La Policía Nacional dispuso de un paquete de recompensas de hasta un millón de pesos para las personas que con su información permitan la identificación y captura de los irresponsables que hacen disparos al aire, de igual forma, para quienes permitan capturar a las personas que porten de manera ilegal armas de fuego.

Si bien es cierto que el número de personas lesionadas por balas perdidas ha disminuido – 29 % en comparación con el año inmediatamente anterior (362 en 2012 vs 258 en 2013), resulta muy preocupante que este tipo de prácticas aún se presenten en la totalidad del territorio nacional.

Los análisis criminológicos permiten determinar que la reducción en el número de lesionados por balas perdidas se debe en mayor medida a la incautación de armas de fuego ilegales, para el 2013, la cifra de incautaciones asciende a 26.733, por tal motivo, se hace necesario seguir arrebatando de las manos criminales este tipo de elementos bélicos.

Un proyectil, dependiendo del calibre del arma, sale disparado a una velocidad que oscila entre 200 y 1000 metros por segundo, lo cual implica una velocidad teórica de caída que varía entre 60 y 200 metros por segundo. Los estudios clínicos demuestra que un cráneo puede ser perforado por un proyectil que viaje a 50 metros por segundo, lo cual indica que toda bala pérdida es potencialmente mortal.

Es necesario recordar que la Ley de Seguridad Ciudadana tipificó como delito la acción de efectuar disparos al aire, “Quien dispare armas de fuego sin que obre la necesidad de defender un derecho propio o ajeno contra injusta agresión actual o inminente e inevitable de otra manera, incurrirá en prisión de uno a cinco años, así como la ancelación del permiso y la imposibilidad por 20 años de obtener dicha autorización”.