Dos proyectos ‘macondianos’ en Cartagena | El Nuevo Siglo
Sábado, 25 de Julio de 2015

Que el mayor reconocimiento de la literatura universal, el Nobel, haya sido otorgado a un autor cuya obra se inspiró en las anécdotas, creencias y particulares formas de concebir la vida de cierta parte de la Costa, que hacen que más de uno piense hoy que el Macondo de Gabo esté más vigente que nunca y a la vuelta de la esquina, no es en vano.

Y es que no es un secreto que hay situaciones que parecen sacadas de Cien años de soledad, más cuando se trata de algunos asuntos políticos que hacen parte de la agenda pública por estos días en Cartagena, como el Proyecto de Acuerdo promovido por el concejal César Pión, del Partido Social de Unidad Nacional (La U), que prohíbe que las personas se paseen sin camisa o en vestido de baño por los sitios turísticos de la Ciudad Amurallada; o la prohibición del ‘baile plebe’, una manera de bailar la champeta, impulsada por el concejal de Cambio Radical, Antonio Salim. Ambos de gran debate y polémica por sobreponer una aparente percepción particular ante el carácter popular.

Toda esta discusión hace aflorar un interrogante: si en la época de la Colonia era herejía atreverse a bailar cumbia o mapalé, considerados hoy en día joyas de la cultura triétnica que compone el Caribe colombiano, cuyo folclor fue declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, ¿será que dentro de algunos cientos de años más eso que hoy se debate en el Consejo de La Heroica, tildado de vulgar y de mal gusto, alcanzará el reconocimiento de invaluable?

Por ahora, los pronósticos parecen los mismos que por experiencia nos da la historia: olvidados en el cajón. Porque ¿quién, sintiéndose libre en un paraíso turístico, va a usar saco y corbata frente al mar o a bailar tomando distancia en el calor celestino de la Costa?

 

Zonas prohibidas

 

“La gente quiere confundir a Cartagena como el ‘weekend de los gringos’. La gente no puede venir a hacer lo que se le da la gana por el cuento del calor, o de lo Caribe. La Constitución da libertades pero también protege a la niñez. En el centro hay escuelas de niños y son precisamente en esos lugares donde los turistas se pasean descamisados, sin rasurarse, eso es de mal gusto”, alega el promotor de la iniciativa, el concejal Pión, a quien le han llovido los comentarios, a favor y en contra.

La propuesta de Pión va encaminada a crear ‘zonas prohibidas’ en diferentes calles y sitios de alta concurrencia en Cartagena, en lo que las personas no podrán transitar sin camisa. “La gente tiene que respetar la ciudad. Nosotros vamos a Medellín y respetamos, vamos a Bogotá y respetamos. Por eso vamos a manejar ‘zonas Prohibidas’ para andar sin camisa. Estas zonas pueden ser demarcadas mediante avisos o letreros que podrán ubicarse en hoteles, calles, tal y como funcionan los avisos del Tránsito”, argumentó en diálogo con EL NUEVO SIGLO.

De aprobarse este Proyecto de Acuerdo, turistas que sean capturados ‘in fraganti’ sin usar camisa por el Centro Histórico de Cartagena serán sancionados de manera pedagógica en primera instancia, y económica si se vuelven reincidentes.

“La gente no puede confundir libertad con libertinaje, ni puede confundir el derecho al libre andar atentando contra la moralidad y la parte cívica sobre todo con los niños. Mediante una sentencia que los exmagistrados Carlos Gaviria y Fabio Morón presentaron cuando se rotaron los prostíbulos y el trajín de los travestis en la ciudad de Bogotá, me sirvió de soporte jurídico para sostener que en Cartagena no se puede andar sin camisa o en vestido de baño”, agregó el concejal.

 

De bailes eróticos y otros ‘demonios’

 

En la misma Muralla otro ‘proyecto macondiano’ les quita el sueño a los bailadores de champeta de la región: la iniciativa del concejal Salim, de prohibir que los menores de edad bailen de manera sexual, la cual también sancionaría de manera pedagógica a los padres de familia que permitiesen que sus hijos hagan parte de los ‘bailes plebes’.

De esa misma iniciativa se desprendería el veto a algunas canciones, en emisoras locales y bailes típicos, conocidos como picós, cuyo contenido sea considerado ofensivo o violento. 

Pero tal ha sido el revuelo que ha causado este proyecto que será sometido nuevamente a consideración para saber si sigue su curso o no en la comisión, o si queda aplazado para el mes de noviembre.

Lo que dice el autor de la iniciativa es que este tipo de bailes deben simplemente acabarse porque, para su concepto, no es un baile ni es cultura, y acusó a los padres de ser patrocinadores de lo que llamó “erotización temprana”, entre los niños, por dejarlos danzar de esta manera.

Apoyándose en el Código de Infancia y Adolescencia, que dice que están prohibidos los actos sexuales frente a menores de edad, Salim justifica que esta forma de bailar se considera como tal y es perjudicial para el desarrollo de los pequeños.

Según el concejal, “las cifras y estadísticas que arroja el Dadis y Medicina Legal con relación a los embarazos en menores de edad son alarmantes. En el año 2014, cerca de 3.800 menores salieron embarazadas, lo que significa una trampa para la pobreza, pues las niñas que se embarazan a temprana edad se les trunca su desarrollo socioeconómico, pues este tipo de bailes despierta el instinto sexual en los y las adolescentes”.

“No estamos en contra de nuestra cultura caribeña, ni de la champeta, ni de ningún baile típico de nuestra región, sino de la forma como están bailando estos menores, inducidos por personas adultas”, sostuvo.