La crisis del sistema carcelario en Colombia parece una historia de nunca acabar. Las reacciones tras la tragedia del martes en la madrugada en la prisión La Modelo de Barranquilla, en donde murieron 10 reclusos y más de 30 resultaron heridos, pone de presente que no hay una solución única e integral que pueda neutralizar la bomba de tiempo en que se están convirtiendo los centros penitenciarios.
Ayer el Defensor del Pueblo, Jorge Armando Otálora, insistió en la declaratoria de emergencia social para enfrentar el hacinamiento carcelario.
Dijo el alto funcionario que el sobrecupo en los penales alcanza el 58,3%, porcentaje sin precedentes en la historia reciente del país y en algunas cárceles llega hasta niveles del 400%.
“El Estado debe devolverle la dignidad a la población reclusa, que si bien es cierto tiene que pagar por sus errores lo debe hacer en condiciones dignas”, destacó.
Recordó que todos los días los funcionarios de la Defensoría en todo el país atienden las quejas de los reclusos por cuenta del hacinamiento, de las deficiencias en los servicios de salud, la mala calidad de los alimentos o maltrato, entre otros problemas.
A juicio del Defensor del Pueblo, lo ocurrido en Barranquilla es una muestra más de la más grave crisis humanitaria que enfrenta el sistema penitenciario y carcelario colombiano.
Entre tanto, el ministro de Justicia, Alfonso Gómez Méndez, aseguró ayer que muchos de los hechos ocurridos en los últimos días en los centros de reclusión son “inexplicables” e hizo un llamado a revisar controles y vigilancia con el fin de evitar situaciones como las que hoy “estamos lamentando”.
“… Hay muchas cosas que para mí como Ministro de Justicia son inexplicables, por ejemplo, que dentro de los establecimientos se pueda estar dando posesión de armas o de estupefacientes. Señores directores: esto no nos puede volver a pasar”, aseveró el Ministro, tras una reunión con directores de los establecimientos carcelarios del país.
En referencia a lo que pasó en Barranquilla dijo que “tenemos que tomar las lecciones de esta dramática experiencia, lecciones sobre control, sobre vigilancia, sobre el tratamiento humanitario que se le debe dar a los detenidos”.