Creado como el encuentro con las raíces folclóricas afrodescendientes se realiza en Bogotá el primer Festival Distrito Afro. Este que tendrá lugar en el barrio de la Candelaria, hoy y mañana desde las 5 de la tarde.
Alrededor del 2% de la población en Bogotá es afrocolombiana. Muchos vienen al centro del país en busca de oportunidades laborales y un mayor progreso económico, dejando así en el olvido, parte de su legado raizal cultural, tal como el caso de la música. Por eso, un grupo de cinco personas, encabezado por integrantes de la Escuela Beso de Negra, quienes tomaron la iniciativa de crear el primer encuentro de ritmos afros de la capital, el Festival Distrito Afro.
En conversación con una de las organizadoras del evento, Ivonne Orjuela, cuenta que la principal motivación para realizar este Festival es el reencuentro entre todos los individuos pertenecientes a la cultura afro de Bogotá, sin importar el lugar exacto de procedencia, ya sea la costa Atlántica o Pacífica. Adicionalmente dice que es una forma de rescatar las tradiciones perdidas por la “occidentalidad”.
Los grupos que se presentarán durante esos dos días, en “La Aldea” del barrio La Candelaria, estarán divididos por fechas. Hoy moverán al público las agrupaciones del Pacífico Raíces del Manglar, Kafrika, Hijos del Pacífico, La puya Loca y Aluvión.
El sábado será el Día del Atlántico y se tomarán el escenario los grupos Kassay, Son de la Provincia, Encuentro de Bullerengue, Urabá conexión y Beso de Negra que contará con el apoyo de Darlina Saenz, José Oviedo, ambos de importante influencia nacional y amplia trayectoria.
Serán dos días cargados de tradición cultural. Los invitados no sólo serán las personas pertenecientes a estas comunidades o hijos de inmigrantes nacidos en la ciudad, sino todos aquellos que quieran impregnarse de la herencia musical milenaria de estas regiones, la cual se ha ido perdiendo a causa de la ola capitalista de los géneros comerciales.
Para rescatar los melodías perdidas que trajeron los antepasados desde hace cientos de años, procedentes del África, el festival tendrá como insignia los cánticos ceremoniales, ambientados por el tono tradicional de la marimba. Estos, declarados como patrimonio inmaterial de la Unesco, tienen como letras algunas historias nativas de su región.
Adicionalmente, ritmos como el currulao y la chirimía del pacífico norte y sur buscarán levantar de las sillas a más de uno, para que de esa forma haya un acercamiento hacia algunas expresiones desconocidas de esa parte del país, en especial por parte del público joven nacido en la capital.
Dentro de la misma oferta cultural, las fusiones explosivas de la champeta y el bullerengue originarias del Atlántico, serán un punto de innovación, dado que algunos grupos presentarán repertorios que incluyen una influencia más moderna, como el hip hop.