y los desposeídos de tierra que van aumentando poco a poco las fronteras agrícolas ante la mirada cómplice de unas autoridades sin control efectivo sobre el territorio.
Así las cosas, cada habitante del planeta tendrá que decidir qué prima: el ecologismo o la supervivencia humana.
Debemos tener en cuenta que con las tasas de crecimiento poblacional las dos cosas son incompatibles y tarde o temprano acabaremos destruyendo nuestra especie.
Uno de los principales problemas con la ola ecologista es que los modernos ecologistas han desatado una guerra a ultranza, sin un rigor científico de apoyo, contra los transgénicos. El problema radica en que, de eliminarse este sistema de producción agrícola, el planeta no sería suficiente para producir alimentos para los seres humanos. En el fondo se llevaría al absurdo de lograr una mejor vida para la naturaleza a cambio de la muerte por hambruna de buena parte de la humanidad. A pesar de las dificultades propias de la manipulación genética, no existe evidencia alguna de que haya daños colaterales para el entorno, aun cuando se pierdan los métodos tradicionales de cultivo por su baja eficiencia. Suponiendo que sea cierto que con la siembra de transgénicos van a desaparecer algunos pequeños agricultores, debemos tener en cuenta que la mayor producción redundará en beneficio de la protección de bosques y zonas de preservación ambiental, que dejarían de ser sustraídas para dedicarlas a la agricultura.
Finalmente es importante dejar en claro que no se puede ser ecologista y pensar en el bienestar de nuestra especie en el planeta por sobre el bienestar de la naturaleza misma. Tampoco se puede ser conservacionista a ultranza, pensando en utilizar cualquier recurso que no sea renovable. Como todo en la vida, debe haber un justo medio y deberíamos comprender que el asunto no es tener planeta para siempre, el asunto es tenerlo el máximo tiempo posible. Y usted ¿Es ecologista o conservacionista?
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