Distensión a cuenta gotas | El Nuevo Siglo
Domingo, 20 de Marzo de 2016
Por Pablo Uribe Ruan
Periodista de EL NUEVO SIGLO
 
La visita de Barack Obama a Cuba será tan inédita como cuando Calvin Coolidge, presidente de Estados Unidos (1923-1929), zarpó rumbo a la isla en un buque de guerra para asistir la VI Conferencia Panamericana. Ese día, que parecía uno más dentro de su agenda bilateral, se convirtió en el último momento en que un mandatario estadounidense pisó territorio cubano. Al poco tiempo, Coolidge murió (1933) y unas décadas después las relaciones entre ambas naciones se rompieron: Fidel Castro llegó al poder. 
Desde entonces, Cuba y Estados Unidos no conocieron la palabra “amistad”.  
Pasó más de medio siglo entre disuasiones y amenazas, que tuvo su punto más álgido durante  la “crisis de los misiles” en 1962, episodio protagonizado por norteamericanos y soviéticos que llevaron la Guerra Fría a la isla. 
 
Luego de décadas sin ningún acercamiento, salvo para reaccionar sobre los balseros que se aventuraban a cruzar el mar Atlántico en búsqueda de las costas de la Florida, los países retomaron el diálogo. Tras tomar posesión, Barack Obama  manifestó que le parecía inconveniente y anacrónica la posición de su país frente a  Cuba, anunciando mejoras en las relaciones  con la isla y el cierre de Guantánamo, reto que, pese a su declaración del pasado 23 de febrero, no se ha hecho realidad.  
 
Inédita visita
 
El hechizo se rompió. Luego de 88 años sin la presencia de un presidente de Estados Unidos en Cuba, Obama aterrizará hoy en su Air Force One en el aeropuerto José Martí, donde será recibido por Raúl Castro, 15 meses después del comienzo del deshielo entre los dos países. 
 
La Habana recibirá al mandatario con las calles acicaladas. La arena que acompaña habitualmente el malecón fue removida y las fachadas coloniales y republicanas de las casas se restauraron, en parte, por la visita, aunque venían siendo arregladas por los artesanos en cumplimiento de las directrices de la Unesco que le concedieron a la ciudad el rótulo de Patrimonio Cultural. 
 
Obama visitará el casco de la ciudad vieja, se dirigirá a los cubanos en un discurso que será trasmitido por la televisión pública y sostendrá encuentros con representantes de la pequeña empresa privada y algunos disidentes, quienes en anteriores visitas de líderes mundiales como Hollande o el Papa Francisco, habían manifestado su molestia porque no se habían pronunciado sobre la violación de los derechos humanos en la isla. 
 
También, como símbolo de unión y convivencia, asistirá al Estadio Latinoamericano, donde presenciará un partido de béisbol entre la selección cubana y los Rays de Tampa, equipo de las Grandes Ligas norteamericanas. Desde 1999 no se enfrentaban representantes los dos países, pese a contar con los mejores “peloteros” del planeta. Pero ahora, en medio de relaciones amistosas, el béisbol juega de agente diplomático para reconciliar y catalizar los conflictos por medio del deporte, como el rugby en Sur África.  
 
Obama llega a La Habana lleno promesas por cumplir, uno que otro acuerdo y la carga del bloque económico impuesto por su país, en 1960, que ha mantenido por más de seis décadas aislada a la isla del comercio internacional. 
 
El cubano de a pie y los medios oficiales ponen sus ojos en el embargo. A pesar de los acuerdos celebrados en materia marítima y turística, consideran que el centro de discusión debe ser el bloqueo económico. Sin su levantamiento, los cambios que se pueden percibir son menores, teniendo en cuenta además la crisis en Venezuela o China. 
 
La ley Helms Burton, más conocida como el bloqueo, sanciona a empresas de terceros países que negocien con Cuba, impidiendo toda posibilidad de ingresar al mercado internacional. La Ley Torricelli, a su vez, le impide a los nacionales norteamericanos mantener cualquier contacto comercial con la isla. 
 
Los republicanos, sin embargo, hacen uso de su mayoría en el Congreso de Estados Unidos, aduciendo que no levantarán el bloqueo, pese a las intenciones de Obama por sellar su fecha de vencimiento. Aferrados a su posición no reconocen los reclamos de la comunidad internacional, que en 24 ocasiones se ha pronunciado en la Asamblea General de las Naciones Unidas para que se ponga fin al embargo.  
 
El periódico Granma, diario de oficial del Gobierno, dijo en un editorial la semana pasada, que: “Para normalizar las relaciones con los Estados Unidos será determinante que se levante el bloqueo económico, comercial y financiero, que provoca privaciones al pueblo cubano y es el principal obstáculo para el desarrollo de la economía de nuestro país”, sentando la posición del régimen castrista sobre las aparentes nuevas relaciones. 
 
¿De qué se tratan los acuerdos?
 
Obama  llegará a Cuba con un paquete de medidas que incluyen nuevas disposiciones sobre viajes y flexibilización del uso del dólar en la isla. El régimen, por su parte, reconoció que necesita 2.500 millones de dólares anuales de inversión extranjera para lograr el crecimiento de su economía, petición que quedó materializada en la ley de inversión extranjera aprobada en 2014. 
 
Cuba, que lleva más de 60 años fuera del comercio internacional, hoy en día tiene una infraestructura precaria a nivel de carreteras, viviendas e, incluso, instituciones estatales, lo que obliga al régimen a invertir en ese rubro, teniendo en cuenta la llegada masiva de nuevos capitales tras  la apertura del régimen desde que llegó Raúl Castro.
 
Ante el persistente bloqueo  y una economía dependiente de terceros, es probable que Cuba desarrolle dos sistemas paralelos de inversión para financiar obras públicas y hotelería, entre otros. Maria Mondeja, experta en la Ley 118 de inversión extranjera cubana del International Consulting Group, estima que serán dos modelos diferentes: 1) destinado a la inversión extranjera; 2) para las empresas nacionales, sean microempresas o estatales.
 
Si bien, desde la promulgación de la Ley para la Inversión Extranjera, 1995, Cuba cuenta con un sistema similar, es posible según Mondeja que se flexibilice más por la anexión de una Zona Especial de Desarrollo y la Cartera de Oportunidades de Inversión -que define los sectores y proyectos de interés para la isla- para impulsar la inversión del capital extranjero. 
 
Una de las mayores fuentes de ingresos del país es el turismo. Más de 3 millones y medio  de turistas visitaron la isla en 2015, de acuerdo con La Organización Caribeña del Turismo, ocupando el segundo lugar de países visitados en el Caribe después de República Dominicana. Los canadienses fueron los que más la eligieron como destino (505.000 personas)
 
Los estadounidenses, sin embargo, cada vez más escogen la isla para ir de vacaciones. Según el secretario de transporte de EE.UU, Anthony Fox, los viajes de nacionales aumentaron  un 54% desde el 14 de febrero. Después de la trascendental visita de Obama se espera que esa cifra crezca exponencialmente. 
 
Otro eje fundamental son las nuevas políticas frente al dólar. El jueves pasado las autoridades de la isla anunciaron que se levantará el gravamen del 10% del dólar estadounidense,  medida que pueden beneficiar a muchas familias que reciben remesas provenientes de Norteamérica. Se autorizó, así mismo, el uso del dólar en transacciones internacionales. 
 
Cuba, sin embargo, se mantiene crítica a esta última medida. Dice que si bien es una muestra de voluntad política del gobierno Obama, no deja de ser cierto que las relaciones bancarias entre ambos países siguen bloqueadas. Concluye que las regulaciones norteamericanas impiden que los bancos cubanos tengan cuentas en ese país, viéndose en la necesidad de seguir efectuando operaciones financieras a través de terceros. 
 
Cambios a la vista
 
Es posible que el séptimo Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC),  que tendrá lugar el 16  de abril, sea tan parecido al momento cuando Mijaíl Gorbachov, en 1985, anunció la apertura del modelo soviético con dos medidas de corte económico : la perestroika y la glasnot. Guardando las proporciones, quizá Cuba dé nuevos pasos hacia un modelo de socialismo más abierto y sostenible. 
 
¿Qué dirá Raúl Castro en ese evento? Es algo tan secreto como esa tarde cuando Gorbachov preparaba su nuevo plan para dirigirse a los miembros del Partido Comunista. Durante ese día, no sólo posiblemente se anunciarán nuevos cambios económicos, sino que también será el último encuentro de Raúl Castro con el  Partido Comunista, quien dejará el poder en 2018. 
 
Las mismas autoridades cubanas han reconocido que en los últimos cinco años se han implementado tan sólo el 21 por ciento de las reformas aprobadas, abriendo la posibilidad de un cambio de fondo a nivel económico. 
 
La economía cubana afrontará en los próximos meses un cambio inminente. Diez días antes de la visita de Obama, la Unión Europea, tras dos años de negociaciones, firmó un acuerdo de diálogo político y cooperación económico con la isla. Este incluye diversificar los nexos comerciales y mantener el equilibrio en las relaciones internacionales. 
 
¿Cubra abrirá su economía en 2016? Lo más probable es que sí. Un cambio de fondo, sin embargo, se presentará siempre y cuando se levante el embargo económico con la isla. Con bloqueo, Raúl Castro caerá en la misma retórica de los últimos 60 años. Sin bloqueo, probablemente tome un tono más conciliador y quizá abra el régimen en materia económica (y de pronto hasta política). Por ahora llegó Obama, quien pidió que se levante.