La red de ciclorrutas en Bogotá es la más grande en el país. Sin embargo, siempre ha sido blanco de discusiones sobre su extensión, el nivel de utilidad y cómo ampliar su conectividad. Esta semana, por ejemplo, en el Concejo Distrital se presentó un debate al respecto en el que se escucharon distintas ópticas.
Por ejemplo, el concejal Venus Alberto Silva, del Polo, indicó que pese a la construcción de infraestructura en materia de ciclorrutas por el exalcalde Enrique Peñalosa, esta estrategia no se proyectó a futuro, no se ofreció una sensibilización ni un seguimiento pedagógico a los usuarios de este servicio, como tampoco se tuvo en cuenta a los estratos uno, dos y tres, que deberían ser los más beneficiados con esta modalidad de transporte.
Silva dijo que las ciclorrutas están lejos de ser un espacio para el deporte, la diversión, la tranquilidad y la movilidad ciudadana. “Encontramos ciclorrutas como la Av. Ciudad de Cali y la calle 86, en Bosa, incompletas, sin infraestructura, sin señalización, sin terminar los tramos”.
Advirtió que ciclorrutas como la del Porvenir, la cual conecta localidades como Bosa, Kennedy y Fontibón, se convirtió en foco de inseguridad e incertidumbre y es utilizada para el tráfico de estupefacientes por la delincuencia.
De otro lado, el concejal Álvaro José Argote, indicó que entendida hoy la bicicleta como un instrumento alternativo de la movilidad y una herramienta para la salud física y mental de las personas, hay que ser más consecuentes con ese discurso, pues en los últimos Planes de Desarrollo se hace reconocimiento al uso de la bicicleta pero falta ejecución de la política pública, por lo cual en el caso concreto de Bogotá en lo que queda de gobierno hay que entregarle a la ciudad por lo menos 100 kilómetros más de ciclorrutas y volver realidad esos discursos.
Recalcó en la importancia de mantener, vigilar y no permitir la invasión de las ciclorrutas.
Insistió en crear estímulos para el uso de la bicicleta y las garantías necesarias de parqueo público, origen y destino, para los usuarios. Para tal fin propuso que se incentive a los escolares, a los diferentes sectores del Distrito y demás usuarios cotidianos al uso de este medio de transporte. Finalmente, urgió articular la cartografía física y la cartografía social la ciudad, pues la mayoría de usuarios de las ciclorrutas se encuentran en los estratos 2 y 3 y, por consiguiente, alrededor de esta población se deben construir los siguientes kilómetros, además de avanzar poco a poco en el uso de la bicicleta pública como se hace en grandes ciudades del mundo.