"Puedo garantizarle al pueblo estadounidense y al pueblo afgano que seguiremos los hechos adonde quiera que nos conduzcan, y nos aseguraremos que cualquiera que esté implicado asuma su responsabilidad con todo el peso de la ley", indicó Obama desde la Casa Blanca.
El presidente afirmó que pese a la indignación que causó la masacre, perpetrada por un soldado estadounidense en la madrugada del domingo, mantiene la confianza en que Washington cumplirá su misión de retirarse ordenadamente de Afganistán y no desviará su lucha contra Al Qaida.
Obama le transmitió al presidente afgano, Hamid Karzai, que "Estados Unidos se toma esto tan seriamente como si nuestros propios ciudadanos o nuestros propios niños hubieran sido asesinados".
"Tenemos el corazón roto por la pérdida de vidas inocentes. La muerte de civiles inocentes es indignante e inaceptable. No es lo que somos como país y esto no representa a nuestras fuerzas armadas", añadió.
Obama dijo que había ordenado al Pentágono no escatimar esfuerzos en una completa investigación sobre porqué un sargento de la armada estadounidense y veterano de tres estrellas en Irak aparentemente salió de su base y emprendió una matanza en solitario que dejó 16 víctimas, entre ellas mujeres y niños.
La decisión del mandatario de referirse nuevamente a la masacre en un comunicado desde el jardín de rosas de la Casa Blanca, dedicado a cuestiones comerciales, subraya la profunda preocupación que existe por la posibilidad de represalias contra las fuerzas estadounidenses.