El anuncio de disidencia del frente 1 de las Farc, llamado “Armando Ríos”, en torno a que no se desmovilizará pese a la firma del acuerdo de paz con el gobierno Santos, generó ayer una cascada de reacciones sobre las implicaciones de esta ‘rebelión’ y qué harán las partes para evitar no solo que esa facción insurgente acate el fin de la guerra, sino que otras no tomen el mismo camino.
Como se sabe, el miércoles se conoció un comunicado del frente 1, que opera en el Guaviare, Vaupés y Guanía, fechado el 10 de junio, en el que la comandancia de esa facción dice que tras una "asamblea general" se decidió que ese frente "no se desmovilizará", bajo el argumento de que "la política del Estado colombiano y sus aliados sólo buscan el desarme y la desmovilización de las guerrillas" y "no están pensando en la solución de los problemas sociales y económicos del país".
Rumores en varias regiones del país permiten inferir, a su vez, que lo mismo está pasando en algunos otros frentes. Inclusive en “asambleas” de este tipo guerrilleros de las Farc habrían optado, unos por los “viejitos” (en referencia al grupo que está en La Habana), y otros por mantenerse en la subversión y el narcotráfico.
En todo caso, prácticamente en todos los frentes se han hecho este tipo de avances. Las autoridades regionales han sostenido inclusive que a los que han escogido la desmovilización, también se les ha permitido recurrir a la extorsión y gramaje de última hora con el objeto de conseguir ahorros para la vida civil.
De allí, precisamente, que sea fundamental la última Conferencia, a llevarse a cabo en los próximos meses entre los máximos jefes de las Farc, el Estado Mayor de la organización y los comandantes de frente. En tanto, sin embargo, fuentes oficiales cercanas al proceso dan hoy por descontado que la organización guerrillera no se desmovilizaría en su integridad.
El miércoles pasado, el presidente Santos había advertido que "es la última oportunidad que tienen para cambiar de vida. Porque de otra forma terminarán, se los aseguro, en una tumba o en una cárcel". Es decir, que continuarán bajo la lupa de las autoridades y los efectivos militares y de policía.
Entretanto, ayer se afirmaba que la delegación negociadora de las Farc en La Habana e incluso el propio Secretariado insurgente, en cabeza de alias ‘Timoleón Jiménez’, ‘Timochenko’, estaba preparando un pronunciamiento frente al caso del frente 1.
No se descartaba, incluso, que la cúpula guerrillera desmintiera la ‘disidencia’ del frente 1, más aún porque ha cumplido con la tregua unilateral declarada por las Farc hace un año. Sin embargo, en algunos sectores de Guaviare y Vaupés los pobladores indican que aún continúa extorsionando y cobrando ‘cuotas’ a los cultivadores de coca, mineros ilegales y narcotraficantes.
En otras partes del país se asegura, de otro lado, que hay sectores de las Farc en tratativas con el Eln y que podrían darse uniones regionales con los disidentes de las Farc.
En la actualidad, en las cifras de la fuerza pública se calcula que las Farc tendrían unos 6.770 hombres-arma, sin contar milicianos, de los cuales se estaría tratando de establecer cuántos harían parte de las disidencias y si ello corresponde a una proporción determinante.
Uno de los mayores temores de los colombianos, de acuerdo con los últimos sondeos, es precisamente que las Farc no se desmovilicen en su totalidad.
También se advertía en La Habana que se aceleraría el envío a Colombia de varios integrantes de la comisión negociadora subversiva con el fin de que pudieran empezar a explicar a profundidad, no sólo al frente 1 sino a todas las estructuras las bases del acuerdo de paz, sus implicaciones, las garantías políticas, jurídicas, económicas y de otra índole que se han pactado. Esa “pedagogía de paz” también incluye explicar y coordinar cómo será la mecánica para el cese el fuego bilateral y definitivo, y el cronograma del desarme que debe llevarse a cabo durante 180 días, a partir del momento en que los guerrilleros se concentren en las 22 zonas veredales de paz y las ocho campamentos ya anunciados el pasado 23 de junio.
Uno de los puntos de las discrepancias internas de las Farc se referiría, precisamente, a que algunos han mostrado su oposición a concentrarse en lo que han llamado “el corralito”.
Un frente de peso
¿Qué tan grave sería que esta facción subversiva no se desmovilice? Según información militar y policial, el frente está integrado por entre 200 y 400 guerrilleros y opera especialmente en el sur Guaviare, Vaupés y Guanía. Pertenece a la estructura del “Bloque Oriental” de las Farc, que comandara el abatido, en 2010, ‘Mono Jojoy’, hoy bajo el mando de alias ‘Mauricio Jaramillo’ o ‘El Médico’, integrante del Secretariado de las Farc, y quien ya hizo parte de la mesa negociadora en La Habana tiempo atrás pero, en la rotación, fue enviado de regreso al país.
Precisamente por tener esa área de operación, el Frente 1 ha reclutado a muchos indígenas de los resguardos en la zona. Es considerado uno de los siete frentes “madres” de las Farc, no sólo por ser de las primeras estructuras base de la organización subversiva, sino porque provee combatientes y logística a otras cuadrillas y compañías más pequeñas. También tiene en sus filas a guerrilleros con amplia experiencia en combate y se calcula que está dividido en por lo menos 7 unidades de choque o de “orden público”.
Su actual comandante es conocido con el alias de ‘Guanever’, quien reemplazó a alias ‘Kokoriko’ tras la muerte del ‘Mono Jojoy’. Paradójicamente el antecesor de estos dos fue alias ‘César’, uno de los cabecillas capturados durante la “Operación Jaque” que, en julio de 2008, permitió el rescate de la excandidata Ingrid Betancourt, tres contratistas estadounidenses y 11 militares y policías más que se encontraban secuestrados por las Farc desde hacía varios años.
Sin embargo, lo más complicado es que es uno de los frentes más involucrado en actividades de narcotráfico y minería ilegal, de allí que sea considerada una de las facciones que maneja más recursos para financiar el ‘Bloque Oriental’.
Esto, por su parte, de una sección subversiva que ha decidido pública su discrepancia. Otras, en cambio, se mantendrían en la insurgencia sin necesidad de hacerlo público y bajo los mismos criterios organizativos expuestos en las diferentes Conferencias de la organización.
¿Es grave?
Para varios analistas, si se llega a confirmar la disidencia del frente 1 de las Farc, ello correspondería a un porcentaje que suele producirse en este tipo de procesos. De hecho, han sido reiterativos en afirmar que en que durante el proceso de desactivación paramilitar, durante el gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe, se verificó este hecho, dando nacimiento a las ‘Bacrim’, cuya fuerza les permitió hace unos meses realizar un paro armado en siete departamentos del país.
No es, sin embargo tan común que ello ocurra como puede comprobarse en Colombia de la desmovilización del M-19, prácticamente integral, o del mismo suceso en África del Sur. De hecho, las desmovilizaciones parciales como sucedió en Colombia con el Epl se han mostrado negativas, hasta el punto de que, en ese caso, no solo se produjo la disidencia de alias “Francisco Caraballo”, sino de alias “Don Berna” o “Megateo”, dado de baja tan solo recientemente tras haberse prácticamente apropiado del área del Cataumbo, después de 25 años, y ahora reemplazado por otro cuadro proveniente del antiguo Epl.
También es claro, como en varias ocasiones lo ha detectado Inteligencia militar, que dado el alto involucramiento de las Farc en el negocio del narcotráfico, la minería ilegal y el contrabando, algunos de los cabecillas y mandos medios de los frentes que manejan millonarias sumas a la semana por este concepto, se hayan acostumbrado a este estilo de vida y ahora no estén dispuestos a desmovilizarse ni ingresar a la vida legal. No son pocos los casos en que mandos de frente y cuadrillas han desertado de las Farc con fuertes sumas de dinero y la cúpula insurgente dio la orden de buscarlos para aplicarles la máxima pena por ‘traición a la causa’. Entre ellos, así mismo, el caso de “Braulio Herrera”, que en su momento compartió curul, por la Unión Patriótica, con “Iván Márquez”, antes de regresar a la clandestinidad.
Reacciones
Lo cierto es que el riesgo de disidencias en la guerrilla prendió las alarmas en todo el país. El ministro para el posconflicto, Rafael Pardo, fue enfático en señalar los guerrilleros del Frente 1 deberían aprovechar la voluntad de paz del Gobierno.
“Los acuerdos de paz no tocan en absolutamente nada a la Fuerza Pública, que sigue siendo la más grande que ha tenido Colombia en toda la historia, y mantiene sus capacidades intactas. Por lo tanto, después de firmados los acuerdos quienes no estén dentro de esos acuerdos van a tener todo el peso de la Fuerza Pública buscándolos y haciendo cumplir las normas”, indicó.
Sin embargo, el procurador general Alejandro Ordóñez, no es tan optimista y advirtió que el volumen de la disidencia sería aún más alto.
Hace 15 días dijo: “Las Farc no se va a desmovilizar integralmente, más del 50% de las Farc no se desmovilizarán, los milicianos, que son más de 7.000, no se van a desmovilizar"
Entre tanto el alcalde del Retorno (Guaviare), Óscar Eduardo Ospina, manifestó que quedó sorprendido cuando le llegó el panfleto de ese frente anunciando que no se desmovilizarían. Sostuvo que el asombro fue grande porque desde finales de 2016 no adelantaban acciones terroristas e incluso un mes atrás entregaron a tres indígenas que iban a someter a un consejo de guerra.
Para algunos, por lo tanto, el anuncio podría ser más bien un caso de “guerra sucia”.
Por último, el senador Roy Barreras, acompañante del equipo negociador gubernamental en Cuba, manifestó “en todos los procesos de paz en el mundo hay disidentes. Afortunadamente casi siempre son minoritarios y terminan siendo sometidos por el Estado”.
“Seguramente después de que tengan esa explicaciones (de los delegados de las Farc que vendrá a Colombia), muchas de esas inconformidades puedan desaparecer. Confío en que las propias Farc van a resolver ese asunto internamente”, añadió Barreras.
Por su parte, el presidente del Centro Democrático, Oscar Iván Zuluaga, dijo que las “Farc no abandonan el negocio del narcotráfico, mientras tanto intentan engañarnos con derroches publicitarios”.
Entretanto, el senador Antonio Navarro, de la Alianza Verde, y quien hizo parte del M- 19, recordó que en esa guerrilla “hicimos una votación secreta tres meses antes de la firma del acuerdo de paz. El 99% votó sí. Hubo una pequeñísima disidencia. Los del 1% formaron un grupito que fue derrotado un par de años después. Algunos terminaron en las Farc”.
En todo caso, el anuncio de disidencias, no previstas en modo alguno por la opinión pública, pese a sus sospechas, comienzan a incidir en la credibilidad del proceso de paz que se suponía tendría una organización altamente jerarquizada y coherente.