“Tenemos que pasar del discurso internacional a la praxis local”, dijo el director de Política contra las Drogas del Ministerio de Justicia, Javier Flórez, recordando que el ministro Yesid Reyes pidió en el marco de la Comisión de Estupefacientes de Viena que los países cambien el rumbo frente a la lucha contra esta problemática.
“Colombia tiene la legitimidad de decirle al mundo que lo que estamos haciendo es insuficiente, y en ese sentido tenemos que abrir voces de manera real en las regiones para el diseño de política pública; no basta con la represión o la sustitución de un cultivo ilícito, hay que llegar con la acción integral del Estado”, indicó Flórez durante el II Diálogo sobre Política de Drogas: una perspectiva regional, organizado por el Ministerio de Justicia y del Derecho, las Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito y la Fundación Ideas para la Paz.
En el certamen se trataron las líneas de consumo, producción y criminalidad; las conclusiones serán tenidas en cuenta en el diseño de una nueva política adaptada a la realidad colombiana, en cabeza del Gobierno nacional.
Más de un centenar de líderes de Caquetá, Putumayo, Valle del Cauca, Cauca, Nariño, Amazonas, Huila y Tolima evidenciaron la necesidad de una institucionalidad comprometida y articulada, y de acciones diferenciales para los diferentes eslabones de la cadena, las poblaciones y los tipos de consumo. También se envió un llamado a los organismos de seguridad a cambiar los indicadores de resultados, de manera que no sean los consumidores y los microtraficantes los que definan el éxito de las acciones.
Ricardo Soberón, exzar antidrogas de Perú y actual director del Centro de Investigación de Drogas y Derechos Humanos de ese país, destacó, por su parte, que Colombia eligió el camino de cambiar la política pública e impulsar un cambio mundial. “Llevamos años enfocados en la oferta cuando la demanda debería ser el foco”, indicó, al recordar el aumento del consumo en países como Colombia.
“Cada país tiene diferentes razones, formas y maneras de invocar un cambio (...) y la trampa de la legalización aparece cada vez que se habla de un cambio, lo cual es una pésima interpretación de lo que se quiere hacer”, indicó Soberón.
Expertos también indicaron que el desarrollo rural es la clave para reducir la producción de drogas: “en regiones como Caquetá se está dando por primera vez que los campesinos siembran la coca que luego sus hijos consumen”, indicó un experto. “Más que erradicar el corazón de la coca, muchos campesinos que después de 20 años están cansados quieren erradicar la coca del corazón”, agregó otro de los participantes.
Este encuentro contó con la intervención de Inés Elvira Mejía, miembro de la Comisión Asesora de Drogas; Julián Wilches, subdirector de Articulación Institucional de la Fiscalía; Orlando Scopetta, asesor del Ministerio de Salud, entre otros.