Draconianas medidas de seguridad serán impuestas a los miles de estadounidenses que asistan el lunes al National Mall de Washington a la investidura del presidente Barack Obama, en medio del temor de las fuerzas de seguridad al "lobo solitario" que puede aparecer entre la multitud sin despertar sospechas.
Según las estimaciones, participará menos gente que en 2009, pero se espera que entre 500.000 y 800.000 personas se dirijan a la inmensa explanada que se extiende ante el Congreso, frente a los 1,8 millones de espectadores que aplaudieron a Obama exactamente cuatro años atrás, cuando se convirtió en el primer presidente negro de Estados Unidos.
De todas maneras, el dispositivo de seguridad será igual de escrupuloso.
Miles de policías -la cifra no fue divulgada- controlarán todas las esquinas de las calles, y el cielo de la capital federal será fuertemente vigilado, así como el río Potomac, que atraviesa la ciudad. También habrá equipos de agentes con caballos y perros que recorrerán Washington en busca de explosivos.
Más de 13.000 soldados participarán en el desfile, el cordón de seguridad, la escolta del presidente Obama y el control del Capitolio, la sede del Congreso donde el presidente jurará su segundo mandato.
Habrá cámaras por todas partes, estarán cerradas numerosas calles alrededor del Mall y los espectadores deberán pasar por detectores. También habrá francotiradores apostados en los techos de los principales edificios de la zona, preparados para actuar si es necesario.
"Estamos listos", aseguró Shennel Antrobus, encargado de comunicación de la Policía del Capitolio, subrayando que se prepararon "durante meses para adaptarse a todo tipo de problemas que puedan surgir".
"El lobo solitario que sale de la pantalla de nuestro radar"
"La mayor amenaza, aquella que te mantiene despierto, es la del lobo solitario que sale de la pantalla de nuestro radar", explicó a la AFP Michael Clancy, director adjunto del FBI encargado de antiterrorismo. "El sociópata, los Timothy McVeigh del mundo", dijo en referencia al autor del atentado que tuvo lugar en Oklahoma City en 1995, que dejó un saldo de 168 muertos y 680 heridos.
"Cualquier lobo solitario es una amenaza inmensa", agregó por su parte Stephen Somers, director de una de las empresas privadas que participan en el dispositivo de seguridad. "Es muy difícil arrestar a los terroristas solitarios, todo el mundo debería estar al máximo de su capacidad ese día", agregó.
"Sería una locura intentar cualquier cosa ese día por el número de policías en la zona, pero hay preocupaciones", dijo el vicepresidente de lliedBarton Security Services, cuyos hombres serán asignados al Banco Mundial y el FMI.
No es de extrañar entonces que los responsables de la seguridad mantengan en extrema reserva los detalles del dispositivo.
En algún lugar en las afueras de Washington, que no será revelado, un centro de mando seguirá "en tiempo real" la situación en el terreno.
El FBI, la Policía de Washington, la del Capitolio y la de los parques nacionales, la Guardia Nacional, la Armada, cada una de las 42 agencias que participan en el dispositivo, supervisadas por el Servicio Secreto, tendrán un representante en esta fortaleza, punto de convergencia de 94 cuarteles generales de la ciudad.
"Realmente nos da la capacidad de supervisar y coordinar la seguridad desde un punto central", dijo Brian Leary, portavoz del Servicio Secreto, encargado de la protección de las personalidades presentes.
"Lo que queremos, por encima de todo, es que cada uno saque provecho del proceso democrático y de este día histórico", dijo Antrobus.
Por otra parte, el encargado de comunicación prometió mejor "fluidez" que en 2009 y dijo que aprendieron la lección de la toma de posesión anterior, cuando los espectadores quedaron varados durante horas en medio de un frío polar.
Indice de confianza
Aunque la mayoría sigue escética sobre su gestión de la economía, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, cuenta con un índice de confianza del 51%, según reveló la encuesta de New York Times-CBS publicada ayer.
Dos meses después de su reelección, tras superar una campaña durante la cual fue duramente criticado por su plan económico, Obama sigue sin convencer a los estadounidenses en este punto: 49% desaprueba su gestión económica, mientras que el 46% la respalda.
Un 47% de los estadounidenses desaprueba su gestión de los asuntos fiscales, mientras que un 45% la respalda, según la misma encuesta, luego del acuerdo de último minuto para evitar el "precipicio fiscal" logrado a finales de diciembre, que subió la carga impositiva a las rentas más altas.
En tanto, un 54% de los interrogados desaprueba la forma en que Obama enfocó el problema del déficit. Está mejor situado por su manejo de la seguridad nacional: un 49% de los estadounidenses está satisfecho con su gestión y un 36% no.