Derrotado en 2012 por el socialista François Hollande, el expresidente francés Nicolas Sarkozy es el gran favorito para asumir el sábado la jefatura del partido conservador UMP, con el reto de unificarlo si quiere ver realizada su ambición de reconquistar el poder.
El objetivo de ganar la elección presidencial en 2017 no plantea dudas. "Fue lo que motivó su regreso precipitado. Quiere la revancha", afirma el politólogo Pascal Perrineau, del Instituto de Estudis Políticos de París.
Pero el camino de Sarkozy está sembrado de escollos y su principal reto será unificar un partido dividido sobre la línea política, sin programa claro y escenario de una guerra de jefes con vistas a la primaria, prevista en 2016. Además, los casos judiciales que lo conciernen son otras tantas amenazas para él.
"Mi primer desafío será reunir a mi familia" política, reconoció el ex presidente (2007-2012) en el diario Le Figaro.
Los militantes de la UMP (Unión por un Movimiento Popular) votarán el sábado para elegir a su jefe, y nadie duda que Sarkozy ganará esta elección frente a sus dos adversarios por el puesto, el exministro Bruno Le Maire y el diputado Hervé Mariton.
Pero después su tarea será mucho más ardua: el combate de jefes por la primaria, en la que se augura un duelo con su gran rival, el ex primer ministro Alain Juppé.
Todos los analistas coinciden en la importancia de esa primaria de la derecha. "El que gane la primaria será casi seguramente el próximo presidente" de Francia, afirma Dominique Reynié, de la Fundación por la Innovación Política, un centro de reflexión próximo de la UMP.
La impopularidad del actual gobierno socialista hace planear sobre la izquierda francesa la amenaza de eliminación ya en la primera vuelta de la presidencial en beneficio de la líder del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen.
Puesta en marcha en agosto por la candidatura de Alain Juppé, que los sondeos designan como el político más popular del país y el mejor candidato de la derecha para la presidencial de 2017, la batalla por la primaria se transformó poco a poco en guerra abierta.
En un mitin de Sarkozy organizado el sábado pasado en Burdeos (suroeste), ciudad de la que Juppé es alcalde, éste fue abucheado por los partidarios del expresidente, opuestos a sus planteamientos moderados, que contrastan con la línea muy derechista del expresidente.
"Yo no me dejo impresionar por la muchedumbre", comentó Juppé, aludiendo a hecho de que una semana antes Sarkozy cedió a la presión de los militantes más hostiles a la ley sobre el matrimonio homosexual, adoptada en Francia el año pasado, y sorpresivamente prometió abrogarla.
Todo ello ilustra la división de la UMP entre los partidarios de una alianza con el centro y los que apuestan por un discurso próximo del de la extrema derecha, cuyas tesis seducen a su base más radical.
- 'Por o contra la 'lepenización' -
"En el ámbito económico y social, no hay diferencias entre Nicolas Sarkozy y Alain Juppé. Las fracturas existen sobre la inmigración, la familia, la seguridad, las costumbres. La línea de fractura de la derecha es por o contra la 'lepenización'", sostiene el politólogo Thomas Guénolé, aludiendo al apellido de Marine Le Pen.
En el enfrentamiento entre los dos políticos, la configuración de la elección primaria será esencial. Los sarkozistas son reticentes a una "primaria abierta" que no se limite a los militantes de la UMP, lo que exige Juppé.
"Nicolas Sarkozy será difícilmente vencido en una votación de los adherentes, pero puede serlo en una primaria abierta", señala Guénolé. "Cuanto más amplio sea el corpus electoral, más posibilidades tendrá Juppé", coincide Jean-Daniel Lévy, del instituto Harris Interactive.
Una vez elegido al frente del partido, Sarkozy se lanzará asimismo en un combate contra el actual presidente François Hollande.
Los dos lo desean, ya que ambos consideran que el otro es un adversario movilizador en sus respectivos campos. "¿Por qué Sarkozy obsesiona a Hollande y viceversa?", tituló esta semana la revista L'Express.
Pascal Perrineau matiza: "Nicolas Sarkozy busca su revancha con François Hollande, pero la cuestión que se plantea actualmente es si habrá un candidato de izquierda en la segunda vuelta en 2017".