Por primera vez desde el 12 de diciembre de 2009, el dólar logró romper la barrera de los 2.050 pesos, al cerrar ayer en 2.052,46 pesos y profundizando la devaluación del peso. En lo que va corrido del año, la tasa de cambio ha aumentado 125,63 pesos.
Este hecho que está favoreciendo a los exportadores que están percibiendo más por la colocación de sus productos en el exterior, como sucede con los cafeteros.
Sin embargo, ayer la cotización del grano cayó 3 pesos en el mercado de Nueva York y cerrando en 1,68 dólares cuando el martes había alcanzado 1,71 dólares. En el mercado interno, el bulto de café está a punto de llegar a los 700 mil pesos, con lo que se suspenderán los subsidios por parte del Gobierno.
El precio de la divisa ha llevado a que algunos sectores de la economía se hayan quejado por la devaluación. Sin embargo, este comportamiento no será perjudicial en el crecimiento del Producto Interno Bruto, PIB. Por el contrario, impulsará la demanda de productos y el consumo.
Así lo consideran algunos analistas, quienes consideran que los efectos del aumento en el costo del dólar, no serán perjudiciales en la actividad real.
Un análisis del economista del Bancolombia, Alexander Riveros Saavedra, indica que “una primera ronda de efectos consiste en que las importaciones se afectarían negativamente. Con ello, un importante porcentaje del consumo de los hogares y de la producción industrial que utiliza insumos importados se vería desestimulado. Esto se reflejaría en una desaceleración del crédito comercial y de consumo, lo que se acompañaría con efecto positivo y bajo la inflación, debido a la transmisión de la depreciación sobre los precios de los bienes transables”.
Sin embargo, hacia el mediano plazo, casi un año después de que ocurre la depreciación, la industria se beneficia positivamente de las ganancias en competitividad cambiaria, lo que contribuye a incrementar sus exportaciones. A su vez, esto tiene efectos positivos sobre variables como el empleo, el comercio minorista y el crédito del sistema financiero. En suma, la actividad productiva reacciona positivamente sin generar presiones inflacionarias importantes.
Indica el experto que “vale la pena reiterar que nuestro ejercicio se realizó suponiendo una depreciación temporal del tipo de cambio. Esto se sustenta en que la economía colombiana actualmente goza de un entorno externo y local favorable. En el frente externo, la depreciación ocurre en sintonía con precios internacionales de materias primas, que no se han moderado y que han permitido que los términos de intercambio se mantengan”.
Además, el país se beneficiará del proceso de recuperación económica que están experimentando los principales socios comerciales del país, en particular Estados Unidos y la Unión Europea.
Sumado a lo anterior, se destaca que el déficit en cuenta corriente del país es financiado ampliamente por flujos de inversión extranjera directa, los cuales corresponden a capitales con vocación de largo plazo. Igualmente, la acumulación de reservas internacionales por parte del Banco Central en los últimos años, le permite a la autoridad monetaria contar con una herramienta efectiva para estabilizar el tipo de cambio ante un escenario adverso.