por Ephrem RUGIRIRIZA
Los dirigentes de África Oriental reunidos este domingo en Dar es Salam (Tanzania) para abordar la crisis en Burundi pidieron un aplazamiento de al menos un mes y medio de las elecciones previstas el próximo viernes.
"Profundamente preocupada por el actual callejón sin salida en Burundi, la cumbre pide un aplazamiento largo de las elecciones, no menos de mes y medio", indica la declaración final de los dirigentes, que instaron a todos los burundeses "a poner fin a la violencia".
Los países del este de África también pidieron el "desarme urgente de todos los movimientos juveniles armados" y animó "al gobierno burundés a crear todas las condiciones necesarias para el regreso de los refugiados (burundeses) a su país".
La cumbre se llevó a cabo sin su principal protagonista, el presidente burundés Pierre Nkurunziza, que permaneció en su país para "hacer campaña" para las próximas elecciones generales, según su portavoz.
El presidente ruandés, Paul Kagame, una de las figuras claves de la región, tampoco viajó a Tanzania.
Sí estuvieron, sin embargo, el ugandés Yoweri Museveni, el keniano Uhuru Kenyatta, el sudafricano Jacob Zuma y la presidenta de la Comisión de la Unión Africana (UA), Nkosazana Dlamini Zuma.
Los jefes de Estado no se pronunciaron sobre la candidatura de Nkurunziza a un tercer mandato presidencial, aunque ese fuera el detonante de las protestas en el país.
Burundi atraviesa una grave crisis política desde que Nkurunziza anunció su intención de presentarse a las elecciones del 26 de junio, provocando protestas populares en la capital Buyumbura, que siguen adelante a pesar de una dura represión policial.
Los manifestantes consideran que un tercer mandato es anticonstitucional y contrario a los acuerdos de paz de Arusha, que pusieron fin a la guerra civil de Burundi (1993-2006).
Los seguidores del gobierno defienden, por su parte, que la candidatura es legal, ya que Nkurunziza no fue votado para acceder al poder en 2005, sino designado por el Parlamento.
El presidente había acudido a una primera cumbre sobre la crisis en Burundi, el pasado 13 de mayo en Dar es Salam, que se vio perturbada por un intento de golpe de Estado en su país.
Su regreso a Burundi consiguió sofocar las opciones de los golpistas, aunque no ha logrado aplacar las manifestaciones de sus opositores.
- Temor por el futuro -
"Espiral de violencia", "país al borde del abismo", "radicalización": los observadores coinciden en vaticinar un negro futuro para Burundi.
En un mes, los disturbios causaron más de 30 muertos, a menudo víctimas de los disparos de la policía. Asesinatos de opositores, palizas, jóvenes del partido presidencial acusados de formar una milicia, algunos incidentes recuerdan los años anteriores a la guerra civil que asoló el país.
Después de que el bando presidencial calificara la cuestión del tercer mandato de Nkurunziza de "línea roja" innegociable, los dirigentes africanos se conformaron con pedir un aplazamiento de las elecciones.
Pero todos los protagonistas de la crisis, excepto los partidarios del presidente, consideran que no se podrán celebrar los comicios en las condiciones actuales.
Horas antes del final de la cumbre, un diplomático cercano a las negociaciones dijo a la AFP que el objetivo era conseguir el tiempo suficiente "para preparar los comicios, y pedir a Nkurunziza" que deje "trabajar y expresarse libremente a los partidos políticos y a los medios".